Tras pasar otra noche en blanco, los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 han alcanzado este viernes un pacto agónico sobre el nuevo objetivo climático para 2030. La Unión Europea se compromete a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 55% -en lugar del 40% como estaba previsto hasta ahora- en comparación con los niveles de 1990. Se trata de buscar una senda más realista para alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050.
Con este acuerdo, la UE quiere demostrar su voluntad de seguir siendo líder mundial en la lucha contra el cambio climático. Una posición que nadie le ha disputado durante los años del negacionista Donald Trump, pero que ahora está en peligro con el presidente electo, Joe Biden, que pretende volver rápidamente al acuerdo de París.
El nuevo objetivo del 55% enfrentaba a los nórdicos, España, Francia, Italia o Países Bajos, partidarios de la mayor ambición; contra los países del Este -en particular Polonia, República Checa o Hungría- cuyas economías todavía son muy dependientes del carbón. De hecho, Polonia todavía no se ha sumado formalmente al objetivo de neutralidad climática que el resto de líderes acordaron hace un año.
Al final, el factor determinante ha sido el dinero. El acuerdo para ratificar el fondo anti-Covid y el presupuesto plurianual de la UE (que en total suman 1,8 billones de euros) es el que ha permitido desbloquear el pacto posterior sobre el 55%. Los líderes se han comprometido a que al menos el 30% de estas ayudas se destine a la transición verde. Además, se ha creado un fondo específico de transición justa -que suma 17.500 millones de euros- para ayudar a las regiones más dependiente del carbón.
No hay plan B
Aún así, los jefes de Estado y de Gobierno han escenificado una larga negociación en Bruselas, que se ha prolongado toda la noche. El acuerdo lo anunciaba el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en su cuenta de Twitter poco antes de las 8:30 de la mañana: "Europa es líder en la lucha contra el cambio climático. Hemos decidido recortar nuestras emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 55% para 2030". "No hay plan B", ha destacado el presidente francés, Emmanuel Macron.
La UE presentará ahora este nuevo objetivo como contribución determinada conjunta para el acuerdo de París, con el objetivo de alentar a otros socios a que refuercen además su nivel de ambición. Por su parte, la Comisión Europea propondrá antes de junio de 2021 reformas en una serie de normas europeas con el fin de alcanzar la nueva meta. Entre ellas, la directiva del comercio de emisiones, el reglamento de reparto del esfuezo entre los Estados miembros o las directivas de renovables y ahorro energético.
Reducir las emisiones un 55% de aquí a 2030 requerirá importantes inversiones adicionales para descarbonizar la producción de electricidad, la industria y el transporte, y mejorar la eficiencia energética de los edificios. Bruselas calcula que con el nuevo objetivo la inversión anual en el sistema energético tendrá que ser unos 350.000 millones de euros más alta en el próximo decenio (2021-2030) que en el anterior (2011-2020).
Un estímulo verde
Esto se debe principalmente a las nuevas capacidades e interconexiones, incluidas las sustituciones de antiguas centrales eléctricas e industriales que llegan al final de su vida económica y la renovación de edificios. El Ejecutivo comunitario sostiene que este nivel de inversión puede proporcionar un estímulo muy necesario para promover la recuperación tras la crisis de la Covid-19.
Entre 1990 y 2019, la UE ha logrado una reducción de las emisiones netas del 25%, mientras que el PIB creció un 62%. Pero con las políticas actuales no se lograría alcanzar el objetivo de emisiones netas cero de aquí a 2050, sino sólo una reducción del 60%. De ahí que los líderes europeos decidan ahora redoblar su nivel de ambición.