El sector de la construcción ha arrancado 2023 con una doble cara. Por un lado, el número de constituciones de empresas ha aumentado un 43% en enero. Es decir, se han creado 1.584 empresas. Por otro, ese porcentaje ha sido similar si hablamos de concursos de acreedores: un 41%. En número, 81 firmas se vieron obligadas a iniciar un proceso concursal.
Son datos de Iberinform, elaborados con la estadística del Boletín Oficial del Estado (BOE) que también incluyen el número de disoluciones de constructoras. Así, el sector ha perdido 695 compañías durante el primer mes del año. Se trata de un 15% más que en el mismo periodo de 2021.
En el conjunto del tejido empresarial, el número de insolvencias empresariales se elevó un 20% en enero sobre idéntico mes de 2022. El 24% correspondió a construcción e inmobiliario. En el caso de constituciones de empresas, aumentaron un 20%, también con construcción e inmobiliario en cabeza (22% del total). Y, en disoluciones, crecieron un 14%. Una de cada cuatro se desarrollaron en las actividades relacionadas con el ladrillo.
Moratoria y materias primas
Varias son las causas que definen el comportamiento del sector de la construcción. Para empezar, los datos del mes de enero no vienen sino a confirmar el claro aumento de las insolencias que se viene desarrollando desde que decayó el periodo excepcional de 27 meses de moratoria concursal.
La misma decayó el pasado de junio. Es decir, que los acreedores han recuperado su capacidad legal para solicitar la declaración concursal de un deudor. Por tanto, los empresarios en una situación de insolvencia vuelven a estar obligados a solicitarla.
Más allá de este cambio legal, el entorno geopolítico y económico no ha ayudado y ha impulsado el salto tanto en disoluciones como concursos. La invasión de Ucrania por parte de Rusia no ha venido sino a incrementar determinados problemas que ya venía padeciendo el sector.
Uno de ellos, el incremento del precio de las materias primas. De hecho, de media, el incremento fue de alrededor de un 30% el pasado año. Otros condicionantes fueron el endurecimiento de las condiciones financieras, la recuperación desigual de la actividad, y el aumento de la inflación.
Otro factor que ha influido han sido las licitaciones públicas que cada mes quedan desiertas. El último dato, de octubre de 2021 a septiembre de 2022, hablaba de 1.939. Se trata de algo más de 880 millones de euros que no han ido a parar a las arcas de las constructoras.
A todo ello hay que añadir que el 95% de las obras públicas no están sufriendo revisión de precios. Son datos de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) y que afecta, sobre todo, a las pequeñas y medianas empresas (pymes). Una coctelera que se ha traducido en ralentización, paralización e, incluso, abandono de las obras.
Sigue la tendencia
Todos estos datos confirman la tendencia vivida durante 2022. Durante el pasado año, desaparecieron 4.688 empresas y el número de concursos de acreedores se elevó hasta los 1.318. Se trata de un 14% más y de un 32% más sobre 2021, respectivamente.
Por lo que respecta la creación de empresas, fueron 15.922 las que se desarrollaron el pasado un año (un 16% del total). Además, fue un 20% más que en el año anterior.
En el conjunto de construcción e inmobiliario las cosas no fueron tan bien. Cierto que creó 24.878 nuevas empresas, pero esa cantidad fue un 22% inferior a la de 2021.