El 2020 será un año para recordar en la historia de Abengoa. La empresa ha pasado por firmar su tercer rescate a un cambio de su cúpula motivado por accionistas críticos. Sin embargo, como es habitual en la rutina de la compañía de energía sevillana, la historia aún no ha terminado. Afronta un 2021 decisivo a la espera de sorpresas finales.
El panorama actual es muy diferente al de hace meses y Abengoa Shares ha tenido un papel protagonista. La plataforma de accionistas nace en verano ante su negativa al acuerdo de reestructuración planteado por el entonces presidente, Gonzalo Urquijo. Desde entonces, los minoritarios han llevado hasta los tribunales el tema incomodando a las altas esferas de Abengoa.
Movilizaron explicaciones de Abengoa sobre la situación financiera e impulsaron la convocatoria de una Junta de Accionistas que finalmente ganaron. Todo ello sin un líder en la plataforma que llegaría en noviembre: Marcos De Quinto. El exvicepresidente ejecutivo de The Coca-Cola Company y exportavoz económico de Ciudadanos fue elegido para liderar la nueva Abengoa.
Sin embargo, la lucha de la plataforma se detuvo el 15 de diciembre y marcó una herida difícil de sanar entre los agrupados en la plataforma. Representantes de la misma liderados por De Quinto pactaron con Urquijo un acuerdo que encendió los cabreos entre los miembros de Abengoa Shares. La escisión, previa a la segunda junta, apartó a De Quinto y su puesto lo ocuparía Clemente Fernández.
Siguiendo con la hoja de ruta, la victoria de la junta de accionistas permitió la entrada de sus tres consejeros propuestos: Margarida Smith, Jordi Sarrías y Juan Pablo López-Bravo. Tenían encomendada una tarea: uno de ellos tendría que ceder su puesto para que entrara Fernández y convertirse en el presidente de Abengoa. Nunca sucedió.
Juan Pablo López, presidente
La jugada del nuevo consejo nombró a Juan Pablo López presidente de Abengoa contra la decisión de la plataforma que decidió su nombramiento. El enfado llegó a más con la primera de las peticiones de su consejo. El ‘no’ al rescate que impulsó la creación de Abengoa Shares quedó en la teoría y no en la práctica.
El consejo de López reconoció que, tras conocer la información actualizada sobre la situación del grupo, el rescate debía ejecutarse no más tarde del 31 de diciembre de 2020. Admiten el efecto negativo que conllevaría una reapertura de la negociación del rescate y las consecuencias irreversibles de su demora.
“La refinanciación convenida el 6 de agosto de 2020 es la mejor y única solución para el grupo”, sostiene el consejo que ya ha levantado ampollas en Abengoa Shares. La plataforma ya está planteando acciones legales contra los consejeros y asegura que seguirá luchando ante la “tomadura de pelo”.
Primeras consecuencias
Con rescate o sin él, los problemas de liquidez de Abengoa son evidentes. El más claro se conoció esta semana. La compañía informaba a su plantilla de que no iba a poder hacer frente al pago de la nómina extra de Navidad. "Hemos esperado hasta el último minuto para ver si teníamos posibilidad, pero la situación de liquidez finalmente no nos lo ha permitido", añadían.
En una carta dirigida a los empleados, la empresa esperaba contar con los fondos provenientes de la refinanciación antes de fin de año para hacer frente al pago. Está por ver si los deseos se hacen realidad de cara a 2021 y si el nuevo año trae mejores noticias para la empresa sevillana.