La implantación del Internet de las cosas (IdC) y la tecnología 5G supondrá un aumento del volumen de negocio de las operadoras de telecomunicaciones de entre el 12% y el 30% de aquí a 2026, según analistas consultados por la Agencia Efe.
Esta tecnología ofrece “una gran oportunidad” para que los operadores de telecomunicaciones “asuman nuevos roles” y actúen “como algo más que desarrolladores de redes”, abordando nuevas fuentes de ingresos al convertirse en habilitadores de servicios “e incluso en creadores de servicios”, según explican desde Ericsson España.
Según Miguel Ángel Bernal, profesor de la Fundación de Estudios Financieros (FEF), esta tecnología “será el peso central de la economía” en los próximos dos años. Pero no sólo los operadores se verán beneficiados. El director de datos, IoT e Inteligencia Artificial de Microsoft en España, Luis Montero, advierte que la adopción del internet de las cosas en las empresas supondrá 1 billón de euros en 2025.
“Todos estos sistemas lo que van a hacer es capturar negocio real y crear negocio adicional respecto a las ingresos que tienen las empresas”, subraya. Pero para ello, los expertos consideran indispensable la inversión en I+D+i.
Bernal estima que las compañías llegarán a “duplicar o triplicar” las inversiones y las capacidades del 5G, tecnología necesaria para el desarrollo del IdC. Muchas de ellas ya están apostando fuerte por esta tecnología. Microsoft se ha comprometido a invertir más de 5.000 millones de dólares (4.522 millones de euros) y empresas más pequeñas como Xiaomi invertirá más de 1.000 millones de dólares (904 millones de euros).
Montero explica que gracias a esta inversión su empresa puede alcanzar una capacidad de computación y monitorización “muy alta” que se traduce en una “oportunidad para optimizar recursos e introducir eficiencia en todos los procesos productivos” de su empresa.
Otra de las empresas que ha apostado por la implantación del Internet de las cosas para mejorar su operativa es Starbucks. En 2013 conectó todas sus máquinas, algo que les permite anticiparse a las averías para que todas sus cafeterías funcionen a pleno rendimiento.
Por otra parte, la implementación de esta interconexión digital lleva aparejada una serie de riesgos como el hackeo, la vulnerabilidad y el uso fraudulento de los datos de los usuarios. Unos peligros que preocupan especialmente en el caso de los usuarios de cerraduras inteligentes, que permiten abrir la puerta del domicilio sin necesidad de una llave clásica, simplemente con una aplicación móvil o una huella.
Para evitarlo, la compañía británica BSI se dedica a generar estándar y normativa de la mano de grupos internacionales y de la Comisión Europea. Posteriormente, verifican en sus laboratorios con sus propios sistemas de auditoria que esto se lleva a cabo “dejando constantes las condiciones de seguridad en las que se han fabricado”, según señala Javier Castells, director y gerente de BSI en España e Italia.
“El riesgo que no quieres correr es que esa cerradura sea vandalizada o hackeada. Por eso realizamos verificaciones en un laboratorio, donde se pone a prueba esa cerradura de acuerdo a unos estándares. Ya tenemos clientes en este mercado”, afirma Castells.
Asimismo, asegura que ya trabaja con empresas de telecomunicaciones, con organismos gubernamentales de Emiratos Árabes y con el departamento de cultura del gobierno británico en el desarrollo de estándares, así como con fabricantes de cerraduras digitales y startups que desarrollan coches autónomos.
El directivo apunta que el 20% del volumen de negocio de la compañía ya tiene que ver con el área de la ciberseguridad.
Según el estudio “Resumen de búsqueda y estudios 2019” elaborado por Microsoft, el 94% de las empresas hará uso de esta innovación tecnológica a finales de 2021. En el sector sanitario, el internet de las cosas va a permitir la realización de operaciones médicas a distancia.
“Un usuario que padezca alguna dolencia y deba ser operado, va a poder ser intervenido a través de un médico que realice la operación a distancia, desde otra ubicación”, ejemplifica Bernal.