Vuelven las nucleares a la Unión Europea para frenar el CO2 pero ¿es rentable construir nuevas?
Por primera vez en décadas, la tecnología nuclear se ha puesto de moda con el beneplácito de la COP26 y de la Unión Europea.
10 noviembre, 2021 21:37Noticias relacionadas
La tecnología nuclear vuelve a estar en el foco de actualidad. Una gran parte de científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y, ahora, la Unión Europea, abren la puerta a una energía defenestrada durante décadas por graves accidentes (como Chernóbil o Fuckushima) y el problema de los residuos radiactivos.
Aún así, la Comisión Europea ha clasificado como 'inversión verde' la construcción de centrales nucleares al mismo nivel que los parques renovables.
Poco después, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunciaba que el país iba a construir nuevas centrales nucleares por primera vez en décadas, para garantizar su independencia energética sin contribuir a la aceleración del cambio climático. No ha sido el único en Europa. El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, también quiere dar más concesiones.
Macron ha dicho que no serán plantas como las conocidas hasta ahora sino reactores nucleares de pequeño tamaño del tipo SMR, más rápidos y baratos de construir, con una potencia instalada de unos 170 MW por unidad, pero todavía en incipiente desarrollo tecnológico. Una central convencional se sitúa entre 600 MW y 1.200 MW.
Y en Reino Unido, pese a las críticas por los altos costes y los problemas de seguridad de la central actualmente en construcción Hinkley Point C, el Gobierno estudia dar el visto bueno a otras dos plantas nucleares más. Al mismo tiempo, empresas privadas como Rolls-Royce, con BNF Resources UK y la American Exelon Generation han creado una nueva empresa para invertir un total de 500 millones de euros en mini-reactores que producirán 470 MW.
Rentabilidad a debate
Según el informe de la Agencia Internacional de la Energía, "Projected Costs of Generating Electricity 2020", la electricidad generada por nuevas centrales nucleares tendría costes más bajos que si se comparar con los cálculos realizados cinco años atrás. De media, los costes de construcción reflejan caídas porque ya se ha hecho la curva de aprendizaje de First of a Kind (FOAK) en varios países de la OCDE.
En su análisis afirma que la energía nuclear sigue siendo la tecnología gestionable con bajas emisiones de CO2 con los costes previstos más bajos tomando como referencia 2025. Solo las grandes centrales hidroeléctricas pueden proporcionar una contribución similar a costes comparables, pero siguen dependiendo en gran medida de la capacidad hídrica natural de cada país.
La electricidad producida a partir de la operación nuclear a largo plazo (LTO) por extensión de vida útil es altamente competitiva y sigue siendo no solo la opción de menor coste para la generación con bajas emisiones de carbono, en comparación con la construcción de nuevas plantas de energía, sino para toda la generación de energía en todos los ámbitos, añade AIE.
Una afirmación que apoya el filantrópo y multimillonario Bill Gates que ha dicho en numerosas ocasiones que la energía nuclear será "absolutamente" políticamente aceptable. Según él, las nuevas innovaciones en tecnología nuclear (fundó TerraPower en 2006, una empresa de diseño de reactores nucleares) están haciendo que la energía nuclear sea más segura y accesible, y países de todo el mundo están comenzando a incorporarla.
El problema del tiempo
Si los costes podrían mejorarse, en lo que todos coinciden es en el tiempo que se tarda en construir una planta nuclear. Incluso las de nueva generación. El tiempo que necesitan la mayoría de los reactores suele superar los 10 años, y eso en el mejor de los casos en el que no hay contratiempos.
Un ejemplo puede verse en la central nuclear Hinkley Point C. Cuando se aprobó su construcción en 2016, la compañía francesa EDF estimó el coste en 18.000 millones de libras (21.000 millones de euros). Hoy en día, la compañía pone la factura en cerca de 23.000 millones (27.000 millones de euros) y los retrasos por problemas regulatorios hará difícil que esté en marcha en 2026.
También en 2016, el gobierno británico fijó su precio de rentabilidad en 108 euros/MWh pero con la revisión del presupuesto ha subido hasta los 124 euros/MWh, aunque con la escalada de los mercados eléctricos europeos y los altos precios del gas (rozan los 200 euros/MWh en OMIE) ahora podría ser rentable. Pero si se compara con la media de 28,6 euros/MWh de las renovables que han pujado en la última subasta en España, da qué pensar sobre la competitividad de estas centrales.
Otro ejemplo tamibén está en Francia. Un conglomerado de empresas estatales construye desde 2007 un reactor de nueva generación, del tipo EPR, con unos 1.650 MW de potencia, en Flamanville (Normandía, noroeste), pero el proyecto está plagado de problemas técnicos y sobrecostes que han causado largos retrasos.
Y de las grandes a las pequeñas. Si los gobiernos apoyan los nuevos pequeños reactores, hay otro desafío importante, además de su : el combustible. No solo es uranio enriquecido, necesita de un nuevo proceso de preparación, además de tener licencia, así como producirse, administrarse durante su uso y almacenarse y eliminarse cuando se gasta.