El primer fin de semana de febrero entra en vigor un nuevo embargo a Rusia. Una medida que incluye la prohibición de importar productos petrolíferos de este país a la Unión Europea, es decir, que dejarán de estas permitidas las importaciones a Europa de productos como diésel, combustible para aviones y fueloil. Se espera que esta decisión de alas nuevamente a un alza de los precios de los carburantes.
"No subirán justo este domingo, sino a partir de entonces, pero no sabemos cuándo", explica a EL ESPAÑOL-Invertia Nacho Rabadán, director general en CEEES (Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio).
"Esto se explica porque los compradores europeos se han hinchado a comprar diésel ruso hasta llenar los almacenes, en vista de la prohibición del 5 de febrero. Así que consumiremos diésel ruso hasta que se agote. Y si no hay ninguna sorpresa adicional, podríamos hablar de unas cinco o seis semanas", añade.
Según el análisis de la firma de datos de mercado Refinitiv, compartido con POLITICO, las importaciones de diésel a la región europea se dispararon a un récord de 8,2 millones de toneladas en diciembre pasado. Alemania fue el mayor importador de diésel ruso de la UE, con 604.000 toneladas en diciembre, la mayor cantidad desde mayo de 2020.
Sin embargo, la posición de España en este mercado difiere mucho de la de sus vecinos del norte. Nuestro país no solo es una 'isla energética' en materia de electricidad y gas, también es peculiar en el mercado de petróleo.
Diésel 'made in Spain'
Rusia es el mayor proveedor de diésel y combustibles en Europa, con más de tres cuartos de millón de barriles por día. Los países vecinos carecen de la capacidad de refinación para llenar el vacío que dejará ese embargo. Por lo tanto, Europa tendrá que depender de las importaciones de fuentes alternativas a Rusia.
Sin embargo, España casi no depende de los hidrocarburos rusos, ya que apenas suponen un 2% de sus importaciones, según datos de Cores de 2022. "Estamos salvados por abastecimiento, porque nuestro país cuenta con ocho refinerías, una capacidad suficiente para la demanda del país", añade Rabadán.
Pese a ello estamos a expensas de los precios de los mercados internacionales, no solo de petróleo, sino también de los del diésel y la gasolina. En función de cómo coticen, así se refleja en los surtidores de las gasolineras del país. Así que, pese a no necesitar el diésel ruso, "las estaciones de servicio tienen contratos firmados vinculados a la cotización de los mercados internacionales".
"Las que sí salen ganando en este escenario son las petroleras españolas, que pueden producir combustible a un precio más bajo del que cotiza en el mercado internacional. Sus márgenes van a aumentar y mucho", añade el experto.
Calma con la gasolina
"España es exportador neto de diésel y gasolina", han dicho en numerosas ocasiones a EL ESPAÑOL-Invertia fuentes de AOP (Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos). "Exportamos más que importamos", inciden.
Precisamente, los conductores de vehículos a gasolina pueden estar tranquilos. "Rusia no vende gasolina a Europa porque se produce internamente lo suficiente como para cubrir la demanda", concluye el responsable de CEEES.
Aún así, desde la Agencia Internacional de la Energía (AIE), se recomienda impulsar medidas para reducir el consumo de gasolina entre la población. En marzo pasado, la organización lanzó un paquete de diez puntos para economías desarrolladas que incluía, entre otros, la introducción de domingos sin automóviles en las principales ciudades, la reducción del precio del transporte público para los viajeros y el endurecimiento de los límites de velocidad en las autopistas.
Sin embargo, en Europa la mayoría de coches usa combustible diésel, en gran parte como consecuencia de las normas europeas sobre gases de efecto invernadero en la década de los noventa. Pero no solo, también un tratamiento fiscal favorable y campañas de publicidad de los fabricantes alabando las ventajas del diésel hicieron el resto.
Ahora, el combustible diésel es fundamental para la economía de Europa, ya que alimenta no solo a los camiones que entregan mercancías, sino también a más del 40% de los automóviles en la Unión Europea. El año pasado, Rusia suministró alrededor de la mitad de las importaciones de diésel de Europa, alrededor de 700.000 barriles por día. Estos volúmenes pueden ser difíciles de reemplazar rápidamente.
Europa necesitará traer más diésel y otros productos derivados del petróleo de las crecientes potencias de refinación como Arabia Saudí, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos en el Medio Oriente, así como India, China y Estados Unidos.