Las relaciones geopolíticas están cambiando con la transición energética. En las próximas décadas, las grandes potencias primero y el resto de países después se han propuesto ser neutras en emisiones de CO2. Primero en 2050 la Unión Europea, en 2060 China, y a la espera de conocer los objetivos de la Administración Biden.
Pero ¿qué va a pasar en países petroleros como Nigeria, Argelia, Rusia o Arabia Saudí? ¿Y qué implicaciones tendrá lo que allí ocurra para el resto de países vecinos? Invertia habla con Gonzalo Escribano, analista senior y director del Programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano, un think tank de estudios internacionales y estratégicos que analiza el mundo desde una perspectiva española, europea y global, en la sexta edición del ciclo de conferencias Energy Prospectives, organizado por Fundación Naturgy y el IESE Business School
España tiene que jugar la liga europea, pero también tiene que estar pendiente de lo que ocurre en el norte de África, así como en América Latina. "Tenemos que hablar de seguridad pura y dura, no solo de seguridad energética en los próximos años", ha dicho. Una afirmación que cobra más importancia a medida que se acelera esta transición hacia las renovables y el hidrógeno tras el paso de la Covid.
No solo basta con tener sol y viento, se necesita una industria renovable, capital humano e instituciones que funcionen.
¿Cómo va a cambiar esa geoestrategia con los países perdedores y ganadores? Algunos nos tocan muy de cerca, como Marruecos o Argelia, ¿qué conflictos que pueden existir?
Básicamente el debate sobre la transición energética y las implicaciones geopolíticas que pueda haber es que habrá países que ganen con esta transición, países que pierdan y otros que se queden como están. Por ejemplo, Marruecos es el típico país que todo el mundo dice que tiene potencial y que podría ser ganador.
Ha desarrollado mucha capacidad renovable, cuenta con dos cables eléctricos submarinos con España y está pidiendo un tercero. Es bastante activo en la lucha contra el cambio climático, y tiene suficiente sol y viento como recurso energético.
Pero no solamente basta con tener sol y viento, mira como está Venezuela que tiene las mayores reservas de hidrocarburos del mundo. Tienes que monetizarlo y además necesitas una industria renovable, un mínimo de capital humano cualificado y unas instituciones estables que funcionen.
Los países que no cuenten con eso no se pueden convertir en campeones de la transición energética. Imposible. Hay que tener un entorno atractivo a la inversión.
Otro caso distinto es Argelia. Es un país que, en principio, será uno de los grandes perdedores, porque si deja de exportar gas y petróleo (el 97% de sus exportaciones) no tiene alternativa.
Y eso que recurso solar tiene de sobra, pero lo que no tiene es un tejido institucional estable. Así que comparando ambos países vecinos, el futuro para ellos va a ser muy diferente.
¿Cómo puede afectar esa diferente evolución de Argelia y Marruecos a la transición energética en España? ¿En qué aspectos?
Si en Argelia no se produce esa transición energética, vamos a tener un problema de inestabilidad geopolítica muy fuerte. Pero lo que más nos puede afectar es que si este país colapsa porque no es capaz de hacer la conversión a las renovables.
Si es así, lo que tenemos es un problema de seguridad de primera magnitud, ya no es un problema energético, ni un problema de que la luz sea cara, ni un problema migratorio, es una desestabilización general de toda esa zona crítica. Mi referencia es lo que ocurre en el Sahel, porque el estabilizador, hoy por hoy, de todo el norte de África es Argelia.
No nos engañemos, no hay otro actor sobre el terreno. En Europa, tal y como está programado, vamos a pasar de depender del gas argelino con el cual, por cierto, no hemos tenido muchos problemas nunca en la gestión, ni siquiera un problema prolongado de abastecimiento. Pero va a cambiar porque Argelia no va a estar preparada para enviarnos hidrógeno.
Si en Argelia no se produce esa transición energética, vamos a tener un problema de inestabilidad geopolítica muy fuerte.
¿En qué plazo podría producirse esta situación?
No se puede responder a esa pregunta porque no lo sé, pero sí se puede decir que ya se empieza a ver. Y es evidente porque ya en este año vamos a empezar a ver las primeras consecuencias de la llamada geopolítica del carbón y las decisiones climáticas de Europa. La primera consecuencia es que Austria ha dicho que no va a firma Mercosur porque no se cumplen las condiciones.
Y poco después, en 2023, la Unión Europea habrá puesto en marcha un mecanismo de ajuste en frontera vinculado al carbono, un impuesto a las emisiones de CO2 de terceros países. Esto va a suponer a Europa problemas con China y con todos aquellos países a los que se deba imponer un ajuste según los objetivos climáticos.
Así que empezamos a ver señales, empezamos a ver los "warning" que se están encendiendo, pero creo que todavía no tenemos una comprensión cabal de lo que todo esto va a implicar y no sabemos tampoco los plazos. Para 2050 la situación será otra, porque en 2030, es decir, a finales de esta década, la Unión Europea deberá haber transformado mucho su economía si quiere cumplir con la reducción de un 55% de sus emisiones.
Pero no solo dependeremos de las renovables, también este año hay una fuerte apuesta por una nueva tecnología, el hidrógeno, ¿qué papel va a desempeñar?
A finales de esta década veremos qué ha pasado con muchas tecnologías, cuáles han bajado sus costes, cuáles son los precios del mercado de CO2 y cuál será el papel del hidrógeno y las baterías.
