La Comisión Europea ha desvelado su estrategia para acelerar la reducción de emisiones de metano en el bloque y atajar así el segundo gas que más contribuye al calentamiento climático, sólo superado por el dióxido de carbono (CO2) a través de una veintena de medidas centradas en los sectores de la energía, la agricultura y los residuos.
Bruselas calcula que las emisiones de metano en la UE habrán caído con las políticas actuales un 29% en 2030 en comparación con los niveles de 2005. Sin embargo, esta disminución es insuficiente para que el bloque haya reducido al final de la década las emisiones de todos los gases de efecto invernadero en al menos un 55%.
En concreto, el Ejecutivo comunitario resalta en la hoja de ruta que alcanzar esta meta intermedia hacia la neutralidad climática requerirá "un esfuerzo acelerado" para atajar las emisiones de metano en los próximos años. La nueva meta será situar la caída entre el 35% y el 37% en 2030.
El problema que tiene la UE es que no dispone en la actualidad de una política específica centrada en la reducción de las emisiones antropogénicas de metano, que representan el 59% del total (el 41% restante proceden de fuentes naturales, como humedales o incendios).
Dentro de las emisiones antropogénicas de metano, la mayor parte en la UE proviene del sector agrícola (un 53%), un 26% de los residuos y un 19% del sector energético. Las emisiones de metano del bloque únicamente representan el 5% de las de todo el mundo.
Así, la Comisión Europea ha planteado hasta 24 iniciativas agrupadas en estos tres sectores, además de medidas "horizontales" con las que pretende afrontar el problema de manera generalizada.
En este punto se enmarcarían, por ejemplo, medidas para mejorar la medición tratamiento de datos sobre emisiones de metano, impulsar un observatorio internacional e independiente del metano, revisar las normativas climáticas y medioambientales europeas que puedan contribuir o acelerar el mercado de biogases de fuentes sostenibles.
Sector energético
Con respecto a las acciones en el sector energético, Bruselas ha avanzado que presentará varias propuestas legislativas en 2021 para hacer obligatoria la medición, declaración y verificación de las emisiones de metano, así como para mejorar la detección de filtraciones en todas las infraestructuras de combustibles fósiles.
También estudiará la posibilidad de presentar una normativa para prohibir la ventilación o combustión de gases en toda la cadena de suministro del sector energético e impulsará recomendaciones y mejores prácticas en el marco de la iniciativa de apoyo a la transición de regiones dependientes del carbón.
En relación a la agricultura, la estrategia prevé la creación de un grupo de expertos que analice el ciclo de vida de las emisiones de metano, la promoción de tecnologías de mitigación o la puesta en marcha de un directorio de mejores prácticas. En este ámbito también considerará establecer una línea de investigación específica en el marco del programa europeo de investigación, llamado Horizonte.
Una medida similar a esta última también está recogida dentro de las concretas para el sector de los residuos, como también una revisión de la directiva europea de vertederos (prevista para 2024) y continuar con la persecución de prácticas ilegales.
La estrategia se completa con una serie de acciones en el ámbito internacional, como un compromiso para incrementar la contribución de la UE en foros internacionales, la inclusión del problema del metano en las relaciones diplomáticas del bloque, la promoción de la transparencia global o el desarrollo de objetivos, estándares y otros incentivos a tener en cuenta en el consumo y la importación de combustibles fósiles.