El coste total, excluido el coste de capital, de generar electricidad en una central nuclear en España asciende a 45 €/MWh, según fuentes del sector. Si el mercado de futuros de electricidad marca una media de 47,2 €/MWh en 2021, 43,35 €/MWh en 2022, y en 2023, 42,2 €/MWh, en poco más de un año, podrían no salirles las cuentas a las propietarias de las centrales nucleares. Por eso, una solución podría ser crear un mercado regulado específicamente para ellas.
Todos los análisis apuntan a que la incorporación masiva de renovables, especialmente fotovoltaica, hará caer significativamente los precios en el mercado eléctrico en los próximos años. Aunque podría ser que remontasen moderadamente a lo largo de la década de 2030 gracias a la entrada de sistemas de almacenamiento, lo cierto es que para entonces se espera que estén todas las nucleares cerradas.
Hace poco menos de dos años, Endesa, Iberdrola, Naturgy y la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, acordaron cerrar de forma escalonada las siete plantas en funcionamiento. Según ese plan, se clausurarán todas las centrales entre 2027 y 2035.
No son rentables
Sin embargo, según las mismas fuentes del sector, "si el precio eléctrico está por debajo del nivel de rentabilidad, no podrán sobrevivir hasta esa fecha". Entonces, ¿cuál es la solución?
El mercado eléctrico es marginalista, es decir, que la última tecnología es la que marca el precio para todas las restantes. Hasta la fecha, gas, carbón y la gran hidráulica suelen cotizar a precios más altos, mientras que las renovables, cuyos costes variables son cero (el viento y el sol son gratis), y la nuclear (cuyo combustible no es muy caro) tiran a la baja esos precios.
Los objetivos del PNIEC para 2030 establecen un incremento de la generación de electricidad con renovables del 70%, lo que supone que cada vez tendrá menos participación las energías fósiles y, por tanto, bajará el precio de la luz.
Mercado regulado
"En Francia, las centrales nucleares tienen unos costes de producción muy parecidos a las de España", explican las fuentes. "La diferencia está en los impuestos, mientras que en España se pagan 13,4 euros/MWh, en nuestro país vecino no pagan nada".
"Además, el Gobierno galo prevé la creación de un mercado regulado específicamente para retribuir a las centrales nucleares, con un precio entre 45 y 50 euros/MWh". Si se hiciera lo mismo en España, "habría que sumarle los impuestos, con lo que se debería pagar a la nuclear entre 58 y 60 euros/MWh".
"Hay que buscar una solución, pero no es crear un mercado regulado, porque va en contra de las directivas europeas", responde a Invertia Luis Villar, Head of Consultancy - Policy, Regulation & Strategy en la consultora especializada Mercados-Aries International.
Mercados de capacidad
"Se puede establecer un mecanismo de retribución a la capacidad pero debería ser competitivo, es decir, que no fuera solo para la nuclear sino que pudieran participar otras tecnologías". Según el experto, "debería ser diferente a los que han existido hasta ahora. Esa retribución se consigue mediante una subasta, no debe ser permanente y solo tiene sentido para fallos de mercado".
Además, "se retribuye a la inversión, y precisamente construir una central nuclear no es barato". Así que tampoco tendría mucho sentido ese modelo, "porque el gas, las comunidades energéticas, los agregadores de la demanda, el almacenamiento, desde bombeo a baterías o la generación distribuida, ganarían en esta competición", añade el responsable de Mercados-Aires International.
El Reglamento 2019/943 relativo al Mercado Interior de Electricidad regula los mecanismos de capacidad como instrumentos de último recurso. Tienen por objeto conciliar la seguridad de suministro, eliminando problemas residuales de cobertura, con los cambios que está experimentando el sistema energético en toda la UE para alcanzar la neutralidad climática y que, entre otras cuestiones, contempla el despliegue de fuentes renovables, los servicios de flexibilidad, las soluciones del lado de la demanda o el almacenamiento.
"Es cierto que Francia tiene una parte de su generación nuclear que no está integrada en el mercado eléctrico, pero va en contra de los principios de la Unión Europea y de la competitividad en un mercado liberalizado", concluye Luis Villar.