La hipótesis de una recuperación económica en forma de W podría tener sentido si se toma como referencia la evolución del consumo eléctrico en España desde el confinamiento por la Covid.
Según datos de REE, durante las peores semanas del estado de alarma (desde el 15 de marzo hasta 15 de abril), la demanda de electricidad descendió casi un 13%, y llegó a desplomarse hasta un 20% ante el endurecimiento del parón de prácticamente toda la actividad industrial y empresarial.
Desde entonces, la electricidad ha ido remontando poco a poco, y en junio ya era un 8,5% inferior al mismo mes del año anterior, después un 3,8% inferior en julio, el primer mes completo desde el levantamiento del estado de alarma y en el mes más vacacional del año, agosto, la diferencia era tan solo del 2%.
Pero esa buena marcha se ha topado con septiembre, que solo en estos 15 primeros días es alrededor de un 5% más baja que en septiembre de 2019, según explican a Invertia fuentes del sector eléctrico.
Termómetro del estado de la economía
La demanda eléctrica es un buen termómetro de la situación de la economía de un país. El coronavirus y la declaración del estado de alarma tuvo su reflejo en unas variaciones muy importantes, asociadas a la reducción productiva y al cambio de hábitos de los españoles, y ahora, pese a que hay cierta recuperación, los nuevos rebrotes y el miedo ante una nueva ola de la Covid está pasando factura a la economía.
"El dato del mes de agosto no es significativo", explican expertos economistas a Invertia, "es un mes típicamente veraniego, donde muchas empresas cierran, la gente se va de vacaciones, las industrias bajan su producción ante una menor demanda de sus productos, etc. Lo que hay que observar es que llega septiembre, y la actividad económica no marcha al mismo ritmo que el año pasado, y el consumo eléctrico está casi al mismo nivel que en julio".
Sin embargo, la desaceleración económica no solo es producto de la pandemia en España. 2019 concluyó con una importante caída y muy alejado del comportamiento del PIB del país por el frenazo de algunos de los sectores de mayor consumo, como la gran industria.
Más actividad industrial, pero insuficiente
La pandemia ha puesto la guinda a un año de desaceleración de la producción industrial que ya arrastraba del año anterior.
El mes de abril, según datos de consumo industrial de REE, en pleno confinamiento, el descenso, calificado de "histórico", fue del 24,3% con relación al mismo mes de 2019.
En el caso de las industrias calorintensivas que emplean la cogeneración (producen el 20% del PIB industrial), están registrando una intensa recuperación de la actividad en los últimos meses, según datos de la patronal del sector ACOGEN.
Durante los meses de marzo y abril la producción llegó a caer a niveles del -30% frente a los niveles del año pasado, pero apenas en cuatro meses los niveles de producción se han recuperado en promedio a cotas del 90%.
Por ejemplo en mayo, junio, julio y agosto la producción fue respectivamente un -18,3%, -10,1%, -6,6% y -5,9% inferior a los mismos meses del año anterior lo que muestra una fuerte e intensa tendencia de reactivación que ha llevado a una producción acumulada de 2020 respecto a 2019 del -12,5% a cierre de agosto.
Eso es un nivel de producción acumulado en 2020 del 87,5% de los producido en 2019, a pesar a la incertidumbre de los mercados energéticos y del marco regulatorio.
No está pasando lo mismo en la gran industria electrointensiva, como por ejemplo, la siderurgia, muy vinculada a la industria del automóvil, tal y como nos confirman fuentes de la patronal AEGE (Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía), aunque hay cierto movimiento.
La respuesta también hay que buscarla en el sector servicios, especialmente al turismo. Los últimos datos de Canarias así lo confirman. Con la falta de visitantes, la demanda eléctrica ha caído un 8% en las Islas en agosto y un 10% en lo que va de año.