Han pasado cinco años del histórico compromiso de limitar el aumento de la temperatura mundial muy por debajo de los 2ºC, incluso esforzarse para situarlo en 1,5ºC. Y pese a que aún queda mucho por hacer, hay un "efecto París", como se ha denominado a este cambio del paradigma económico y social.
La influencia del Acuerdo Climático de 2015 ha llevado a un cambio inesperadamente rápido hacia una economía baja en carbono, según un nuevo informe que lleva el mismo nombre elaborado por Systemiq, una consultora internacional.
La caída del precio de las fuentes renovables de electricidad, como la solar y la eólica, ha hecho que la energía de bajas emisiones de carbono sea "competitiva en costes" en comparación con los combustibles fósiles, a una velocidad mayor de lo que se creía posible, según el informe. En 2014, la Agencia Internacional de la Energía preveía que los precios medios de la energía solar alcanzarían los 0,05 USD/kWh para 2050, 36 años después. En realidad, solo se tardó 6 años.
El aumento de una energía renovable cada vez más barata significa que las “soluciones sin carbono” son ahora competitivas en un sector que representa alrededor del 25% de las emisiones globales, continúa el informe. Y este cambio ha ocurrido en solo cinco años.
Otras conclusiones clave del informe incluyen la previsión de 35 millones de nuevos empleos netos relacionados con la economía verde durante la próxima década; para 2030 se espera que soluciones de bajo a cero carbono estén disponibles para el 70% de las actuales emisiones industriales, de transporte y de los hogares (desde el 25% en 2020).
Conciencia creciente
Lord Nicholas Stern, presidente del Instituto de Investigación Grantham sobre Cambio Climático y Medio Ambiente de la London School of Economics y presidente de Systemiq, dijo que “París fue un punto de inflexión. Muchos de nosotros hemos estado trabajando en el cambio climático durante mucho tiempo, pero París ha cambiado las expectativas. Fue un gran paso para el mundo".
“El mundo vio a China, Europa y Estados Unidos reconociendo juntos que este era el gran desafío de nuestro tiempo e identificando la ruta a seguir".
“Eso fueron los países, pero son las empresas en particular las que hacen innovaciones e inversiones. Y son las compañías las que han estado viendo dónde está el futuro, innovando y reduciendo los costos de una forma más limpia de hacer las cosas".
Y eso que desde que se llegó a un acuerdo en París hace cinco años, las emisiones globales de gases de efecto invernadero han seguido aumentando. Un informe publicado en 2017 señaló que, desde la década de 1980, solo 100 empresas han sido la fuente de más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo.
Sin embargo, existe una "conciencia creciente" en el mundo empresarial de cómo la adopción de soluciones bajas en carbono puede ser "rentable", dijo Lord Stern.
“El reconocimiento de la necesidad de llegar a cero neto le ha dado a la gente un camino guía, una estrella del norte si se quiere”, dijo. “Esa ha sido una parte realmente importante del compromiso de las empresas. Y como se han comprometido, han descubierto que ser responsable va de la mano de un buen desempeño ”.
Competitivas en costes
El informe estima que, para 2030, las soluciones sin carbono podrían ser competitivas en costes en sectores que representan más del 70% de las emisiones globales.
Unas soluciones que también serán efectivas en otros sectores que no sean el eléctrico durante la década de 2020, según el informe.
Por ejemplo, se prevé que los coches eléctricos sean más competitivos en costes en los próximos años. Para 2024, los automóviles eléctricos podrían alcanzar un "punto de inflexión del mercado" en el que "habrán superado a los automóviles de gasolina y diésel en casi todos los criterios de compra de los compradores de automóviles: igual coste inicial y alcance, una fracción del coste de funcionamiento y mantenimiento, y mejor aceleración”, aclara el informe.
Sin embargo, vale la pena señalar que hay algunos sectores de la economía donde las “soluciones de cero carbono” aún están lejos de ser una realidad, como es la aviación y la producción de carne roja.
En la presentación del informe, el exeurodiputado Laurence Tubiana, protagonista clave del Acuerdo de París, explicó que "está claro que el objetivo global a largo plazo de París -emisiones netas de efecto invernadero cero para mediados de siglo- es ahora el punto de referencia para los gobiernos y las finanzas actores".
“Los líderes mundiales iniciaron un viaje en 2015 y ahora es el momento de acelerar. Sabemos que las temperaturas y las emisiones globales están aumentando, pero esta evaluación debería darnos la esperanza de que el Acuerdo de París está funcionando ".
Las finanzas, sostenibles
Más de 1.500 empresas con ingresos conjuntos de 12,5 billones de dólares han establecido o se han comprometido a establecer objetivos de cero emisiones netas. La comunidad financiera ha comenzado a integrar el clima como factor relevante en la inversión general.
El valor global de los activos ESG (definidos de forma general) prácticamente se ha duplicado en cuatro años, alcanzando los 40,5 billones de dólares este año. Un número de inversores institucionales que representan 5 billones de dólares en activos bajo gestión se ha comprometido ahora a alinear las carteras de inversión con un escenario de 1,5ºC para 2050 a través de la Net Zero Asset Owner Alliance (lanzada hace solo un año).
En 2020, el Banco de Inglaterra anunció que llevaría a cabo pruebas de estrés climático a entidades crediticias y aseguradoras a partir de 2021. Francia, Reino Unido y Nueva Zelanda han hecho obligatoria la divulgación de riesgos climáticos, o se han comprometido a hacerlo. Otros países están empezando a seguir su estela.
La inversión de capital (capex) puede utilizarse como un indicador aproximado para medir si los compromisos climáticos van por buen camino, dice DWS Investment UK Ltd.
La organización Climate Policy Initiative estima que los bancos de desarrollo, las instituciones financieras, los gobiernos y los hogares han invertido 579.000 millones de dólares en financiación climática, mientras que las empresas han invertido 183.000 millones.
Analizando las inversiones de capital de las cerca de 900 empresas más grandes del mundo en 2019, revela que, de los dos billones de dólares de inversiones de capital, las 150 empresas más expuestas a los riesgos climáticos invirtieron 651.000 millones de dólares en capex con una vida económica de unos 22 años.
Esto supone una amenaza para el clima y aumenta el riesgo de que los activos se queden obsoletos a medida que las políticas climáticas se vayan generalizando.
Desplome del petróleo
En el lado de las sombras, el desplome de la demanda de petróleo provocado por la pandemia ha llevado a las petroleras cotizadas a cancelar más de 54.000 millones de dólares en proyectos. Pese a que algunas energéticas europeas han adoptado objetivos de cero emisiones netas de carbono, el análisis muestra que, de momento, ninguna está alineada con los objetivos del Acuerdo de París.
A través de la plataforma Climate Action 100+, 545 inversores de todo el mundo (entre ellos, DWS) que gestionan activos por valor de 52 billones de dólares colaboran activamente con las grandes empresas.
A partir de 2021, unas 160 empresas serán evaluadas públicamente conforme a parámetros como la reducción de emisiones, las inversiones de capital, el gobierno corporativo, la transparencia o las actividades de lobby. Los inversores desempeñan un papel decisivo a la hora de ayudar a las empresas a reorientar tantas inversiones de capital como sea posible hacia los casi 4 billones de dólares anuales necesarios para lograr una sociedad renovable y eficiente en el uso de recursos.