El campo andaluz asume ya que afronta su peor año desde 1995. Se lo ha confirmado la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que con un espíritu de salvar lo que se pueda ha adelantado la campaña de regadío, a la que le concede una bajísima dotación máxima, que supone apenas un 11,6% de lo que desembalsaría en un año normal.
"No ha habido año peor que éste, salvo el 95", ha reconocido el presidente de la CHG, Joaquín Páez. Un 80% de la cuenca está en estado de emergencia. No llueve desde el 5 de marzo y con las reservas al 25,4% -es decir, un 36% menos que la media- se ha autorizado un desembalse de 385 hectómetros cúbicos. La dotación máxima será de 700 metros cúbicos. En condiciones normales, serían 6.000 metros cúbicos.
La traducción es que los cultivos que más agua consumen verán una reducción de casi 90% en la cantidad máxima que recibirán. Algo que impactará sobre todo en el arroz, cuya siembra en estos momentos no está garantizada. De los campos situados en el Bajo Guadalquivir sale aproximadamente el 40% del arroz de España.
La CHG ha remarcado que lleva cinco años seguidos desembalsando más agua de la que reciben los embalses. Comparado con el año pasado, lo que se ha autorizado a desembalsar en esta campaña se ha reducido un 38%.
Datos malos sin paliativos que implican además que la campaña de regadío se cierre el 30 de septiembre. Los desembalses que suelen preverse para octubre para garantizar los últimos cultivos y los de arboleda no están asegurados tampoco este año. Solo habrá riego extraordinario para salvar olivar y arboleda; herbáceas y arroz están excluidos.
Al arroz se ha destinado una dotación de 1.283 m3 por hectárea que no hará compatible su cultivo por el momento, aunque se ha establecido el compromiso de cambiar la dotación si antes del 15 mayo, fecha de comienzo de la siembra, cambia la situación pluviométrica.
"Es una sentencia de muerte a la renta de los agricultores en 2023", ha apuntado a este periódico el responsable de COAG Andalucía, Eduardo López. A día de hoy no va a plantarse tampoco algodón, aunque nada preocupa más que olivar.
"Nos daremos con un canto en los dientes si no se secan los árboles", ha sostenido. Los agricultores afrontan ahora una incertidumbre económica que, augura COAG, les hará complicado afrontar el cumplimiento de sus deudas con los bancos.
Muchos de ellos tienen ya un fuerte endeudamiento por haber modernizado unos cultivos que ahora se plantean dejar en barbecho. La esperanza está ahora puesta en la Mesa de Sequía de este miércoles y ulteriores medidas que pueda adoptar la Junta de Andalucía.
Todo con un aviso, será necesario algo más que ayudas fiscales para afrontar el año.