Fue el pasado 1 de abril cuando BBVA remitió a Merlin que aceptaba la propuesta de venta de Tree. Es decir, 659 oficinas bancarias y tres edificios singulares a la entidad financiera presidida por Carlos Torres por 1.987 millones de euros. Será en junio cuando se cierre la autorización por parte de la CNMC. Pero, mientras tanto, Merlin ya le está sacando partido a la operación.
Desde un primer momento, en Merlin dejaron claro que el destino de la mayor parte de ese dinero iría a pagar deuda. Algo que Ismael Clemente, su consejero delegado, remarcó en la junta de accionistas. Se dedicará "al pago de la deuda lo antes posible". Dicho y hecho.
Antes de la operación de las oficinas de BBVA, la foto era la siguiente: la deuda hipotecaría, 12%; la deuda bancaria no hipotecaria, incluida la línea de crédito, 14%; y los bonos corporativos, 74%. En total, 5.247 millones de euros de deuda financiera neta.
¿Qué se ha hecho? Se ha pagado en febrero el bono de 2022 que vencía en mayo (548 millones de euros). El préstamo sindicado de 2024, de 850 millones de euros, lo pagarán "cuando llegue el dinero de BBVA". Y les queda el bono de 2023, que también tiene precancelación, como el de 2022: 743 millones de euros.
"La intención es, o bien mediante financiación bancaria, o bien mediante financiación de mercado de capitales, proceder a cancelarlo o refinanciarlo", indicó Ismael Clemente. Algo que todavía no han decidido. "Dependerá de las condiciones del mercado", añadió. Eso sí, apuntó a que "es posible que lo hagamos por mercado de capitales para alargar los periodos medios de vencimientos de la deuda. Y luego asumiremos una financiación bancaria nueva que nos permita atacar el vencimiento de 2025".
Antes y después
Con todos estos movimientos desarrollados a partir de la venta de las oficinas de BBVA, la fotografía de su deuda cambia. Como ya ha quedado reseñado, dicha deuda financiera neta era de 5.247 millones de euros. Pasará a ser de 3.610 millones de euros.
Si el tipo de interés medio era del 2,07%, da un salto hasta el 1,94%. En cuanto al vencimiento, la media era de 5,3 años; se alarga a 5,9 años. El 87,9% de la deuda era deuda no hipotecaria; ahora pasa al 97,9%. Lo que sí se mantiene es que el 100% de la deuda sigue siendo a interés fijo.
Por tanto, los niveles de endeudamiento quedarían de la siguiente manera hasta el final de la década: en 2022, 7 millones de euros; en 2023, 745 millones (743 millones en bonos corporativos); en 2024, 2 millones; en 2025, 602 millones (600 en bonos); en 2026, 872 millones (800 en bonos); en 2027, 502 millones (500 en bonos); en 2020, 2 millones; en 2029, 302 millones (300 en bonos); y en 2030, 531 millones (500 en bonos).
"Tenemos la política de tener algo de financiación bancaria. Porque el 100% de financiación por mercado de capitales tiene el problema de que cuando se produce el vencimiento del bono, tienes que pagar y ya está. Y la financiación bancaria siempre son posibles extensiones, renegociaciones, etc.", indicó Ismael Clemente.
Otros deberes
Ismael Clemente fue reelegido en la junta como consejero delegado de Merlin. El 90% de los accionistas así lo han querido. Eso sí, el 18% de los accionistas votó en contra de la política de remuneraciones aplicada por la compañía. Una nueva etapa en la que el CEO se ha puesto deberes.
Por ejemplo, las agencias de calificación Moody’s y S&P han mejorado las perspectivas de rating de Merlin. Ambas la ven como perspectiva 'positiva'. Ismael Clemente es ambicioso: "El año que viene tenemos que mejorar un escalón el rating de la compañía".
Volviendo a las oficinas de BBVA, Clemente reconoció que la compañía en términos netos ha reducido tamaño. "Pero nos da solidez de balance, nos permite aumentar la rentabilidad y acometer el futuro con más solvencia", aseguró.
Un futuro en el que los 'data center' desempeñarán un papel destacado. De hecho, sus previsiones son que representen el 15% de su cartera a largo plazo, y con unas rentas previstas de 75 millones de euros. Tras la primera licencia en el País Vasco, este año se muestra esperanzado en conseguir las otras tres restantes en Barcelona, Getafe (Madrid) y Lisboa.