Fernando Romero, el Ícaro que se hizo millonario al calor del sol y se revuelve para evitar el fin de la fotovoltaica EiDF

Su éxito, al calor del boom de la energía fotovoltaica tras el fin del 'impuesto al sol' en 2018 y la crisis energética por la invasión rusa en Ucrania en 2022, llegó a tocar el cielo con la revalorización de más del 600% de EiDF al lanzarse al BME Growth en junio de 2021. Desde abril pasado vive sus horas más bajas tras las sospechas de falsedad de sus cuentas.

Nació en febrero 1982, hace 41 años, y según su cuenta profesional en redes sociales reside en Pontevedra. Romero estudió Derecho entre las universidades de Santiago y Deusto, y completó sus estudios en la Escuela de Negocios de la Universidad de Navarra. Sus primeros contactos con el sector energético le llegaron cuando ya trabajaba en la banca privada, como BNP Paribas Asset Management, Interdin o Venture Finanzas, como gestor de inversiones.

[El CEO de EiDF compra más de 70.000 acciones de la compañía por más de 575.000 euros en plena crisis]

El empresario es uno de los millonarios más jóvenes de España, según la lista Forbes. Ocupa el puesto 34 entre los cien españoles más ricos gracias a la cotización de EiDF, Energía, Innovación y Desarrollo Fotovoltaico, de la que posee el 72,16% bajo su sociedad PROSOL ENERGÍA, de la que es único administrador.

EiDF es la empresa que le llevó al estrellato con su triunfo en el BME Growth en 2021, y ahora se ha convertido en su gran preocupación. Su capitalización bursátil llegó a alcanzar los 1.200 millones en abril pasado. El precio de la acción subió hasta los 29 euros y ahora se ha derrumbado hasta los 6 euros hasta valer 356 millones, después de cuatro meses de suspensión cautelar acordada por la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores).

Apuesta por el autoconsumo

Según quienes le conocen en el sector fotovoltaico, el empresario es un luchador nato, agresivo y muy competitivo. Despierta filias y fobias entre sus pares, aunque la balanza se inclina más hacia la segunda opción.

A lo largo de estos años, EiDF se caracterizaba por hacer ofertas arriesgadas con precios demasiado bajos frente a la competencia. "En un concurso, hice la prueba de bajar un 10% los precios, aún sabiendo que iba a pérdidas, y esta empresa lo bajó un 20%. Y eso que los costes se ajustan al máximo porque el sector está muy atomizado y todos quieren participar", apunta una fuente del sector renovable a EL ESPAÑOL-Invertia.

Ahora "EiDF está sin aire, boqueado, ha inflando un globo y tiene muy difícil salir de esta. Espero que su manera de actuar no influya en la imagen de un sector puntero en España y con mucho prestigio en el exterior".

Resucitar o morir

"EiDF tiene problemas con la transparencia en las cuentas y en facturación, pero es lo que ocurre cuando una empresa se crea y se desarrolla bajo un perfil tan personalista", explican fuentes de una empresa de auditoría a este diario. "Muchas compañías nacen de la idea de un emprendedor, y cuando las lanzan a la bolsa y tienen que ser auditadas por entidades externas, muchas veces se observa que hay fallos en sus cuentas".

"Sin embargo, la base de la compañía es real, tiene proyectos, clientes y un plan de crecimiento creíble, por lo que puede seguir funcionando una vez que solucione esos problemas con el regulador", añaden.

Fernando Romero también lo cree así. De hecho, la sociedad Prosol Energía, propiedad del consejero delegado de EiDF, ha comprado un total de 70.246 acciones de la compañía entre los días 29 y 30 de agosto por un importe de 575.763 euros.

No solo el empresario. En el consejo de EiDF hay seis personas más: Bruno Díaz, dueño de la consultora canaria Sigma Energy; su directora financiera, Mercedes Rey; la abogada Carmen Costas; el informático Sergio Palmero y Juan Pablo Tusquets Trías de Bes y Joaquim Solà Soler, vinculados a la agencia de valores ACapital BB. Díaz junto con María Carmen Costas, la secretaria del consejo de administración, también han apostado por la empresa.

Las tres grandes auditoras en España, PwC, KPMG y Deloitte han participado a lo largo de estos meses en solucionar los problemas de gestión de la compañía, y ahora se prevé que haya nueva información que calme la incertidumbre sobre su futuro.

Pero que nadie se llame a engaños. Romero es un luchador nato, acostumbrado a competir en aguas turbulentas y que ha asegurado en entrevistas publicadas en medios que lo que ha aprendido es que la vida no da nada si no lo ganas, y que demostrará a todos que este ataque -mediático y de las auditoras- lo va a desmontar.