Más allá de la pérdida de 88,8 millones de OHLA en los nueve primeros meses del año (frente al beneficio neto de 57,3 millones de euros del mismo periodo de 2021), hay otro dato que destaca en los resultados de la firma presidida por Luis Amodio.
Se trata de la reducción de su endeudamiento en más de 300 millones durante los dos últimos años. Además, está previsto que, a finales de enero de 2023, anuncie otra amortización parcial de bonos procedente de los cobros aplazados de Old War Office. ¿Importe? Alrededor de 35 millones de euros.
De esta manera, situaría la deuda neta por debajo de los 400 millones de euros. En la actualidad, esa cantidad es de 425 millones. “La constructora se mantiene bajo presión vendedora a pesar de su reducción de deuda”, advierte Darío García, analista de XTB.
Y añade: “A pesar de que el ritmo de reducción de deuda es elevado, ya que utiliza todo su beneficio para amortizar bonos, la gestión histórica de OHLA sigue sin atraer a los inversores. En el más corto plazo será percibido como positivo, pero la duración de ese movimiento será muy breve”.
Una tendencia bajista que comparte Diego Morin, analista de IG. Situación que arrancó hace un año, cuando cotizaba por encima del euro: “Ahora las acciones se mantienen cotizando sobre los 0,50 euros, pero todo dependerá de la situación que realice la demanda (compras). Los fundamentales pueden ir mejorando, aunque el mercado tiene su objetivo en las proyecciones siguientes”. El 24 de octubre llegó a caer hasta los 0,39 euros. A principios de 2018 cotizaba a 5,25 euros.
Desapalancamiento
Con esta recompra parcial de bonos, la firma dirigida por Luis Amodio y José Antonio Fernández Gallar pretende rebajar su ratio de endeudamiento neto sobre el Ebitda por debajo de cuatro veces a finales de este ejercicio. Y bajarlo a 3,5 veces el próximo año.
“En un contexto donde se espera que 2023 esté marcado por una recesión económica, no parece que el desapalancamiento vaya a ayudar sustancialmente. Y teniendo en cuenta que su ratio de endeudamiento se encuentra por encima de la media, no hay ningún aliciente para considerar a OHLA como una opción”, sostiene García.
De cara a final de año, OHLA mantiene sus objetivos: ventas por encima de 3.000 millones de euros, un Ebitda en el entorno de los 110 millones de euros, y una contratación de más de 3.500 millones de euros.
Además, la empresa se muestra confiada en la resolución positiva para ellos de los diferentes conflictos que tiene abiertos. “Los litigios y arbitrajes abiertos tanto con el Estado español como con algunos extranjeros por el impago de contratos públicos muestra la problemática de costes relacionados con estos, que muestran una percepción sobre la constructora vinculada más con ‘problemas’ que con su propio negocio operativo”, argumenta el analista de XTB.
Cualquier resolución a favor de OHLA "tendrá un impacto positivo en la cotización". Pero, en el otro lado de la balanza, "la probabilidad de que todos los frentes abiertos fallen a favor de la constructora es muy baja".
De ahí que Morín ponga el énfasis en que se trata “de un valor volátil”. ¿Dónde está la clave? “En la evolución del negocio, situación importante para la confianza inversora”, remarca.
OHLA tiene un rating B3 con perspectiva positiva, según Moody's. ¿Cabe una mejora de dicho rating a corto plazo? “El progreso que han ido realizando en la reducción de la deuda es positivo, de ahí el cambio de rating de Moody's. No obstante, su negocio de construcción estará a merced de la evolución de la economía”, apunta Morín.
Y García concluye: “Mientras mantenga una calificación de grado especulativo, sus emisiones de bonos atraerán a los fondos de capital que quieran asumir el riesgo que supone la deuda de esta categoría. Atendiendo a este escenario, es poco probable que Moody's en este caso tenga en su lista de tareas revisar al alza su calificación, sobre todo porque todavía quedarían tres escalones para pasar a ‘grado de inversión’".