La cadena alemana Lidl llegó en 1994 a España. Y desde entonces no ha dejado de crecer a golpe de inversiones y apertura de tiendas. Tanto que ya tiene más de 600 y cerca de 14.000 trabajadores. Pero su crecimiento en nuestro país ha ido unido al descontento de su plantilla, que este 4 de junio ha convocado una huelga después de que no alcanzaran ningún acuerdo el pasado viernes en el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA).
Los motivos del paro son la inexistencia de protocolos de prevención para iniciar la actividad de forma segura en secciones recién abiertas al público como el textil. Aunque la cadena alemana ya se ha defendido hace semanas alegando que vela por la seguridad de sus clientes y trabajadores. Declaraciones en las que se reafirma, según fuentes de la empresa.
La situación entre empresa y sindicatos es tensa, y eso que Lidl llegó a ofrecer en plena pandemia una línea de ayuda financiera por valor de 14 millones de euros. Roto el diálogo entre las partes, los planes de Lidl no cesan a pesar de las protestas laborales. De hecho, nunca lo han hecho.
En 2017, los trabajadores de la compañía -12.500 por aquel entonces- se pusieron en huelga porque Lidl no cumplió con lo pactado en el convenio laboral, que curiosamente firmaron en 2016 (casi dos décadas después de establecerse en España).
Cierto es que, en este caso, consiguió salvar in extremis las Navidades y sofocar la huelga. Aún así sus planes de crecimiento se mantuvieron con o sin paros. Ese mismo año, Lidl invirtió 320 millones de euros en España con la apertura de 30 establecimientos.
Crecimiento en 2020
Un plan muy parecido al de este año con una situación laboral también bastante tensa. Para 2020, la cadena prevé inaugurar al menos una treintena más de establecimientos, la gran mayoría en nuevas ubicaciones. Cerca de 10 de ellas estarán en la Comunidad de Madrid. Lugar estratégico para los planes de desarrollo de la compañía.
Es justo este año cuando ya ha finalizado su plan de reformas y cierre de establecimientos, por lo que el crecimiento a final de año con aperturas netas se notará en la cifra total de supermercados, al igual que las ventas también podrían crecer empujadas por la crisis de Covid-19.
Cabe recordar que a cierre de su ejercicio fiscal (febrero de 2019), Lidl batió su récord. Incrementó un 11,5% sus ventas netas en España en 2018, hasta alcanzar los 4.009 millones de euros, al tiempo que creó 1.000 nuevos empleos y tuvo unas ganancias netas de 171 millones de euros, un incremento del 14%.
A golpe de inversiones
Los datos de Lidl en España reflejan su gran apuesta por el país. Entre 2008 y 2013, la compañía invirtió más de 1.000 millones de euros. A partir de ahí las cifras crecen: 158 millones en 2013; 205 millones en 2014, con 20 aperturas; 262 millones en 2015, con 40 aperturas; 368 millones en 2016, con 39 nuevas tiendas; y 320 millones con la apertura de 30 establecimientos en 2017 (y cifras muy similares en 2018).
Desde 2016, Lidl ha inaugurado cerca de 100 nuevas tiendas en España, algunas en zonas donde no tenía presencia y otras sustituyendo a establecimientos con peor ubicación o que se habían quedado pequeños para albergar la actual oferta de la cadena.
Su imagen en España también ha cambiado. Llegó bajo el eslogan ‘Lidl, mejor precio y calidad’, establecimientos con decoración escasa y una agresiva política de precios. De hecho, apareció en España mucho antes que su rival en Alemania, Aldi. Y actualmente le duplica en número de tiendas.
Más de un cuarto de siglo después la compañía se ha convertido en el cuarto distribuidor de España con una cuota del 5,6% en 2019, según datos de Kantar. De hecho es el que más crece (por delante de Mercadona, incluso) y así queda reflejado si tenemos en cuenta que en 2002 su cuota de mercado era de 1,9%.
Así que con los planes de 2020 en marcha, la compañía se asegura mantener el crecimiento de los últimos años a pesar del descontento de la plantilla.