Podría ser casualidad, pero en el mundo empresarial no suele ser habitual. Es lo que ha ocurrido con la entrada del fondo soberano de Abu Dabi, el fondo Mubadala, en el capital de Enagás y la presentación del "European Hydrogen Backbone", de acuerdo con la UE y el sector gasista.
Se trata del plan que las once operadoras gasistas europeas han propuesto a la Unión Europea para impulsar el desarrollo de una red de transporte de hidrógeno en el continente. Una red que llegaría a ser de hasta 23.000 kilómetros en 2040, reconvirtiendo parte de los gasoductos existentes.
El fondo Mubadala, propietario del 61,5% de Cepsa, ha decidido en un momento más que oportuno, poner sus ojos en el operador gasista español. A partir de ahora, con una participación de más del 3% le convierte en el quinto máximo accionista del grupo energético.
Petróleo vs. Gas
"El fondo, principal accionista de Cepsa, intentó sacarla a bolsa hace dos años pero por la inestabilidad y la incertidumbre de los mercados se suspendió", explican analistas del mercado a Invertia. "Ahora lo tiene mucho más complicado. El refino, principal negocio de la petrolera, no tiene futuro a largo plazo, pero podría haber alternativa si esta industria se transforma con la generación de productos más sostenibles".
La empresa tenía previsto su regreso al parqué hoy hace justo un año, y se pensaba que podría tener una valoración de casi 8.100 millones de euros, según el folleto que presentó de oferta pública de venta (OPV).
"Comparar la apuesta de Mubadala en Cepsa y la de ahora en Enagas es comprar magnitudes diferentes, pero si muestra un camino", continúan las fuentes. "Los fondos soberanos, al igual que muchos otros fondos de inversión, buscan oportunidades de negocio. Y Enagas, pese a tener una situación complicada por su expansión internacional, tiene futuro gracias al hidrógeno".
Columna vertebral del H2
"El hidrógeno es el futuro del gas", sentencian. Y a la vista del plan de once operadoras gasistas europeas, Enagás, Energinet, Fluxys Belgium, Gasunie, GRTgaz, NET4GAS, OGE, ONTRAS, Teréga, Snam y Swedegas, eso es lo que parece. El hidrógeno está de moda, y se pretende que lo siga estando las próximas décadas.
Según el documento presentado la pasada semana en el Forum Madrid, el European Hydrogen Backbone, junto con la Estrategia Europea del Hidrógeno bajo el brazo, se pretende que este gas se transporte en el futuro de manera eficiente a través de las tuberías construidas para gas natural.
En la primera etapa, hasta 2030, se prevé conectar las redes regionales y conectar los clústeres industriales a una infraestructura de 6.800 km de gasoductos. Cinco años después, en 2035, esa espina dorsal habrá crecido a más países, y finalmente, en 2040, habrá una red troncal paneuropea que se extienda en todas las direcciones, con una longitud de casi 23.000 km.
Sin embargo, señalan que se requerirán algunas adaptaciones de esos gasoductos para poder transportar hidrógeno. Por ejemplo, los elementos principales del proceso de conversión incluyen purga de nitrógeno, monitoreo de grietas en tuberías y reemplazo de válvulas (donde sea necesario).
También se deberán adaptar las estrategias operativas para minimizar el riesgo de fragilización por hidrógeno y poner compresores nuevos o adaptados para proporcionar mayores capacidades de compresión. Por último, habrá que revestir el interior de una tubería de gas natural existente, aunque no es técnicamente necesario, para permitir presiones más altas al cambiar a hidrógeno.
Peticiones del sector
Para que pueda llevarse a cabo todos los planes propuestos, el sector gasista señala que "el hidrógeno debe ser un combustible obligatorio y los marcos de políticas nacionales deben ser vinculantes. Además, se debe permitir flexibilidad en la forma de lograr los objetivos".
También pide que se considere la especificidad de la infraestructura para vehículos pesados, o que se desarrollen requisitos técnicos adicionales para permitir la interoperabilidad.
Por último, también considera necesario que este plan integre a toda la red ferroviaria europea y a la infraestructura aeroportuaria para aplicaciones terrestres. Además, de ser necesario para el sector marítimo.