La Comisión Europea ha propuesto este miércoles un reglamento que exige a todos los Estados miembros -incluso a los menos dependientes de Rusia como España- recortar un 15% el consumo de gas entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023.
"Rusia nos está chantajeando. Rusia está utilizando la energía como arma. Por eso, sean parciales o totales los cortes, Europa necesita estar preparada", ha explicado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en rueda de prensa para justificar esta iniciativa.
Este objetivo de recorte del 15% tendrá en principio un carácter voluntario. Todos los consumidores, administraciones públicas, hogares, propietarios de edificios públicos, proveedores de energía y la industria pueden y deben tomar medidas para ahorrar gas, sostiene Bruselas, que deja libertad a cada país para escoger las iniciativas que más le convengan.
[La UE pide poderes especiales para obligar a recortar el consumo de gas a los Estados]
En caso de que las medidas voluntarias fracasen, el Ejecutivo comunitario quiere arrogarse nuevos poderes especiales con el fin de poder convertir el 15% en objetivo obligatorio en un escenario de emergencia. Por ejemplo, si el Kremlin corta totalmente el suministro en los próximos días como represalia por el apoyo de la UE a Ucrania, tal y como se teme en Bruselas.
La Comisión pretende que el reglamento se apruebe en la reunión extraordinaria de ministros de Energía que se celebra el 26 de julio, de forma que entre en vigor de forma inmediata. La discusión no será fácil, puesto que los Estados miembros se resisten a ceder nuevos poderes a Bruselas en materia energética.
En el Ejecutivo comunitario admiten que lo más difícil será convencer de estos recortes a los países menos dependientes del gas ruso, como España. Al mismo tiempo, destacan que se trata de una cuestión de solidaridad europea. Incluso para España, el impacto económico de la crisis será menor con una respuesta europea unificada, aducen.
Situación de alerta
En concreto, el nuevo reglamento fija un objetivo del 15% de reducción de la demanda de gas para todos los Estados miembros en los próximos ocho meses. Al mismo tiempo, la norma da al Ejecutivo comunitario el poder de declarar, tras consultar a los Gobiernos, una situación de "alerta" en materia de seguridad de suministro.
Esta alerta podrá decretarse cuando haya un riesgo importante de escasez de gas o una demanda excepcionalmente alta. Sólo en este caso, Bruselas impondría recortes vinculantes a todos los Estados miembros.
Los Gobiernos deberán actualizar para finales de septiembre sus planes nacionales de emergencia con el fin de mostrar cómo van a cumplir el objetivo de reducción y tendrán que informar a la Comisión de los progresos cada dos meses. Los Estados miembros que pidan a sus socios solidaridad en el suministro de gas tendrán que demostrar que han tomado medidas para recortar el consumo doméstico.
El reglamento es el pilar central del plan europeo de contingencia que ha presentado este miércoles Von der Leyen para hacer frente al chantaje energético del presidente Vladímir Putin. Un cierre total del grifo de gas por parte del Kremlin provocaría un recorte de 1,5 puntos en el PIB de la UE y amenaza con hundir de nuevo al bloque en recesión, avisa Bruselas.
"Sería significativamente menos costoso maximizar el potencial de sustitución y empezar a reducir la demanda de gas natural ahora y a un ritmo moderado gracias a un plazo más largo que tener que racionar drásticamente la demanda de forma repentina durante el periodo de más consumo (el invierno) y sin una preparación adecuada", alega el Ejecutivo comunitario.
Racionamiento, último recurso
Antes de imponer medidas de racionamiento, los Estados miembros deben agotar todas las posibilidades de sustitución de combustibles, planes de ahorro voluntario y fuentes de energía alternativas. Cuando sea posible, debe darse prioridad a las renovables.
No obstante, Bruselas admite que el refuerzo del carbón, el petróleo y la nuclear "puede ser necesario como medida temporal". Finalmente, el Ejecutivo comunitario reclama apostar por medidas de mercado para mitigar los riesgos para la sociedad y la economía. Por ejemplo, los Estados miembros pueden lanzar planes de subastas para incentivar la reducción del consumo por parte de la industria o compensar a las empresas que renuncien al gas.
Moscú ya ha cortado o restringido el suministro a una docena de Estados miembros: Alemania, Italia, Polonia, los Bálticos, Dinamarca, Eslovaquia, Austria o Países Bajos.
Desde mediados de junio, la llegada de gas a través de Nord Stream 1 -una de las rutas más importantes de importación a la UE- ha caído un 60%. Ahora el gaseoducto está cerrado por completo por trabajos de mantenimiento, que en teoría concluyen el 21 de julio. Pero los dirigentes europeos temen que el Kremlin nunca volverá a restablecer el suministro.
Aunque la dependencia del gas ruso ha caído del 40% al 20% en un año, la UE todavía no dispone de alternativas suficientes para cubrir el resto.
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