Los datos están ahí: la tasa de desempleo juvenil, menores de 25 años, en febrero de 2022 fue del 29,8% según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Si ponemos el foco en la Encuesta de Población Activa (EPA), en el cuarto trimestre de 2021 estaban parados 845.200 jóvenes menores de 30 años. De esa cantidad, 425.000 tenían entre 16 y 24 años. Malos datos que se hacen más patentes en el sector de la construcción.
“Tenemos un problema especialmente grave de desempleo juvenil”, afirmó Pedro Rodríguez Alén, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) en un evento organizado por Cepyme y Randstad.
Un problema que se traduce en una pérdida de 292.000 empleos de jóvenes de menores de 25 años durante los últimos 15 años. Si en 2007, el año previo a la burbuja inmobiliaria, había más de 345.000 jóvenes menores de 25 años en el ‘tajo’, al año siguiente esa cifra descendió hasta los 206.000. Es decir, 139.000 menos.
Un salto al vacío que fue todavía más relevante en 2013 cuando ese número se desinfló por debajo de los 30.000. A partir de entonces fue subiendo ligeramente, situándose en 42.000 jóvenes en 2019 y 2020, y en 53.000, en 2021.
Un dato todavía más desalentador si tenemos en cuenta las necesidades de mano de obra del sector. “El sector necesita 700.000 trabajadores en los próximos años”, indicó Pedro Fernández Alén.
Mea culpa
Que los jóvenes no quieren trabajar en el sector de la construcción se debe a la dureza y a la elevada siniestralidad,. “Los jóvenes no quieren acudir porque es duro el trabajo, con condiciones laborales a la intemperie, y con una siniestralidad importante. Eso es lo que dicen”, indicó Fernández Alén. “También dicen que es para extranjeros”.
Sin embargo, una vez que se introducen en el sector, no lo abandonan. “La visión es negativa desde fuera, pero cuando están dentro, se quedan”, añadió. El presidente de la CNC también mencionó que el salario está un 30% por encima del SMI, “y los viernes por la tarde no se trabaja”.
Entonces, y según Pedro Fernández Alén, “el problema es nuestro. No hemos sabido tender la mano porque ganan dinero y les gusta el trabajo”.
El presidente de la CNC también indicó que hay que ser más atractivos para los jóvenes. Y puso como ejemplo la Fundación Laboral de la Construcción. Allí se dan cursos de todo tipo. Pero no es un panal de rica miel al que quieran acudir los jóvenes. Sobre todo para los que vienen del fracaso escolar.
“Quieren ser pintores, pero que tengan que hacer un curso de 640 horas les echa para atrás. O que quieran ser electricistas, y necesiten 960 horas. Se necesitan cursos más cortos, más fraccionados, itinerarios formativos de 50 a 70 horas para que empiecen a trabajar y luego ir completando su formación poco a poco”, subrayó Fernández Alén.