Bruselas cuestiona la eficacia de las rebajas del IVA de la luz y del gas como receta para combatir la actual escalada imparable de precios de la energía y apuesta en su lugar por una política de cheques o reembolsos a los hogares y empresas más vulnerables. Unas ayudas directas que pueden financiarse con el aumento de la recaudación tributaria o con una tasa sobre los beneficios extraordinarios de las eléctricas.
En España, el Gobierno de Pedro Sánchez ha rebajado del 21% al 10% el IVA de la factura de la luz, una medida que en principio estará en vigor hasta el 30 de junio. Por su parte, el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reclama al presidente que vaya un paso más allá y disminuya al 4% o al 5% el IVA de la luz y el gas con el fin de compensar la escalada de los precios de la energía.
Para aclarar las dudas de los Estados miembros, el comisario de Asuntos Económicos, el socialista italiano Paolo Gentiloni, ha enviado una carta a los ministros de Finanzas de los 27 en la que detalla las medidas tributarias que permite la legislación de la UE en respuesta a la actual crisis de precios.
Por un lado, la nueva directiva del IVA autoriza a los Estados miembros a aplicar tipos reducidos al gas natural, la electricidad y la calefacción, aunque siempre respetando un mínimo del 5%. En el caso de los paneles solares, el IVA puede rebajarse hasta cero.
Los carburantes no pueden beneficiarse de estos tipos reducidos del IVA. La otra limitación es que los Estados miembros no pueden tener más de dos tipos reducidos diferentes. Eso sí, los Gobiernos ya no necesitan el permiso previo de Bruselas para hacer estas rebajas, lo que permite una aplicación acelerada.
Por otro lado, la directiva sobre la fiscalidad de la energía permite también disminuir en la actual situación de emergencia los impuestos especiales para los hogares y aplicar rebajas a los carburantes. De forma excepcional, el Ecofin puede incluso autorizar a un Estado miembro a ir por debajo de los tipos mínimos, siempre que sea por motivos razonados y de forma temporal. Bruselas debe examinar este tipo de peticiones de derogación y su compatibilidad con las normas sobre ayudas públicas.
Sin embargo, Gentiloni subraya en su carta que estas rebajas impositivas deben valorarse atendiendo a tres criterios fundamentales: eficacia, coherencia y equidad. En cuanto a la eficacia, "rebajar los impuestos sobre la energía es fácil de aplicar, y probablemente esta es la razón por la que las medidas tributarias se han usado mucho durante las primeras semanas y meses de la crisis", señala.
"No obstante, en caso de que los altos precios persistan, los beneficios para las empresas y los consumidores son más dudosos. Las rebajas de los tipos del IVA, en particular, tienen un historial negativo a la hora de traducirse en precios más bajos para los consumidores, ya que los recortes tributarios pueden compensarse con un aumento de las tarifas por parte de los proveedores de energía", avisa el comisario de Asuntos Económicos.
"En este caso, las empresas no energéticas pueden acabar en una situación peor: no se benefician de los tipos más bajos (ya que deducen el IVA de todos modos) y sufren el aumento de precios", insiste Gentiloni.
En cuanto a la coherencia, Bruselas destaca que las medidas que se adopten para paliar la crisis de precios no deben ser contradictorias con los objetivos de independencia energética y lucha contra el cambio climático. "Alcanzar cualquiera de estos objetivos exige que las medidas de alivio fiscal sobre los combustibles fósiles sean temporales y se concentren en mejorar la asequibilidad de los productos energéticos para hogares y empresas mientras los precios estén altos", prosigue Gentiloni.
De lo contrario, correría riesgo la capacidad de los Estados miembros y de la UE para generar los ingresos fiscales necesarios para financiar la recuperación y la doble transición digital y verde.
Por lo que se refiere a la equidad social, el comisario de Asuntos Económicos apunta que "rebajar la fiscalidad indirecta no es necesariamente la solución más eficaz para garantizar una energía asequible, especialmente si los altos precios persisten".
"Reciclar los mayores ingresos derivados de los impuestos sobre la energía o de los beneficios inusuales de las empresas energéticas puede ayudar a financiar ayudas selectivas a hogares y empresas vulnerables o a categorías concretas de usuarios de transporte de una forma más justa y sostenible", sostiene Gentiloni.
"Dependiendo de las preferencias nacionales, esto puede ponerse en práctica en forma de cheques o reembolsos, teniendo en cuenta el impacto regresivo de las subidas de los precios de la energía", concluye la misiva.
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