Pedro Sánchez, António Costa y Emmanuel Macron han alcanzado este jueves un acuerdo a tres para enterrar definitivamente el polémico gasoducto Midcat -que debía conectar Cataluña con Francia a través de los Pirineos y al que se oponía el Gobierno de París- y sustituirlo, "con carácter prioritario", por una nueva tubería submarina que unirá Barcelona con Marsella. Un "corredor de energía verde" que se considera ahora como "la opción más directa y eficiente" de conectar la Península Ibérica con Europa Central.
La nueva infraestructura se diseñará pensando en el transporte de hidrógeno verde, pero servirá también inicialmente para transportar gas. La alternativa al Midcat ha sido planteada por España (que llevaba meses trabajando en ella en secreto) para deshacer el bloqueo. Tanto Portugal como Francia la han visto factible y han dado su visto bueno, según explican fuentes gubernamentales.
Los detalles del nuevo proyecto -en particular los plazos y el reparto de costes de construcción- se decidirán en una nueva reunión los días 8 y 9 de diciembre en Alicante. Pedro Sánchez sostiene que la alternativa Barcelona-Marsella cumple todos objetivos que perseguía con el Midcat y considera el acuerdo como una victoria.
[Macron acepta buscar un "acuerdo pragmático" con Sánchez y Costa sobre el gasoducto Midcat]
La decisión se ha adoptado este jueves durante un encuentro a tres entre el presidente del Gobierno, el primer ministro portugués y el presidente francés. La reunión -convocada por el propio Macron y que ha durado poco más de una hora- se ha celebrado en la representación de Francia ante la Unión Europea justo antes del inicio de la cumbre de otoño de líderes europeos.
El acuerdo salomónico permite a Sánchez seguir adelante con su proyecto de convertir a España en un hub para el transporte de gas hacia el centro de Europa. Al mismo tiempo, resuelve algunas de las objecciones que había planteado el presidente francés para oponerse al Midcat, como su enorme impacto ambiental en los Pirineos.
"Hemos llegado al acuerdo de sustituir el proyecto del Midcat por un nuevo proyecto que se va a denomidar el 'corredor de energía verde', que va a unir la Península Ibérica a Francia y por tanto al mercado energético europeo, planteando la alternativa Barcelona Marsella", ha explicado Sánchez a su llegada al Consejo Europeo.
"Y por tanto crear una tubería para el hidrógeno verde, pero también -durante la transición- para el gas que necesite el mercado energético europeo", señala el presidente del Gobierno.
En la reunión de diciembre en Alicante -que coincidirá con la cumbre de los 9 países euromediterráneos- el objetivo será definir los plazos de construcción, el presupuesto global del proyecto y el reparto de costes entre España, Francia y Portugal.
"Creo que esta es una muy buena noticia para, sin duda alguna, España. Tambien para Portugal y Francia, pero fundamentalmente para Europa, porque hacemos un ejercicio de compromiso solidario con el resto de Europa. Y esa solidaridad es coherente con nuestra apuesta por la transición ecológica", sostiene Sánchez.
Según su interpretación, el acuerdo entre París, Madrid y Lisboa garantiza todas las metas que se había planteado España. En primer lugar, garantizar que las interconexiones no contradigan los objetivos de la transición ecológica y sustitución de los combustibles fósiles.
Además, el pacto garantiza que "la Península Ibérica, y en singular España que es uno de los países que mayor capacidad de regasificación tiene, pudiera dar respuesta a esa demanda de solidaridad que tienen el resto de países europeos en la provisión alternativa de gas frente al chantaje energético de Putin". Finalmente, el acuerdo permite reforzar además la interconexión eléctrica entre España y Francia.
El proyecto de gasoducto Midcat ha tenido una vida accidentada. En 2013, la UE incluyó esta tubería en la lista de proyectos de interés común europeo en materia de energía por su "importancia estratégica". Repitió posición en las ediciones de esta lista de 2015 y 2017. Bruselas destinó incluso 2,5 millones de euros de financiación para estudios preparatorios. El entonces comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, llegó a poner fecha a la entrada en funcionamiento de la primera fase del proyecto: 2022.
En 2019, cuando Sánchez ya había llegado al poder, España y Francia decidieron de común acuerdo enterrar el proyecto porque en aquel momento no era rentable. Bruselas no puso objeciones y lo excluyó de la lista de iniciativas prioritarias de 2019 y 2021. Al inicio de la guerra de Ucrania en febrero, el equipo de Von der Leyen todavía rechazaba resucitar el Midcat. En cumplimiento del Pacto Verde Europeo, el nuevo reglamento sobre proyectos de interés común prohíbe financiar infraestructuras para combustibles fósiles, alegaba.
Sin embargo, el chantaje energético del Kremlin ha forzado al Ejecutivo comunitario a cambiar otra vez de postura. En su último plan de infraestructuras presentado en mayo de este año (REPowerEU, en jerga comunitaria), Bruselas sostenía que el Midcat sería "esencial" para diversificar las rutas de suministro en Europa, siempre que pueda reconvertirse para el hidrógeno verde.
No obstante, la oposición frontal de Macron ha obligado a abandonar definitivamente el proyecto y cambiarlo por la tubería entre Barcelona y Marsella. El presidente francés alegó que el Midcat tenía un coste excesivo (3.000 millones de euros del lado francés), que tendría un fuerte impacto ambiental y que no estaba claro que pudiera transportar también hidrógeno.
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