Algo se está moviendo en Europa. La sensación de las grandes operadoras de telecomunicaciones del continente apuntan a que la Comisión Europea podría estar reconsiderando su férrea postura contra las fusiones en el sector, una de las principales trabas para poner sobre la mesa ambiciosos planes de inversión por parte de estas compañías.
Este miércoles, Josep Borrell, Alto Representante exterior de la UE y Thierry Breton, Comisionado Europeo de Mercado Interno, firmaron una carta en la que a nombre de toda la Comisión pidieron a los países miembros afrontar una nueva era post-Covid en la que las empresas del continente saliesen reforzadas y que se buscasen soluciones para reforzar la unidad de una industria europea.
Una carta abierta que habla de una Europa más fuerte con una industria más fuerte y que muchas grandes telecos europeas han interpretado como el primer paso para una apertura y para reconsiderar una limitaciones a fusiones en el sector que la Comisión mantiene desde hace más de una década.
Las fuentes consultadas indican que hay varias operaciones claves que dan pistas de estos nuevos aires en Europa y que podrían terminar desembocando en una regulación más flexible en cuanto a consolidaciones.
La primera es el anuncio de fusión entre O2 y Liberty en Reino Unido para crear el principal operador de este país. Las fuentes consultadas indican que otros tiempos, la Comisión habría bloqueado esta integración y de hecho en 2016 bloqueó la venta de la filial de Telefónica a Hutchinson porque alteraba el mercado de la competencia británica.
Operaciones de fusión
No obstante, en esta oportunidad se da por hecho que Bruselas le dará su bendición. Lo mismo pasa con la recientemente anunciada Opa de KKR y sus socios para hacerse con el control de MásMóvil. Las fuentes consultadas indican que Bruselas no se opondría a la operación.
Del mismo modo, el Tribunal General de la Unión Europea anuló a finales de mayo la decisión de la Comisión Europea de vetar la compra de la filial británica de Telefónica, O2, por Hutchison, del grupo Three, un inesperado espaldarazo para los planes de integración de las operadoras en todo el continente.
En mayo de 2016, la comisaria de Competencia y actual vicepresidenta del Ejecutivo comunitario, Margrethe Vestager, impidió la operación al considerar que provocaría una subida de precios, perjudicaría la innovación en el sector de las comunicaciones móviles y afectaría a las posibilidades de elección de los consumidores de Reino Unido.
Este dictamen no tiene realmente ningún efecto práctico en la actualidad, ya que esta operación está completamente abortada desde hace cuatro años, pero sienta un buen precedente para las eventuales futuras fusiones del sector y ha sido interpretado en las operadoras como un tirón de orejas a la Comisión en su intención de vetar todo este tipo de movimientos.
Una oposición ligada a Margrethe Vestager. Desde 2014 ha sido inflexible con el sector y ha bloqueado por todos los medios las peticiones de las compañías para que abra la mano en las fusiones.
Margrethe Vestager
Vestager, conocida además por ser el azote de las grandes tecnológicas y artífice de las investigaciones a Amazon, Google, Apple y por tener en el punto de mira a Facebook, ha alentado la existencia de nuevos operadores más pequeños que han tirado de costes más bajos para arrebatar clientes a los grandes.
Esto se traduce en que existan en estos momentos al menos 450 operadores en todo el continente que compiten en un mundo global contra tres de Estados Unidos y otros tantos en China: China Mobile, China Unicom y China Telecom.
El riesgo, dicen las operadoras del continente, es precisamente el mercado asiático, países que están regalando las frecuencias de 5G para que existan un despliegue más rápido de esta tecnología. En Europa en cambio, gobiernos como el de Alemania y el de Italia han cobrado miles de millones de euros por estas frecuencias.
Según reflejó este periódico al comienzo de este curso, las grandes operadoras lograban un mayor grado de sintonía para remar en una misma dirección. Hasta el momento, la sensación es que los equipos de políticas públicas (public affairs) de las grandes del continente -Deutsche Telecom, Orange, BT, Vodafone, Telecom Italia o Telefónica- iban por libre y ahora, habría muchos más puntos en común.
“Estamos trabajando, lento pero seguro, y es posible que logremos avances este curso”, decía una fuente familiarizada con el trabajo de las telecos en Europa. Es así como intensificarán las reuniones e intentarán demostrar a las autoridades comunitarias que son un sector clave para el desarrollo del continente y que las cortapisas regulatorias terminarán perjudicando a toda la economía.
Un trabajo que parece que podría dar sus frutos impulsado por el nuevo escenario que se abre para Europa y sus empresas, tras la fuerte crisis económica que está generando la pandemia del coronavirus. Una nueva Europa para un nuevo mundo.