Fue un ángel caído del cielo cuando FCC (Fomento de Construcciones y Contratas) estaba en el peor de los infiernos. La llegada de Carlos Slim a la constructora que vio la luz en 1900 con el nombre de Fomento de Obras y Construcciones (FOCSA) fue el principio de una resurrección que se antojaba, cuando menos, difícil. Por no decir imposible. Y es que estaba al borde de la quiebra, con una deuda financiera de casi 5.000 millones de euros.
El ingeniero mexicano fue una especie de mesías para FCC. Un salvador al que tanto su presidenta, Esther Alcocer Koplowitz, como su consejero delegado, Pablo Colio, han querido dar las gracias durante la última junta de accionistas. Y es que, como dice el refranero, 'es de bien nacidos ser agradecidos'.
Ambos, al inicio de sus discursos, reconocieron que, sin la gestión del actual accionista de control, otro gallo hubiera cantado en FCC. Gracias a sus inyecciones de capital, la compañía ha pasado de estar al borde del abismo a cosechar 580 millones de beneficio en 2021. Por no hablar de los cuatro años consecutivos dando dividendos después de estar seis sin hacerlo.
Deuda cancelada con Koplowitz
Fue el 15 de diciembre de 2014 cuando Carlos Slim aterrizó en FCC. Entonces, pagó 9,75 euros por acción: 650 millones de euros por el 25,6% de los títulos. Ya en enero de 2016, y por un paquete de acciones del 1,1%, pagó un precio unitario de 6,6 a 6,9 euros. En marzo de ese mismo año, lanzó una opa a 7,6 euros: 738 millones de euros. En una segunda ampliación de capital, a 6 euros, desembolsó otros 241,7 millones de euros.
Grosso modo, Slim compró FCC a una media de 8,4 euros la acción. Un desembolso que superó los 1.800 millones de euros. Aparte quedaban otras participaciones y la deuda de Esther Koplowitz. Fue en 2020 cuando Esther Koplowitz redujo hasta el 4,6% la participación que tenía del 20% en FCC. Y lo hizo para cancelar la deuda que mantenía con el magnate mexicano.
Así, Carlos Slim elevaba desde el 61,12% hasta el 76,6% su porcentaje en la compañía de construcción y servicios. Koplowitz cedió a Slim el 15,4% del capital de FCC para liquidar la deuda de unos 843,4 millones de euros que la empresaria tenía vinculada a su participación en la compañía. Una deuda que había contraído en 2014 con Bankia y BBVA. Su garantía fueron las acciones del grupo.
En 2017, el ingeniero mexicano había 'comprado' ese pasivo por 599 millones de euros. De esa manera, se convertía en acreedor de la empresaria en lugar de los bancos. Al traspasar a Slim 60,54 millones de acciones, la deuda quedaba totalmente cancelada. Eso sí, el mexicano dejaba abierta la puerta a que pudiera recuperar parte de su participación perdida.
Punto de inflexión
No es la primera vez que Carlos Slim recibe loas de la actual presidenta y consejero delegado de FCC. En la junta de accionistas de 2020, y tras un lustro de la llegada del empresario mexicano, tanto Esther Alcocer Koplowitz como Pablo Colio se rindieron a sus pies.
Así, la presidenta no dudó entonces en afirmar que la entrada de Slim había sido "un punto de inflexión" en la compañía. "Gracias a su labor ejecutiva, FCC experimentó un cambio trascendental al reducir de manera muy significativa su deuda".
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Al cierre de 2016, el endeudamiento del grupo se situó en 3.595,8 millones de euros. Es decir, experimentó una reducción del 34,3% respecto al año anterior. En 2017, disminuyó en 11,4 millones, para quedar en 3.579,5 millones. En 2018, la caída fue del 24,8%: 2.691,4 millones.
Un año después, volvió a caer un 13,8%: 3.084,7 millones. En 2020, se achicó un 21,8%: 2.797,8 millones. Y el pasado año aumentó un 12,5%, llegando a los 3.225,7 millones. Por tanto, un aumento de 427,9 millones.
Tanto ha calado que la deuda es un problema, que uno de los accionistas preguntó en la junta de accionistas de este año por tal hecho. Temen una 'vuelta a las andadas' y un adiós al dividendo. Sin embargo, Pablo Colio indicó que fue así a consecuencia de la consolidación global de la deuda de Realia y Jezzine. Pero la compañía, indicó, está cubierta en buena parte ante la variación de tipos con contratos a largo plazo y swaps.
Retornando a la junta de 2020, y sobre Carlos Slim, Pablo Colio resaltó que "gracias a su gestión, FCC es un grupo fortalecido y renovado. El plan desarrollado ha dotado al grupo de una sólida posición financiera, operativa y de estructura".
Remontar el vuelo
Deuda que lastraba los resultados del grupo, agudos problemas para financiarse al cerrar el grifo los bancos, una valoración en bolsa que vacilaba... La llegada de Carlos Slim se tradujo en una política de gastos más austera y en una filosofía encaminada a la calidad y a la rentabilidad de sus proyectos.
Fruto de la misma, la deuda llegó a menguar por encima de los 2.000 millones de euros. A la par, se produjo un descenso de los gastos financieros. Así, se llegó a un beneficio de 580,1 millones de euros en 2021, más del doble que en el ejercicio anterior.
En el camino, una recapitalización de la compañía, la paralización del proceso de venta de activos, la refinanciación de toda la deuda corporativa y la reorganización del grupo. Por ejemplo, se tomó el control de Realia y se excluyó de bolsa a Cementos Portland, filiales que también fueron recapitalizadas y refinanciadas. Sin olvidar varios planes de reducción de plantilla.
Hablando de bolsa, cuando Carlos Slim llegó a FCC, la cotización estaba en 10,7 euros. Lejos de los 18,22 euros de junio de 2014. En diciembre de 2015, tocó suelo: 5,35 euros. Remontó hasta los 13,4 euros en septiembre de 2018. Pero la pandemia la desinfló hasta los 7,17 euros en marzo de 2020. Desde entonces, ha remontado hasta los 10,5 euros. La capitalización en 2014 fue de 3.062 millones de euros. En la actualidad, está en 4.472 millones.
De cara al futuro, mayor presencia internacional y consolidar su capacidad de generación de caja se antojan como elementos básicos. Por eso, el grupo y cada uno de sus negocios "orientan su estrategia en fortalecer su posición competitiva en mercados clave en los que actualmente tiene presencia. Y crecer de manera selectiva en aquellos nuevos mercados que sean atractivos", afirmó Pablo Colio en la junta de accionistas. Eso sí, siempre que estén "alineados con la cultura corporativa y de riesgos de la compañía".