A raíz de ahí, las aplicaciones geopolíticas van a ir incrementándose gradualmente, y en 2030 será un tema fundamental. Lo cual quiere decir que cualquier gobierno o cualquier empresa que quiera tener una visión estratégica ya que tiene que empezar a incorporar estos elementos en su planificación.
¿Qué medidas debería ya contemplar la Unión Europea para evitar que estas diferencias entre países ganadores y perdedores terminen provocando conflictos internacionales?
En el caso de Argelia nos encontramos ante una situación complicada, aunque en Marruecos también pero por motivos distintos. Por el momento, la Comisión Europea acaba de publicar una comunicación sobre la nueva política de vecindad con el Mediterráneo hace tres semanas.
El European Neighbourhood Policy - South es el documento estratégico de la Unión Europea y aborda temas como el del sector de la energía, y la transición energética, con la financiación climática, el hidrógeno o las renovables.
De hecho, hidrógeno lo identifica como una prioridad clave. Pero básicamente lo que hay que hacer es ayudar a que un país como Argelia desarrolle esas inversiones. A todos nos gustaría que Argelia fuese capaz de desarrollar una industria renovable mañana, pero el problema es que no tiene capacidad. No cuenta ni con lo básico, un tejido gubernamental estable. Hay que conocer la realidad interna de los países, si no, todos los planes son un poco un brindis al sol.
Latinoamérica tiene grandes perdedores. Venezuela, podría ser Bolivia, y la zona de Argentina de Vaca Muerta.
Y de nuestros vecinos del Magreb a Latinoamérica. Pese a que la situación que se vive en los países americanos es muy distinta y se está llevando cabo la transición energética. ¿Cómo podemos influir para que avance la transición energética?
Decir eso de todos los países de Latinoamérica es generalizar. Aún así en América Latina hay más elementos de esperanza, muchos países están apostando por la transición energética, como Brasil, Uruguay, Colombia, etc. Pero otros países no, está dando marcha atrás como México, al menos en el modelo de mercado.
De hecho, tiene grandes perdedores. Venezuela es uno de ellos, también Bolivia, a no ser que cambie, y la zona de Argentina de Vaca Muerta, porque parece que muerta se ha quedado.
Los países que han aplicado lo que llamamos las sendas de mercado, han apostado por subastas, por competencia, por el sector privado, en fin, por toda una serie de mecanismos de políticas que han permitido un despliegue importante de las renovables en todos los países. Chile ahora está a la vanguardia del hidrógeno, y Uruguay sigue su senda. Ahí tienes campeones.
Pero para España, la transición energética en Latinoamérica no es una cuestión de seguridad, así como ocurre con el Magreb. La relación con América Latina es más de cómo interaccionar, de invertir allí, de crear asociaciones iberoamericanas de reguladores, trabajar con las oficinas de cambio climático. Se trata de interactuar, invertir, cooperación tecnológica, cooperación normativa y regulatoria, estándares globales, gobernanza global.
¿Qué otros países están en la lista de perdedores?
Pues países como Arabia Saudí, que viven y han vivido toda la vida del petróleo. Pero el caso concreto de Rusia, podría cambiarse a la lista de ganadores. Ya está iniciando el cambio porque ve que se le viene encima. Sabe que tiene un serio problema porque de aquí a 20-30 años, cuando la Unión Europea está descarbonizada, sus exportaciones se quedarán en una cuarta parte.
En el caso de Arabia Saudí la dependencia es muchísimo mayor. Es decir, los rusos tienen un sector militar potente, tienen industria, un mercado interno, tecnología, ciencia. Pero los saudíes no tienen nada. Lo único gas y petróleo, y aluminio porque lo utilizan barato.
Por eso, Rusia tiene muchas más perspectivas de posicionarse en petroquímica, en hidrógeno verde, o en el de cualquier color. Y en Siberia también tiene potencial eólico. Y cuentan con lo necesario: dinero, tecnología e instituciones seguras.
Se puede apostar antes por Rusia que por los saudíes. Pero antes por los saudíes que por los argelinos, venezolanos o nigerianos.
Por ejemplo, el puerto holandés de Rotterdam ya está preparándose para importar hidrógeno desde Arabia Saudí. Es un plan que podría estar listo en 2025. Vamos a ver cómo evoluciona.
Se puede apostar antes por Rusia que por los saudíes. Pero antes por los saudíes que por los argelinos, venezolanos o nigerianos.
Siguiendo la evolución de los planes climáticos de la Unión Europea, ¿qué consecuencia podría tener el impuesto al CO2 de terceros países?
Tenemos que empezar a definir con qué criterios vamos a importar hidrógeno si se produce por quemar gas y petróleo. Habrá que incentivar que otros países sigan también la estela de la política climática y energética europea.
Y no todos los sectores van a estar afectados por ese impuesto. Por el momento son la petroquímica, la electricidad, fertilizantes y el acero y la siderurgia, y algo de minería. Dentro de esos sectores se aplicará de manera diferente en cada uno de ellos.
Se tendrá que ajustar entre distintos mercados y se hará de manera gradual. La Comisión Europea ya lo tiene bastante trabajado, y no es tan complicado, al menos en esos sectores iniciales. El objetivo es tomar como referencia el precio de la emisión media en la UE de CO2 y aplicárselo a la importación. Pero respetando la normativa de la OMC.