Una de las señales que indican cómo marcha una economía es la demanda eléctrica nacional. Y el mes de enero no ha comenzado con buen pie. Según el experto en el sector eléctrico, Javier Colón, socio fundador de la consultora Neuro Energía, "si se compara la demanda real del 12 de enero con los más parecidos por laboralidad y temperatura del mes de enero de 2020 (el 20 y 21 de enero), el descenso de la demanda supera con mucho el 6%".
Una caída que se atribuye a numerosos factores, pero principalmente a la ralentización de la producción industrial por los altos costes de la energía y por el retraso en la llegada de las materias primas.
"Según la información proporcionada por REE, ahora mismo la demanda sería inferior en más de un 4% a los datos del año pasado, pero hay que comparar días parecidos", continúa Javier Colón. "Todo apunta a que empieza a notarse muy notablemente la tan vaticinada destrucción de la demanda por los altos precios de la energía. Es brutal la caída".
Energía y materias primas
El último trimestre de 2021, el sector industrial anunciaba cierres y parones en su producción. Una de ellas fue la siderúrgica Sidenor, que anunciaba su decisión para su planta de Basauri durante un periodo de 20 días hasta el 31 de diciembre, el 30% de las jornadas productivas.
Pero antes fueron Asturiana de Zinc, con un calendario de paradas, y Ferroglobe, con el parón de los hornos de Sabón y Boo para "gestionar la crisis energética".
Sin embargo, según fuentes industriales consultadas por EL ESPAÑOL-Invertia, "aún no se han paralizado las fábricas como meses atrás, lo que sí se ha notado es cierta ralentización de los procesos industriales".
Junto a la tormenta perfecta de los altos precios energéticos, las materias primas sufren retrasos en las entregas. La irrupción de ómicron y su elevada tasa de contagios amenaza con provocar una crisis de suministros mucho mayor que la del año pasado.
Es lo que ya ha anunciado el sector del metal. Pero, en su caso, se le junta con las bajas que el virus está causando en sus plantillas. Carroceros, talleres, concesionarios y otros empresarios de la industria ven comprometidas las fechas de entrega.
Además, sus trabajadores necesitan trabajar presencialmente y, al ser mayoritariamente puestos técnicos, no pueden sustituirse cuando un empleado enferma unos días a causa del coronavirus.
Autoconsumo y Alcoa
El gas no baja de los 80 euros/MWh (pero ha llegado a estar en 180 euros/MWh), la electricidad sigue por encima de los 200 euros/MWh (aunque rozó los 400 euros/MWh), el 22 de diciembre pasado, y el mercado de CO2 no baja de los 70 euros/Tn. Y ahora ómicron presenta batalla.
Y el mercado de futuros de la electricidad en España (OMIP) no deja espacio al optimismo. Si hace unos meses se pensaba que la tendencia alcista terminaría con el fin del invierno, ahora la previsión es que se alargue hasta mediados de 2022. Además, se alcanzarán precios de locura, de entre 200 y 400 euros/MWh. Todo ello ralentizará la recuperación económica.
Pero la caída de la demanda eléctrica también tiene que ver, en menor medida, con el boom de autoconsumo fotovoltaico. En 2021, España ha batido su récord en autoconsumo solar con 1.300 MW desplegados.
Pese a las dificultades, el sector asegura que el autoconsumo va viento en popa. Tanto en el segmento industrial como el doméstico.
"Las instalaciones de autoconsumo pueden representar una caída algo inferior al 1% del consumo nacional, así que hay que buscar otras causas", continúa Javier Colón. También podría haber ayudado que, precisamente el lunes, la planta de aluminio de Alcoa en San Cibrao (Cervo, Lugo) comenzó a parar las cubas, quedando apagada por completo una de las series.
Alcoa consume casi tanta electricidad como toda Galicia; su consumo en energía equivale casi al 2% del consumo nacional. Es, con diferencia, la empresa de mayor consumo en España, entre las que pertenecen a AEGE (Asociación de Empresas con gran consumo de energía).
Por último, los altos precios de la luz y el gas podrían haber influido en cierta prudencia a la hora de encender el interruptor de los hogares. Sin embargo, "el segmento doméstico puede haber controlado algo su gasto, pero es el sector menor elástico de todos, generalmente su consumo suele ser siempre el mismo, apenas tiene incidencia en el cómputo total", concluye el experto energético.
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