Telefónica presentó sus resultados de 2019 con el sabor agridulce de una caída del 65% en su beneficio y un retroceso en bolsa de poco menos del 4%. Pese a ello, la operadora de telecomunicaciones se presentó al mercado con muchos de los deberes hechos y con gran parte de las promesas cumplidas.
En su rueda de prensa de resultados anuales, el presidente ejecutivo de la compañía, José María Álvarez-Pallete recordó que en 2019 se cumplieron los objetivos de crecer en ingresos, mejorar sus resultados operativos y reducir deuda. Y se atrevió a prometer al mercado beneficios, resultados estables y crecer en ingresos en los próximos tres años.
Parte de este optimismo de Pallete se debe precisamente a que los esfuerzos por reducir la deuda se siguen manteniendo. De hecho, fue el parámetro financiero más valorado por los analistas e inversores tras la presentación de los resultados anuales.
La deuda neta de la compañía cerró el 31 de diciembre de 2019 en los 37.744 millones, esto es 3.330 millones menos que un año antes, un retroceso del 8,1%. Incluyendo eventos posteriores al cierre, la deuda neta se reduciría hasta 37.000 millones.
Recorte de la deuda neta
Una cifra que es más contundente si se mira en perspectiva. Cuando José María Álvarez Pallete sustituyó a César Alierta en marzo de 2016 Telefónica tenía una deuda de 52.200 millones. Si se incluyen las operaciones pendientes ya anunciadas, la compañía cerrará este semestre con 15.000 millones menos de deuda.
Telefónica ha sido históricamente una de las compañías más endeudadas del sector y del Ibex. De hecho, la deuda es uno de los elementos que más ha lastrado a la operadora en la última década, en especial en los mercados bursátiles.
Es por ello que uno de los mayores desafíos de Pallete ha sido comenzar a rebajar esta losa para enviar un mensaje de tranquilidad y viabilidad a los mercados. De esta manera, en solo cuatro años habrá recortado en casi un 30% la deuda neta de la compañía.
Activos no estratégicos
Es verdad que la reducción de deuda del año pasado estuvo íntimamente ligada al flujo de caja libre que llegó a los 5.912 millones, un crecimiento interanual del 20,6% y el más alto desde 2012, pero también es cierto que el principal movimiento se ha producido por la venta de activos.
Una reducción que ha ido de la mano de una política de desinversión de activos no estratégicos. El año pasado cerró la venta de sus negocios en Centroamérica por unos 2.025 millones de euros, de sus centros de datos, y siguen monetizando sus torres de telecomunicaciones.
Y el objetivo es seguir esta línea. La propia compañía reconoció este jueves que trabajan para encontrar la mejor solución para los activos de Latinoamérica y monetizar su filiales. Unas opciones que pasan desde la venta de participaciones conjuntas o separadas hasta la segregación financiera o la salida a bolsa de la nueva Telefónica Hispam.