El litio se ha convertido en un metal clave para las baterías que alimentan los vehículos eléctricos. Tanto es así que se dice que este producto básico se dirige a un "déficit perpetuo". No será la única materia prima que vea como se encarecen sus precios por la falta de suministro. Cobre, níquel, cobalto, e incluso gas natural o carbón siguen su estela ascendente.
Algunas de ellas son necesarias para la transformación del sistema energético mundial y otras como plataforma que permita esa transición.
La advertencia sobre la escasez de nuevos productos básicos en medio de las transiciones energéticas la han promovido Macquarie Bank y Credit Suisse. Hace unas semanas advirtieron a los clientes de inversión que el suministro de litio seguirá siendo escaso en el futuro, lo que aumentará los precios continuamente.
Macquarie dijo que el déficit de 2021 sería de unas 2.900 toneladas (tn), que aumentarían a 20.200 tn el próximo año y luego hasta 61.000 tn en 2023. La estimación de Credit Suisse es muy parecida, pero fue más allá en sus pronósticos. En 2024 y 2025 prevé que el déficit de litio será de 117.000 tn y 248.000 tn, respectivamente.
Los analistas han señalado que la revolución energética mundial podría llevar a multiplicar por tres los precios del litio para 2025, lo que encarecería el producto final y la capacidad de poder realizar la transición energética en el sector de la movilidad.
El 'oro blanco'
La demanda de litio seguirá creciendo a medida que se aceleran las ventas de vehículos eléctricos, y se encarecerá este 'oro blanco' por la falta de respuesta de la oferta de las principales mineras de litio del mundo.
El uso del litio en todo el mundo está creciendo un 15% año tras año, mientras que el material total desplegado en lo que va de año ha aumentado un 240% con respecto al año pasado. Los precios del litio tocaron máximo de dos años, hasta los 11,664 dólares la tonelada (LCE) en abril, aunque ahora estén ligeramente por debajo.
Según el Battery Metals Outlook de BloombergBNEF, los precios de los metales para las baterías eléctricas se han recuperado con fuerza en la primera mitad del año. China controla esta industria química, con la mayor participación de mercado para los cinco materiales principales de baterías: litio, níquel, manganeso, cobalto y grafito.
Cobalto, níquel y cobre
El despliegue de cobalto y níquel se triplicó en comparación con el mismo mes del año pasado. Según los datos de Adamas, las ventas mundiales de níquel por vehículo (incluidos los híbridos) aumentaron un 1% interanual en el último año.
Otra señal de la creciente demanda de productos químicos ricos en níquel es el hecho de que el hidróxido de litio está más valorado que el carbonato de litio, según Benchmark Mineral Intelligence.
Sin embargo, en el caso del cobalto, el precio se mantendrá, según BNEF. El valor de este metal aumentó un 42% en lo que va de año en la Bolsa de Metales de Londres. En marzo, subió a 53.000 dólares por tonelada, el más alto desde marzo de 2018 y un 15% por encima del promedio de cinco años. Pero se espera que se estabilice en los 44.000-45.000 dólares por tonelada hasta 2025 porque se espera superávit de esta materia prima.
Carbón y GNL
En el caso del carbón, la reducción de la producción está relanzando los precios en el mercado internacional. Según Bank of America (BofA), el carbón de coque ha subido un 24% en lo que va de 2021, situándose en 168 dólares/tonelada, y se estima que en 2022, siga creciendo un 41% hasta los 180 dólares/tn.
El carbón se ha convertido en un silencioso ganador entre las materias primas energéticas, sin olvidar al petróleo y el gas natural licuado (GNL). Tanto el carbón térmico, utilizado en centrales eléctricas, como el carbón coquizable, utilizado para fabricar acero, se han recuperado con fuerza en los últimos meses. Y en ambos casos, el motor ha sido principalmente China, el mayor productor, importador y consumidor de combustible del mundo.
Otro tanto ocurre con el gas natural. Según BofA, las fuertes exportaciones y el elevado consumo de energía impulsan los precios del gas natural. En junio, las exportaciones, las temperaturas más altas de lo esperado en EEUU y varias interrupciones en los gasoductos afectaron la producción.
Según los analistas de la entidad financiera, tanto las exportaciones mexicanas como las de GNL han superado las estimaciones previstas este verano y prepara un escenario para un movimiento alcista.
Volatilidad, palabra clave
Según Norbert Rücker, director de Economía e Investigación de Próxima Generación del banco suizo Julius Baer, el mercado europeo del gas natural y el complejo energético en general han subido a máximos de varios años durante los últimos meses, aunque se haya enfriado en esta semana.
Estos cambios apuntan a una volatilidad excepcional que da una idea de cuán sensibles y qué interconectados están el gas natural, el carbón, las energías renovables y las emisiones en el complejo energético europeo.
Los suministros y el almacenamiento son escasos, pero la escasez aparentemente fue el resultado de varios elementos especiales y temporales. El mercado del gas natural muestra una vez más que es propenso a la volatilidad. La acción tiene lugar principalmente en Europa, donde los precios subieron a máximos de varios años seguidos de una caída pronunciada más recientemente.
La volatilidad de los últimos meses permite comprender cómo el aumento de las exportaciones de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos y Australia modifica gradualmente la dinámica fundamental. Parece que todo se junta en el mercado europeo.
Y a todo ello se suma el reciente apetito de Asia por el gas natural, que desvía en parte los envíos de Europa.
Los mercados del gas natural tienden a estar estrechamente interconectados con el carbón y las energías renovables a través del mercado de la electricidad. Los envíos de gasoductos temporalmente reducidos desde Noruega y Rusia para mantenimiento y otras razones agravan la escasez, mientras que la especulación en los mercados de emisiones de Europa agrega combustible al alza de precios del complejo energético en general.