La guerra en Ucrania ha cambiado el panorama internacional para siempre. Hace unas semanas la noticia era que China estaba tratando de reponer sus reservas estratégicas de crudo con petróleo ruso barato. Y ahora podrían tener una nueva ruta más directa para sus acuerdos comerciales: el Ártico.
Así lo dice la publicación 'Energía y Geoestrategia 2022', realizada por el Comité Español del Consejo Mundial de la Energía (CECME), el Club Español de la Energía (Enerclub), el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ministerio de Defensa y el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN).
“La energía es la base del poder de Rusia”, dijo Francisco José Dacoba, general de Brigada y director del IEEE, durante la presentación del libro. Las consecuencias del conflicto a nivel mundial, con un escenario previo ya muy tensionado, con vetos tecnológicos, tensiones geopolíticas, hace que muchos países naveguen en una neutralidad, como es el caso de China.
Y el casquete polar ártico se está reduciendo como consecuencia del calentamiento global. "Esta situación puede abrir nuevas rutas marítimas que podrían ser alternativas a las existentes y que han demostrado su vulnerabilidad", se asegura en el libro.
El Ártico ruso
Rusia tiene un enorme interés por desarrollar esta ruta porque cae totalmente bajo su control y reduce considerablemente la duración de tránsito entre Asia en comparación con la conexión a través de Malacca, Bab el-Mandeb y Suez, explica en el libro Gonzalo Sanz Alisedo, jefe de la División de Planes del Estado Mayor de la Armada.
"En 2019 se aprobó un plan de infraestructuras muy ambicioso para el desarrollo de la Northern Sea Route que incluía rompehielos de propulsión nuclear, buques hidrográficos, acondicionamiento de aeropuertos, puertos y líneas de ferrocarril".
Rusia ha establecido a lo largo de la ruta una serie de puntos de antiacceso, es decir, plataformas militares para controlar el paso por esa ruta.
China también ha manifestado su interés por esta ruta. Es importante para Pekín no solo para exportar productos, sino también para recibir gas licuado de Rusia. Se calcula que podría recibir unos cuatro millones de toneladas anuales, además de ser una vía de exportación de tierras raras.
Acuerdo ruso-chino
Por el momento, ya está tomado el primer paso. La semana pasada la petrolera rusa Rosneft y la energética china CNPC firmaron un acuerdo de diez años para el envío de 100 millones de toneladas de petróleo a China.
Los envíos se entregarán a través de Kazajistán a China, donde el petróleo se procesará en refinerías.
Y no solo es China, también India. Según publica 'Bloomberg', mientras Europa evita el petróleo ruso en medio de sanciones y expectativas de un embargo petrolero sobre las importaciones de petróleo ruso, India y China han intensificado las compras y están importando volúmenes récord de crudo ruso.
Rusia tenía hasta 79 millones de barriles de crudo viajando en camiones cisterna o en almacenamiento flotante durante la última semana, según han demostrado las estimaciones de Kpler. Eso es más del doble de los 27 millones de barriles de crudo que Rusia transportó por mar en febrero, justo antes de la invasión de Ucrania por parte de Putin.
Antes de la guerra, Rusia vendía principalmente su crudo a Europa, pero este ya no es el caso después de que los compradores, los gobiernos, las casas comerciales internacionales y las grandes petroleras evitan tratar con el petróleo ruso, más aún dada la prohibición de las sanciones de la UE sobre transacciones bancarias con los mayores productores de petróleo rusos, incluido Rosneft. Las grandes empresas comerciales ahora han reducido las compras de petróleo de Rusia.
Pero China e India no están rehuyendo el crudo ruso, aunque algunos gigantes estatales chinos no han aumentado las importaciones de cargamentos al contado desde Rusia a pesar de los grandes descuentos a los que se vende el petróleo ruso.