El sistema marginalista de electricidad de la UE tiene los días contados: la mayoría de países apoya su cambio
Con cada vez más renovables y la crisis energética por la invasión rusa en Ucrania, se ha desatado una volatilidad en el mercado eléctrico nunca vista.
16 enero, 2023 02:25España se ha convertido en uno de los primeros países europeos en llevar a Bruselas el debate sobre la necesidad de modificar el sistema de mercado eléctrico de la UE. Durante décadas se ha defendido a capa y espada que el actual sistema marginalista era el más adecuado, es decir, que la última tecnología que entra en el pool, que siempre es la más cara, fija el precio para el resto que han ofertado su energía más barata.
Sin embargo, según ha podido saber EL ESPAÑOL-Invertia de fuentes cercanas a las negociaciones entre los miembros de la Unión Europea, "la mayoría de los países de la UE ya apoya que es necesario cambiar ese sistema".
"No es un secreto que hasta la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ve que el mercado marginalista ya no funciona con los parámetros que vivimos actualmente", señalan las mismas fuentes.
En agosto pasado, la responsable europea afirmó que "el mercado de la electricidad ya no es un mercado que funcione porque hay un actor -Vladímir Putin, presidente de Rusia- que intenta sistemáticamente destruirlo y manipularlo".
"Así que tenemos que reaccionar, y por eso estamos abordando ahora la composición del mercado de la electricidad", dijo en una conferencia de prensa. Actualmente los países miembros están preparando sus propuestas y enviándoselas a la Comisión Europea, que tiene hasta el mes de marzo para elaborar su propio plan.
Mercado marginalista
Pero ¿cómo funciona exactamente el mercado eléctrico mayorista europeo? Aunque haya varios 'hub' agrupados por países -por ejemplo, el mercado eléctrico ibérico incluye España y Portugal-, todos están interconectados y suelen tener una evolución muy similar de precios.
Se establece que primero entren en el mercado aquellas tecnologías que no se pueden parar, como la nuclear, y después las más baratas, como hidráulica, eólica, fotovoltaica y otras renovables. Las últimas en entrar son las más caras, como es el gas y, por coste de oportunidad, la hidráulica gestionable. En otros países, también puede ser el carbón.
En el mercado por un lado se pone la oferta, es decir, la energía producida por los diferentes productores de electricidad, y por otro la demanda, esto es, las necesidades energéticas del conjunto de los ciudadanos. La oferta se ordena por precios, la más barata primero, hasta suplir con la demanda energética del momento.
El precio al que se paga a todos los productores es al que ha ofertado el último productor que ha terminado de cubrir la demanda energética, y por lo tanto, el más caro.
Durante años, todos los expertos han defendido este sistema porque incentivaba el desarrollo de proyectos renovables, que podrían ser retribuidos por encima de sus costes variables, que tienden a cero, por ser el agua, el viento y el sol gratis. Sin embargo, la alta volatilidad desde hace año y medio han hecho saltar todos los resortes y todos se cuestionan su fiabilidad.
"No solo es un debate que surja por la crisis energética, lo era de todos modos por el cambio de modelo de generación eléctrica, con más renovables, pero también con la aparición de comunidades locales, autoconsumo compartido, autoconsumo con excedentes o la gestión de la demanda", añaden las mismas fuentes.
Quien gana y pierde
Las grandes eléctricas y renovables españolas se han alzado en contra de reducir al máximo la viabilidad del mercado marginalista. Pero no solo, también las eléctricas en otros países europeos han mostrado su oposición a la reforma.
Como elementos favorables a este sistema, se considera que el excedente es máximo, porque no hay otra manera de realizar intercambios que genere un excedente mayor. Además, da un incentivo para que quienes tienen ventaja en la producción aumenten su capacidad, echando del mercado a los más ineficientes y también incentiva a mejorar la tecnología y producir con menores costes, según los expertos en economía del blog 'Nada es gratis'.
En contra, un informe realizado por Heinrich Böll Stiftung, una fundación política alemana afiliada al Partido Verde alemán, defiende todo lo contrario. Señala que los precios de la energía en Europa se dispararon a máximos desde el otoño de 2021. Además, añade que los datos de Alemania y España demuestran que cuando subieron los precios de la electricidad, también lo hicieron los beneficios de las empresas energéticas.
Los impuestos sobre las ganancias extraordinarias pueden ayudar a suavizar el golpe de los altos precios de la energía, pero también se necesita una reestructuración a más largo plazo de los mecanismos del mercado.
"En los próximos meses veremos un cambio de ruta en los países europeos, la mayoría entiende que ya no es beneficioso para el consumidor el mercado marginalista, y la Comisión Europea lleva ya mucho tiempo convencida de ello", concluyen las mismas fuentes europeas.