Hace solo un año, el precio del CO2 en el mercado de Derechos de Emisión de la Unión Europea (EU ETS) rozaba los 16 euros la tonelada. Sin embargo, en las últimas semanas una oleada de compras especulativas está disparando su precio y ya ha superado los 43 euros. Incluso algunos analistas financieros predicen que el precio del carbono se elevaría hasta 50 euros en un par de meses. Lo que supondría que en poco más de un año se habría triplicado el precio.
Una escalada que ha despertado la preocupación en los gobiernos europeos. El primero ha sido el ministro de Clima de Dinamarca, Dan Jorgensen, que ya ha dicho que la UE necesita analizar el impacto de la especulación de los inversores en el mercado de carbono más grande del mundo. Y una posibilidad sería reformar el programa.
"Es la commodity de moda", explica a Invertia José María García Berrendero, corporate trader de Vertis Environmental Finance, una consultora especializada en mercados de CO2. "Es un valor seguro para fondos e inversores que saben que hay un sector cautivo de 11.000 instalaciones en Europa que tienen la obligación de comprar los derechos de emisión en un mercado cada vez con menos techo".
Una industria ahogada
El sistema EU ETS se puso en marcha hace 16 años como herramienta de la política climática europea. Su objetivo era promover la reducción de emisiones de los grandes contaminadores, plantas industriales de alto consumo energético, centrales de generación eléctrica (carbón y gas) y posteriormente las aerolíneas.
Se les entrega unas asignaciones de emisión gratuitas que les permite emitir una cantidad de toneladas equivalente de CO2 durante un periodo de tiempo determinado y que se van reduciendo cada año. Cubre aproximadamente el 45% de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, al ser un bien transferible, se pueden comprar o vender, y ese mercado es el que está siendo protagonista de una burbuja de incierto futuro. "Si la industria tiene que reducir las emisiones a marchas forzadas porque el precio del CO2 está muy elevado y no les sale las cuentas comprar, significaría que tendrán que parar o cerrar, y eso sería muy dramático para el sector en Europa", añade Berrendero.
Por eso, el escenario más interesante es que "se vaya reduciendo la cantidad de CO2 en el mercado a medida que se vaya transformación el sector, a medida que se vaya descarbonizando". Un camino que no puede recorrerse en unos meses.
Poner freno a la especulación
Comprar en el mercado del CO2 es casi una apuesta segura. "Hay una sobrevaloración del precio del carbono en estos momentos, no podría asegurar si es una burbuja pero podría pinchar si hay algún rumor o alguna decisión política que interviniera este mercado", añade el experto.
Y es que "el objetivo de la Unión Europea es que el CO2 sea cada vez más caro para obligar a descarbonizar a la industria, pero ahora hay mucha especulación".
Así es. El ritmo de las ganancias en el precio del carbono ha generado preocupaciones en los gobiernos europeos porque ese espectacular aumento perjudicará la competitividad de las industrias del bloque. "Las podría ahogar", dice el experto. Esto ha abierto un debate entre los legisladores sobre si la UE debería proponer medidas para limitar la especulación.
Las restricciones a la especulación "definitivamente serían parte de un análisis necesario antes de hacer ajustes a nuestro sistema, eso es evidente", ha dicho el ministro danés Jorgensen.
Para evitar que las empresas se trasladen a regiones con políticas de emisiones más laxas, un fenómeno conocido como fuga de carbono, la Comisión de la UE está elaborando una medida para imponer un impuesto a las importaciones de carbono en la frontera. Sin embargo, no terminan de encontrar la solución que evite problemas con terceros países o con las normas de comercio internacionales.
"Como siga subiendo el precio del CO2, este mercado podría morir de éxito", concluye.