La digitalización de las redes eléctricas es un nicho de mercado que este año se prepara para su pistoletazo de salida. Es enorme el horizonte de oportunidades que se abre a partir de ahora. Únicamente el 29% de las empresas aplica en su día a día software de monitorización, big data, APPs o medios digitales, según Senion, una empresa que desarrolla hardware y software para sistemas de gestión energética.
En plena pandemia, las aplicaciones inteligentes en la gestión de la energía van a ser una gran oportunidad para los próximos años, especialmente en los sectores de alimentación, sanidad, logística, industria, data centers y agua.
Durante un debate organizado por Senion, se analizó la evolución del mercado en torno a la gestión de la demanda, la digitalización de la energía y se llegó a la conclusión de que está todo por hacer.
Contadores inteligentes
Hasta un 71% de las empresas todavía usa facturas y archivos en formato CSV de las comercializadoras eléctricas como principal fuente de información para la toma de decisiones en gestión eficiente de la energía. Solo el 29% de las empresas aplica en su día a día software de monitorización, big data, APPs o medios digitales.
Y para cambiar esta tendencia, los contadores inteligentes juegan un papel decisivo, pero las plataformas software siguen estando obsoletas para poder optimizar o rentabilizar su lectura. “El contador es un elemento de eficiencia energética y su acceso debería ser fácil para cualquier empresa o usuario”, subraya Gerardo Salvador, director general de Seinon.
Pero no solo es necesario digitalizar en la comercialización o en el consumidor, sino también en las redes eléctricas. Los nuevos agentes en el mercado eléctrico, como el agregador de la demanda, las nuevas instalaciones renovables, la generación distribuida, el almacenamiento o la incorporación del vehículo eléctrico, lo harán indispensable.
Según Senvion, la gestión de la demanda es más importante que la oferta de energía, especialmente frente al redimensionamiento de parques fotovoltaicos que se está produciendo. En palabras de Gerardo Salvador, de Seinon, “la eficiencia energética y el estudio debe ir primero de todo, evaluando en cada caso la necesidad de generar más energía”.
Redes de distribución
Electra Caldense (distribuidora en el municipio barcelonés de Caldes de Montbui), IREC (Instituto de Investigación en Energía de Catalunya), las empresas de equipos de medidas ZIV y Ormazábal, y la plataforma iGrid han desarrollado un proyecto piloto en redes de distribución.
Es una herramienta de gestión que integra unos sensores en los cables eléctricos para poder obtener más información sobre la tensión y las corrientes. Según ha contado a Invertia el responsable del grupo Power Systems del IREC, José Luis Domínguez-García, "a día de hoy, las redes de distribución están muy poco digitalizadas, se podría decir que son 'redes tontas'".
Por eso, propone colocar sensores en las torres de media y baja tensión y en los centros de transformación para que sean más útiles al sistema. "Minimiza los costes de la digitalización de las redes y, por tanto, las hace más eficientes".
Eficiencia energética
Es un plan para que, de manera automática, se empiece a gestionar los nuevos flujos de energía que se están incorporando al sistema, mejore la calidad del servicio, detecte fallos y problemas y ofrezca una respuesta rápida. Gracias a un mayor conocimiento del estado de la red, se puede reducir incluso el impacto de estos, asegurando la continuidad y calidad del servicio.
"El camino es dotar a la red de distribución de inteligencia y eficiencia en costes", concluye el experto.
Las redes de distribución eléctricas europeas necesitarán inversiones de entre 375.000 y 425.000 millones de euros hasta 2030, de las cuales 22.500 millones de euros deberán ser en España, según un estudio por Eurelectric.
Hay que aumentar en la próxima década las inversiones entre un 50-70% en comparación con la década pasada para poder adecuarse a los nuevos tiempos. Asimismo, estima que estas inversiones en redes de distribución generarán entre 440.000 y 620.000 empleos locales y de calidad cada año en la Unión Europea de los 27 y el Reino Unido.