Parque eólico marino de Iberdrola.

Parque eólico marino de Iberdrola. Iberdrola

Observatorio de la Energía

Iberdrola aguanta en EEUU con la eólica marina: otras europeas, como RWE, Siemens, Ørsted y Vestas, se cuestionan continuar

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La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos a partir del próximo mes de enero supondrá cambios en las políticas energéticas de país. De hecho, dos de los mayores actores mundiales en energías renovables, los alemanes RWE y Siemens Energy, han advertido de los riesgos de invertir en proyectos eólicos marinos. Y los daneses Ørsted y Vestas han sufrido las consecuencias en su valoración en bolsa.

Sin embargo, Iberdrola continuará con sus planes en el gigante americano. "En la última administración republicana, la compañía española siguió creciendo e invirtiendo. Y también ha crecido e invertido con la administración actual", señalan fuentes cercanas a Iberdrola.

"La compañía ha estado operando bajo las administraciones Obama, Trump y Biden, y ahora podrá operar bajo la nueva, porque lo que tiene claro es que quiere servir a los ciudadanos".

Sin embargo, Gilles Guibout, responsable de estrategias de renta variable europeas en AXA Investment Managers, afirmaba en Reuters que, "en materia de energías renovables, Estados Unidos ya no quiere invertir en energía eólica marina. Este negocio podría desaparecer".

"El negocio de Iberdrola en EEUU es principalmente en redes, supone el 80% del negocio. El resto, como el parque eólico Vineyard, ya está prácticamente terminado", aseguran.

RWE, Ørsted, Vestas y Siemens

RWE, el segundo mayor desarrollador de proyectos offshore del mundo, y Siemens Energy, el mayor fabricante de turbinas eólicas marinas, son los que reflejan una mayor preocupación por el impacto de Trump en las energías renovables después de su victoria en las elecciones presidenciales.

La alemana RWE ha recortado sus planes de gasto y ha advertido de que, como resultado de las elecciones estadounidenses, "los riesgos para los proyectos eólicos marinos han aumentado".

La compañía, que está detrás de una serie de proyectos eólicos y solares, recortó el miércoles pasado 3.000 millones de euros de sus planes de gasto para el próximo ejercicio financiero. Es decir, 7.000 millones de euros frente a los 10.000 millones de euros de 2024. También retrasará sus planes de invertir 55.000 millones de euros en energías renovables antes de 2030.

La incertidumbre tiene su razón de ser. Durante la campaña electoral, Trump criticó en varias ocasiones la energía eólica marina y prometió firmar una orden ejecutiva para bloquear dichos proyectos en cuanto llegara al poder.

"Vamos a asegurarnos de que esto termine el primer día", dijo Trump en un discurso en mayo. "Voy a ponerlo por escrito en una orden ejecutiva. Va a terminar el primer día. Destruyen todo, son horribles, la energía más cara que existe. Arruinan el medio ambiente, matan a los pájaros y matan a las ballenas".

Por su parte, el gigante danés Ørsted ha hecho declaraciones para salvar los muebles en Estados Unidos. Para convencer a la nueva Administración Trump, ha destacado términos que probablemente atraigan a los republicanos, como la creación de empleo, el desarrollo económico y la seguridad nacional.

Sin embargo, los precios de las acciones del mayor promotor de parques eólicos offshore de Europa han sufrido un fuerte correctivo en medio de los temores de que Trump vaya a frenar o poner fin a esos proyectos.

Ørsted cerró la semana pasada con una bajada de casi el 14%. Y el fabricante de turbinas Vestas Wind Systems bajó casi un 24% en ese mismo período.

65 GW en el aire

Hay casi 65 GW (gigavatios) de capacidad eólica marina en desarrollo en Estados Unidos, suficiente para abastecer a más de 26 millones de hogares, y algunas turbinas ya están funcionando en varios Estados, según la Asociación Estadounidense de Energía Limpia.

Los proyectos actualmente en operación incluyen el parque eólico Block Island en Rhode Island, el proyecto piloto de energía eólica marina de la costa de Virginia y el parque eólico South Fork a unos 56 kilómetros al este de Montauk Point en Long Island, Nueva York.

Es poco probable que Trump ponga fin a esos proyectos, pero podría tener más influencia sobre los que aún están en la etapa de planificación.