El precio de la luz nunca había estado tan alto en España, pero el resto de nuestros vecinos europeos sufren una situación parecida. Sin embargo, el poder adquisitivo de los ciudadanos de cada uno de los países hace que enfrentarse a una factura cada vez más cara sea una experiencia muy diferente.
Según Eurostat, para los consumidores domésticos (con un consumo anual entre 2500 kWh y 5000 kWh) de la UE-27, los precios de la electricidad en la segunda mitad de 2020 fueron más altos en Alemania (0,3006 euros/kWh), Dinamarca (0,2819 euros/kWh) y Bélgica (0,2702 euros/kWh).
España se encuentra poco después, en el puesto número cinco justo después de Irlanda.
Los precios más bajos de la electricidad se registraron en Bulgaria (0,0982 euros/kWh), Hungría (0,1009 euros/kWh) y Estonia (0,1291 euros/kWh). El precio de la electricidad para los consumidores domésticos en Alemania era más de tres veces superior al precio en Bulgaria.
Por poder adquisitivo
Es cierto que Alemania experimenta los precios nominales de electricidad residencial más altos de la UE, pero los rumanos y polacos deben hacer el mayor esfuerzo para comprar electricidad en relación con su renta disponible, según la gráfica publicada en Twitter de Javier López Prol, investigador en el Wegener Center for Climate and Global Change de la Universidad de Graz en Austria.
Con estos datos, el experto destaca que los españoles estamos en el puesto número nueve de la lista de los que más pagan, por debajo de, además de Rumanía y Polonia que lo encabezan, de Eslovaquia, Croacia, Portugal, República Checa, Grecia y Letonia.
Es decir, Alemania tiene los precios nominales de electricidad residencial más altos de la UE, pero los rumanos y polacos deben hacer el mayor esfuerzo para comprar electricidad en relación con su renta disponible.
España no tiene la factura más cara
Con esos datos se puede afirmar que España tiene el quinto puesto con el precio más caro de la UE, pero se sitúa en el noveno puesto de lo que representa el coste en nuestra cesta de la compra. Bajo ninguno de los dos supuestos se podría decir que "pagamos la factura más cara de toda Europa".
Si nos comparamos con nuestros vecinos europeos, el mercado de la luz tiene una regulación idéntica a la de España. La diferencia de precios entre países viene de los impuestos, la situación geopolítica de cada país, los costes de la infraestructura, las condiciones meteorológicas y la capacidad de producción eléctrica, señala Gana Energía en su web.
También el peso de los impuestos y cargos es muy diferente entre los vecinos europeos. El mayor valor lo encontramos en Dinamarca, donde los impuestos representan el 67,8% del precio. Por el contrario, en Países Bajos es del -0,3% debido a la bonificación que aplica el país.
Si se hiciera una comparativa sin tener en cuenta los impuestos sobre el total de la factura, España baja hasta el puesto 11 en el ranking europeo, desde el quinto que ocupa en realidad. Eso significa que también asume un gran peso en gravámenes en su factura final.
Poder adquisitivo
El Producto Interior Bruto (PIB) mide la actividad económica de un país y su volumen por habitante es lo que se conoce como Poder Adquisitivo. En el caso de España, respecto al resto de países miembros, hasta el año 2010 era muy parejo a la media de la UE, pero a partir de ahí, se redujo 10 puntos por debajo y desde entonces no se ha movido.
Por encima de la media hay muchos países, Luxemburgo en primer lugar con 260 puntos. Le siguen Irlanda (195), Dinamarca (130), Países Bajos (128), Austria (128), Alemania (121), Suecia (120), Bélgica (118), Finlandia (111), Francia (106) y Reino Unido (105), según datos del Instituto Vasco de Estadística 2010-2020.
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