Agosto da sus primeros pasos con una gran incertidumbre todavía en todos los sectores. El peligro de un nuevo confinamiento y la inestabilidad del sector turístico afecta también a las librerías y editoriales, que se han visto muy afectadas durante los peores meses de la crisis sanitaria. Este lunes el Gobierno ha anunciado que destinará ayudas por importe de 4 millones de euros para ayudar al sector.
Las subvenciones van destinadas a paliar el impacto negativo que el coronavirus ha provocado en el sector del libro. En concreto, los fondos se asignan para la adaptación física de los establecimientos y la prestación del servicio al cliente, en función de las nuevas circunstancias dadas por la crisis sanitaria.
También se espera que sean utilizadas para la renovación tecnológica con el objetivo de potenciar la venta online. Podrán ser beneficiarios de estas ayudas las librerías independientes que tengan como actividad principal la venta de libros y que dispongan de un espacio físico.
Estas ayudas llegan tras unos meses de conversación "fluida" entre las instituciones y el sector del libro, según refieren los representantes de las librerías. Aseguran que durante este periodo las Administraciones públicas han seguido "con mucha preocupación" la situación de estos establecimientos.
Como otros tantos comercios, las librerías se vieron obligadas a cerrar durante dos meses aproximadamente. Ahora han retomado su actividad después de un periodo en el que han intentado sobrevivir con el comercio electrónico.
La venta online no mantiene el negocio
Librerías y editoriales han atravesado unas semanas complejas, en las que han tenido que mantener el trato con los clientes solo a través de las redes sociales. En Madrid, el 80% de las librerías han llevado a cabo un ERTE en sus plantillas, ya que su actividad se ha visto limitada al comercio electrónico.
Aunque la venta online ha crecido, el portavoz de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (GEGAL), Álvaro Manso apunta que este "no supone un porcentaje tan elevado", por lo que aunque el volumen de ventas a través de Internet haya crecido, "las librerías durante ese periodo no han tenido un gran volumen de ventas".
Según los datos aportados por el Gremio de Librerías de Madrid, solo en la capital el 40% de los negocios han tenido que solicitar una forma de financiación para sobrellevar la situación.
A pesar de que este tipo de compras ha crecido, existe una consecuencia derivada de este aumento: el auge de otros portales de venta online que no se dedican en exclusiva a la venta de libros. "Vemos con preocupación el aumento en los beneficios de plataformas como Amazon, porque elimina el factor humano y la prescripción que puede dar un buen librero", señala Jordi Guinart, responsable de Prensa de la editorial Acantilado.
En este sentido, el sector coincide en subrayar la importancia de acudir físicamente a una librería, como afirma Guinart: "El librero es el mejor prescriptor, algo que gigantes tecnológicos, con todos sus recursos, no han sabido replicar".
Un verano atípico
Después de permanecer cerca de dos meses cerrados, las librerías han podido retomar su actividad. Las percepciones de esta vuelta han sido positivas para la gran mayoría, aunque reconocen que se encuentran en un verano muy diferente.
"El regreso ha sido muy interesante. Hay una relación librero-cliente especial y eso se nota ahora. La gente tenía ganas ya de tener ese contacto", explica Álvaro Manso, portavoz de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL).
Las librerías atraviesan un verano sin eventos en los locales y sin Feria del Libro. Normalmente en la época estival las grandes ciudades se vacían, aunque también llegan turistas procedentes de otras partes de la Península o fuera de España.
Esto también tiene un impacto en el sector del libro. La situación ocasionada por el coronavirus invita a pensar que el volumen de las ciudades no va a variar en exceso este verano, por lo que a pesar de no recibir tantos visitantes extranjeros, que también compran en las librerías de España, los habitantes naturales de cada zona.
Por ello, evitan referirse a agosto como "un mes malo", ya que ahora mismo todo permanece en el aire. Pero saben que no va a ser un "buen año, porque es imposible".
Con todo, según las estimaciones del Gremio de Librerías de Madrid, la recuperación total del sector no se estima hasta la primavera de 2021. Mientras tanto, esperan que el apoyo de las Administraciones públicas, que se han mostrado "receptivas" a las propuestas y peticiones durante todo los peores momentos de la pandemia, "logre reducir el hueco que han ocasionado los dos meses del confinamiento", afirma el portavoz de CEGAL.
Las editoriales reajustan catálogos
"En enero salió un libro y todo esto se lo ha comido", señala Antonio Larrad, responsable de la Editoriales Larrad, que se ha visto obligado a modificar los planes de lanzamiento de todo el año. Lanzar un libro en esas condiciones podía suponer perder por completo la inversión, ya que las librerías se veían obligadas a devolverlo a la editorial y estas debían asumir los gastos por los derechos de autor y promociones.
En concreto, Larrad esperaba sacar entre 9 y 10 libros en 2020, pero ahora no aspiran a lanzar más de cuatro nuevos títulos. Un cambio de este estilo supone una alteración en los acuerdos firmados con traductoras, editoriales internacionales, actos de promoción, etc. "Ha habido que hablar con las editoriales que tienen los derechos para poder extender los contratos otro año más", explica Larrad.
Esta editorial inició su andadura el año pasado. No son una compañía grande y, aunque destaca que los clientes están ayudando con sus compras, el ritmo de recuperación es "muy lento".
"Todo se está yendo hacia final de año. Las editoriales van a enfocar sus planes de manera prudente hacia el último trimestre viendo cómo se está desarrollando todo esto", afirma Enrique Pascual, presidente del Gremio de Librerías de Madrid.
Sin embargo, esto no resuelve el problema, ya que también se debe hacer un ajuste en la planificación de 2021, que ya tenía una serie de títulos previstos. Esto les lleva a adoptar una estrategia para retrasar todas las publicaciones, como señala el responsable de Prensa de la editorial Acantilado: "No queríamos de ningún modo solapar los nuevos títulos con los que se quedaron congelados durante el confinamiento".
Librerías y editoriales mantienen su empeño por seguir al pie de los negocios cultivando su relación tanto con sus clientes tradicionales como con nuevos lectores. Pascual se muestra optimista y asegura que "no se va a producir una sensación de escasez de libros".