A solo unas horas de que España reciba el visto bueno definitivo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, se ha presentado el primero de los proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica (PERTE), cono los que el Gobierno quiere revolucionar el tejido productivo español. Como adelantó Invertia, se trata del PERTE correspondiente al sector de la Automoción para la transición hacia el vehículo eléctrico y conectado, con el que el Gobierno espera movilizar inversiones por valor de 24.000 millones de euros hasta 2023.
Así lo ha indicado Pedro Sánchez, quien ha protagonizado la presentación del PERTE este lunes, antes de su aprobación en el Consejo de Ministros este martes. El presidente del Gobierno ha explicado que el Ejecutivo pondrá unos 4.295 millones de esta inversión, la mayoría procedentes de los fondos Next Generation. "Se trata de una gigantesca inyección de fondos públicos", ha precisado.
A esta cantidad se suman el "enorme efecto multiplicador en el sector privado" que espera el Gobierno. En este sentido, se vaticina que la inversión de las empresas superará los 19.700 millones de euros. En total, unos 24.000 millones entre el sector público y el privado, según Sánchez, "para uno de los principales proyectos de transformación industrial no solo de España, sino de Europa. Estoy convencido de que lo vamos a hacer bien".
El presidente del Gobierno ha explicado que entre los objetivos que han movido el PERTE es "lograr la neutralidad climática en 2050". En este sentido, España no aspira solo a cumplir los estándares de la UE "sino que quiere adelantarse". Y para ello será necesaria una "colaboración estrecha entre el sector público y privado".
Dentro del PERTE del vehículo eléctrico y conectado, Sánchez ha explicado que se nombrará a una persona que tendrá como funcion esencial impulsar su acción, y dicha figura se pactará entre el Gobierno y las empresas.
En cifras, Sanchez ha explicado que se espera que la aportación del sector de la automoción al PIB salte del 9% actual al 15% para 2030, con 250.000 vehículos
eléctricos matriculados y entre 80.000 y 110.000 puntos de recarga desplegados. Así mismo, se estima que la creación de empleo generada por el PERTE podría alcanzar los 140.000 puestos de trabajo.
Por otro lado, el presidente también ha recordado que habrá 1.000 millones de euros para estimular la demanda de coches eléctricos y otros 1.000 millones para la generación de puntos de electrificación.
Como ya viene contando Invertia, El PERTE contará con cuatro grandes pilares en los que estarán representados los elementos fundamentales de la futura industria de la automoción electrificada: litio, baterías (cátodos, celdas y batery pack), plataformas industriales y componentes.
Distintos actores con intereses en el PERTE del vehículo eléctrico señalan que esta organización del proyecto da pistas de cómo será el proceso de puesta en marcha de estas ayudas. En el caso de litio, las inversiones irán destinadas a empresas que ya tengan esas capacidades o planes específicos en relación con la extracción y la transformación de la materia prima clave para las baterías.
Por su parte, el bloque de las baterías comprende tres partes. La primera está relacionada con los cátodos. Incluye el proceso posterior a la extracción y transformación del litio. La segunda de las partes involucra a las celdas de baterías. Aquí vería la luz la tan esperada gigafactoría de baterías que sería la encargada de manufacturar los componentes genéricos claves para dotar de energía a los vehículos eléctricos.
Dos tipos de instalaciones de baterías
Esta instalación, donde se manufacturan las celdas, deberá estar ubicada en un lugar que permita distribuir estos componentes a diferentes plantas de la península. Una decisión que desde el sector esperan que se produzca en la segunda mitad de 2021.
Por último, los paquetes de baterías se manufacturarían en instalaciones dedicadas que ya estarán ubicadas en las propias plantas de los fabricantes. En este punto, las baterías se adaptan a cada modelo específico y se incluyen en las plataformas que permitirán ensamblarlas a los vehículos para su fabricación en cadena.
El PERTE también contará con dos capítulos dedicados a adecuar y modernizar dos de los pilares actuales de la industria del automóvil: las plantas de fabricación y la industria de los componentes. El primero de ellos es fundamental para acelerar la adecuación de las plantas a las nuevas plataformas sobre las que se ensamblarán los futuros modelos eléctricos. Unas adaptaciones que pueden ser muy complejas ya que pueden exigir transformaciones casi totales de las actuales instalaciones.
Transformación de las plantas
Un ejemplo de esto lo encontramos en que debido a las características de elementos nuevos como las baterías, que no están presentes en los modelos actuales, los pesos de los vehículos cambian totalmente durante el proceso de ensamblaje. Al ser más pesados que los actuales vehículos de combustión, puede ser necesario que pasos del proceso en la cadena de montaje que ahora se hacen de forma aérea, apoyándose en grúas, tengan que pasar a realizarse en el suelo. En concreto estos cambios serían necesarios debido a que las estructuras actuales no aguantarían a cientos de modelos en suspensión con los pesos futuros.
Por último, en la parte de componentes va a desempeñar un papel fundamental tanto la cuestión de la conectividad como de los semiconductores. El objetivo del PERTE es que España sea capaz de producir coches eléctricos pero también conectados. Una segunda característica, que no recibe tanta atención como la primera, que va a suponer una revolución tanto o más profunda que el cambio de motorización.
Esto dará entrada a nuevos participantes en la industria de la automoción y también obligará a las actuales empresas centradas en los componentes a dotar de una capa de inteligencia a sus piezas. Aquí la sensórica y la recopilación de datos tendrán mucho protagonismo. Del mismo modo, se pretende ayudar a que la industria Española sea capaz de entrar en el negocio de los semiconductores. Un gran reto que de conseguirse, además de evitar que en el futuro se repitan situaciones como las que actualmente viven las plantas, dotaría al país de una posición estratégica en Europa.
Calendario: 2021-2025
La puesta en marcha antes del verano del PERTE era visto como algo imprescindible por parte de la industria. Para cumplir los plazos que tienen marcados, era fundamental que las licitaciones y concursos en las que se estructurarán las ayudas se pusieran en marcha lo antes posible. Durante 2021 y 2023 las instalaciones deberán conseguir las asignaciones de modelos eléctricos y realizar los trabajos y las inversiones que les permitan estar listas para manufacturar los futuros modelos.
Si la primera parte de este plan se cumple, España llegaría a 2023 con todas las capacidades listas para convertirse en un 'hub' de movilidad eléctrica del mismo nivel que actualmente lo es en motorizaciones tradicionales. Este sería el año en el que las plantas españolas ya comenzarían a trabajar en los prototipos y primeras pruebas que permitirían ir engrasando la maquinaria para que en 2025 se fabricarán un volumen de coches 100% eléctricos muy significativo y no residual como lo es actualmente.
Para ello, otro factor fundamental será que España cuente con capacidad de generar la energía limpia que garantice tanto las capacidades productivas como las de las estaciones de carga. 2023 también debería ser el año en el que la fábrica de baterías arranque su actividad poniendo en marcha los primeros componentes que permitirán arrancar las pruebas de concepto en las líneas de montaje y fabricación.
De esta forma, 2023 debe de ser el año del despegue efectivo del proyecto que permitiría que las plantas españolas se conviertan en una referencia de la movilidad eléctrica en 2025. Esta meta tan intensamente deseada por la industria ya tiene fecha para su puesta en marcha: el próximo martes y 13. Queda claro que la confianza en el proyecto es tan grande que no hay cabida ni para las supersticiones.