La guerra de Rusia en Ucrania está provocando un tsunami en Europa con inciertas consecuencias para el futuro. La aprobación del Parlamento Europeo de considerar 'verdes' la energía nuclear y el gas apoya así las tesis de la Comisión Europea, y despeja el camino en los trílogos con el Consejo Europeo. Y, en último término, da la luz verde definitiva a la ejecución del gasoducto Midcat.
Así, se abre la puerta a conseguir más financiación privada y pública para nuevas infraestructuras, como gasoductos o centrales eléctricas, aunque por un tiempo limitado y solo cuando esas instalaciones reemplacen las centrales de carbón.
También servirá como un impulso para el sector nuclear en apuros de Europa, que países como Francia han promocionado como una fuente de energía baja en carbono crucial para el reemplazo de los combustibles fósiles rusos.
[El Gobierno francés pretende nacionalizar completamente la gran eléctrica del país, EDF]
Aquellos que apoyan la inclusión del gas y la energía nuclear argumentan que son necesarios para facilitar la transición a las energías renovables, especialmente dado el impacto de la guerra en los precios de la energía.
Luz verde al Midcat
Las interconexiones gasistas de España hacia Europa han tomado mucho protagonismo en los últimos meses con la amenaza de Putin de cortar el grifo en los próximos meses. Las autoridades europeas sienten ya frío pensando en el próximo invierno y no por las temperaturas, que no se sabe cuáles serán, sino por el miedo al racionamiento de gas.
Por eso, el nonato 'Midcat' ya contaba desde hace unos meses con el beneplácito de Europa para terminar su construcción. Ahora, con la decisión del Parlamento Europeo, el impulso es definitivo.
Cabe recordar que el Midcat es una infraestructura que se enterró y olvidó en el Pirineo catalán hace tres años y que pretendía cruzar los Pirineos Orientales hasta el Aude, en la región francesa de Occitania.
Pero no es el único. Según ha explicado Laura Rejón, directora de Comercialización Mayorista de GNL y Trading de GNL y Gas de Repsol, durante la jornada de ESADE 'Seguridad energética en la UE: preparación para una UE sin energía rusa', "se contabilizan hasta 28 proyectos gasistas como PIC (Proyectos de Interés Comunitario) que suman unas inversiones de unos 10.000 millones de euros".
Todos ellos son para aumentar la diversificación de los proveedores de gas a Europa a través de GNL: en Alemania, por ejemplo, se ha incluido regasificadoras de GNL en Brunsbüttel (+8bcm/año), Stade (+12 bcm/año), Wilhelmshaven (+16-20 bcm/año), o 4 regasificadoras flotantes (un proyecto anunciado en marzo pasado, 25 bcm/año).
En Francia, se prevé una terminal de GNL en Le Havre (+4,2 bcm/año), y en Italia, dos terminales con ubicación por definir (+10bcm/año), otra en Porto Empedocle (+8 bcm/año), en el Adriático (+0,5 bcm/año) y en Gioia Tauro (+12 bcm/año).
Críticas ambientalistas
La decisión ha desatado las críticas de la comunidad climática, que durante los últimos años ha instado a alinear con la ciencia lo que iba a ser el "patrón oro" de las finanzas sostenibles.
ONG ambientalistas como WWF, ClientEarth o Greenpeace han anunciado su intención de llevar a la Comisión Europea a los tribunales por adoptar una taxonomía que no cumple con los objetivos climáticos acordados en el Acuerdo de París.
Un grupo de eurodiputados advirtió hace unos días que también emprendería acciones legales contra la Comisión, de forma similar a lo que anunciaron los gobiernos de Austria y Luxemburgo a principios de este año.
"Los lobbys de las energías sucias se salen con la suya gracias a los conservadores, liberales y extrema derecha. Un gran paso atrás para el Green Deal y la lucha climática", ha dicho Florent Marceselli, coportavoz de Verdes EQUO, partido miembro de European Greens.
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