El fin de la pandemia en Europa y Estados Unidos ha provocado un efecto yoyó en la economía. En abril de 2020, el mundo se paralizó, se produjo una caída histórica del barril de Texas, el gas no remontaba y el precio del CO2 en Europa apenas llegaba a los 20 euros/Tn.
Sin embargo, poco más de un año después, el panorama es bien distinto. El repunte de los desplazamientos y las actividades de ocio en el mundo occidental alimenta la demanda de petróleo y agota sus suministros, según Norbert Rücker, Head Economics and Next Generation Research de banco suizo Julius Baer.
Para los analistas, el estado de ánimo del mercado está mejorando y agregando más vientos de cola a los precios. Los precios del petróleo corren el riesgo de sobrepasarse en el corto plazo y esto solo significa que las economías importadoras de combustibles fósiles como España van a sufrir. Y lo harán en el peor momento, cuando necesitan reactivar su actividad.
Petróleo, a precios récord
Según Julius Baer, aparentemente, los precios del petróleo continúan su escalada lenta y constante. Hay similitudes con el camino de un guía de montaña experimentado hasta un pico en los Alpes. La narrativa no ha cambiado. La recuperación económica del mundo occidental y la reapertura casi concluida están impulsando los desplazamientos y los viajes de placer, lo que se traduce en una fuerte demanda de petróleo y agota los suministros de petróleo.
El rebote parece particularmente fuerte, ya que coincide con la temporada de viajes en Europa y los Estados Unidos.
Para Estados Unidos, "proyectamos una demanda récord de gasolina este verano y vemos que el almacenamiento se reducirá aún más por debajo de los niveles promedio de cinco años en el corto plazo".
Es probable que el rebote de la demanda tenga un elemento temporal dados sus ingredientes de temporada. Sin embargo, alcanzar el pico no solo depende del consumo sino, lo que es más importante, de las proyecciones de producción. La actividad de esquisto se está recuperando más lentamente de lo habitual, ya que las inversiones provienen principalmente de productores privados, no públicos.
Influencia climática
El debate climático mundial está dando sus frutos, para bien y para mal. Si las empresas o los inversores cierran el grifo a los combustibles fósiles antes de que esté la economía internacional preparada, se reducirá la oferta mientras sigue igual la demanda.
De hecho, según Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, los futuros están en fuerte "retroceso", lo que indica una caída. Y esta vez podría deberse a dos razones.
La primera es que los impulsores de la transición de carbono y ESG (ambiental, social y de gobernanza) limitan el gasto de capital del petróleo, y la segunda es que los inversores exigen un enfoque de vuelta a la liquidez, como los dividendos, y no más gastos de capital.
El recuento de plataformas de Baker Hughes, un proxy de la perforación, está por debajo de la mitad de los niveles de 2018-19 a pesar de que el petróleo volvió a esos niveles de cotización. Además, dado que el retroceso del oro negro en los mercados anticipa precios más bajos, los inversores son cautelosos al financiar nuevas inversiones de capital.
La inflación del combustible se convierte en un punto de dolor económico para países como España. En definitiva, los precios van a seguir subiendo. Habrá que apretarse el cinturón porque su encarecimiento se ve reflejado en los carburantes y a partir de ahí, en el resto de la cesta de la compra.
Precios industriales, por las nubes
Las consecuencias ya se están sintiendo en España. Los precios industriales subieron un 1,6% el pasado mes de mayo en relación al mes anterior y se dispararon un 15,3% en tasa interanual, su mayor alza desde enero de 1983, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El repunte interanual de mayo, con el que se encadenan cinco meses consecutivos de aumentos interanuales, supera en más de dos puntos el avance registrado en abril (+12%).
El incremento interanual de los precios industriales en el quinto mes del año se ha debido principalmente a la energía, que elevó casi cuatro puntos su tasa interanual, hasta el 37,6%, la más alta desde diciembre de 1981. Y todo por el encarecimiento del refino de petróleo y de la producción de gas y, en menor medida, por el mayor coste de la producción de energía eléctrica.
La relación gas y CO2
Otro de los mercados que están influyendo en el mercado eléctrico es el precio del CO2. Ya ha vuelto a marcar un nuevo récord: los 55 euros/Tn. Y según Gas Exporting Countries Forum (GECF), esto tiene una relación directa en los precios eléctricos que han expulsado al carbón y ahora es el gas quien marca los precios.
Según Vertis Environmental Finance, una de las primeras consultoras y traders de los mercados de CO2, el contrato de referencia a futuro del carbono EUA Dec21 continúa con la tendencia al alza. Los altos precios de la gasolina y la electricidad, sin signos de disminuir a medida que la ola de calor se extiende durante la próxima semana, no pronostican cambios a la baja.
El mundo, Europa y España se enfrentan a muchos meses de precios energéticos altos, y esto significa carburantes más caros, la luz y el gas más caros, los precios de los productos frescos más altos porque trasladan los costes energéticos al consumidor final así como los productos industriales. Un tsunami que dejará víctimas en una economía, como la de España, que ha sufrido especialmente las consecuencias de la pandemia en su sector estrella, el turismo.