La preocupación crece entre las operadoras de telecomunicaciones. Durante el primer trimestre los resultados han sido peores de lo esperado y los ingresos retrocedieron incluso al nivel del peor momento de la pandemia. Un complejo panorama para lo que queda del año en el que necesitarán grandes inversiones en 5G y el mercado seguirá siendo cada vez más competitivo.
Las sucesivas olas de Covid-19 y sus rebrotes ralentizaron el crecimiento económico y la actividad del sector, lo que sumado a los problemas endémicos de las operadoras dibujan un panorama preocupante, incluso peor de lo esperado a comienzos de año.
Orange fue la primera en presentar resultados reflejando una caída del 7,4% de su facturación global y del 10,2% de sus ingresos minoristas. Estas cifras representan el segundo peor dato trimestral desde que comenzara la pandemia y es solo superado por el 8,8% de caída del último trimestre del año pasado.
Las fuentes consultadas indican que los ingresos del resto de operadoras no estarán mejor y que, independientemente del desempeño individual, el sector volverá a arrojar una caída de ingresos en un trimestre en el que se suponía que la economía y las operadoras iban a comenzar a levantar el vuelo.
Los ingresos de los servicios minoristas de las operadoras llegaron a 32.211 millones de euros en 2020, lo que supuso un retroceso del 5,3% respecto al año anterior. Los datos de la estadística trimestral publicados por la CNMC indicaron además que la caída en una década fue del 28,5%.
Presión comercial
Las previsiones para este año no son mejores. Es verdad que el retroceso de los ingresos podría ser algo menor si es que la actividad económica se relanza durante el segundo semestre, pero se da por hecho que tendremos un nuevo curso con ingresos a la baja y con los márgenes de cada compañía cada vez más reducidos.
La integración de MásMóvil con Euskaltel no hará más que aumentar la presión comercial, ya que la operadora resultante buscará por todos los medios arrebatar a Vodafone el tercer lugar del mercado.
Por otro lado, y para defenderse de esta arremetida, tanto Vodafone como Orange continúan con agresivas políticas comerciales, vendiendo sus servicios y productos casi siempre por debajo del precio real.
Un mal endémico al que no ayuda el entorno regulatorio. En su rueda de prensa del jueves el CEO de Orange, Jean-François Fallacher, volvió a pedir un entorno regulatorio más propicio y que les ayudase a fomentar las inversiones que tienen que acometer en los próximos meses.
El sector cree que paga demasiados impuestos y que tiene que abonar demasiadas tasas en diferentes niveles de administraciones (estatal, autonómica y local). El sector pide una tributación "adecuada y justa", que además de promover el desarrollo del mercado y el despliegue de redes, "esté alineado con el entorno europeo, reduciendo con ello la brecha competitiva y el nivel de litigiosidad que padece la industria desde que se produjo la liberalización del sector de las telecomunicaciones".
Soluciones ante la crisis
El problema es que nada parece indicar que el Ejecutivo vaya a mover ficha en próximas fechas, lo que aboca a "una asfixia del sector", como señala algún directivo en privado. En ese sentido, las operadoras tienen tres caminos: buscar más integraciones, emprender duros planes de ajustes o esperar a que amaine el temporal.
En el primero de los casos, los efectos de la fusión MásMóvil-Euskaltel no se verán hasta entrado el año 2022, fecha para la que se espera la luz verde de todos los reguladores. Del mismo modo, parece difícil ver otro movimiento antes de dos años, ya que probablemente el sector quiera coger aire y valorar los efectos de esta integración antes de emprender otros caminos.
Por otro lado, diferentes bancos de inversión como Citi han indicado que el efecto de esta integración no mejorará sustancialmente las cuentas de Telefónica, Orange y Vodafone, porque su tamaño no es todavía lo suficientemente relevante como para hacer cambios sustanciales en el mercado.
En el caso de los ajustes, desde Orange no descartaron el jueves que en el futuro se abordase algún tipo de juste de personal. Es la única de las grandes que no ha tocado su plantilla en los últimos tres años, ya que Telefónica realizó su plan de bajas incentivadas en 2019 con 2.600 salidas y Vodafone realizó un ERE a casi mil personas a comienzos de este mismo año.
¿Esperar a que amaine el temporal? Parece ser la solución preferida en estos momentos, aunque las cuentas de cada una de las operadoras advierten que no se puede esperar demasiado tiempo en las actuales condiciones.
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