Las empresas de telecomunicaciones se han ganado la confianza en los últimos dos años de los fondos de capital privado (o capital riesgo), que han sido los protagonistas de un importante número de operaciones de inversión en un sector que no cuenta con el mismo respaldo en las bolsas. Una apuesta que, lejos de frenarse, se mantendrá durante algún tiempo más.
"No prevemos que la reciente ola de inversión privada en el sector de las telecomunicaciones se detenga, ya que los inversores privados se están aprovechando de la miopía de los mercados públicos", asegura Goldman Sachs en un reciente informe sobre el sector en Europa.
Los analistas de la entidad inciden en que en los últimos 18 meses los inversores privados han protagonizado más acuerdos -o intentos de ellos- que en los diez años anteriores, todo ello con el objetivo de capturar el "valor escondido" que ven en el sector de las telecomunicaciones.
De hecho, según los cálculos de Goldman Sachs, en el segundo trimestre de 2021 las inversiones de capital privado en empresas de telecomunicaciones alcanzaron los 440.000 millones de euros, una cifra histórica que está muy por encima, por ejemplo, de los 169.000 millones de euros de los tres primeros meses de 2015.
Este apuesta al alza por el sector confirma no solo que hay mucho capital privado dispuesto a invertir ahora mismo, sino también el hecho de que los inversores privados, que a menudo tienen horizontes de inversión de incluso varias décadas, están encontrando un valor a largo plazo en las telecomunicaciones que las bolsas (con horizontes mucho más cortos) no parecen estar dispuestas a pagar.
De hecho, el informe de Goldman Sachs apunta que en los mercados públicos todavía siguen castigando a los operadores de telecomunicaciones por las elevadas inversiones que tienen que realizar en redes, así como por los limitados rendimientos que ofrecen a corto plazo.
Ejemplos de este castigo han sido la fuerte caída del 8,3% que registraron los títulos de Vodafone la pasada primavera el día que la compañía anunció un aumento de su inversión en redes o la reducción a la mitad del precio de las acciones de BT debido en gran medida a su previsión de elevar su inversión en el despliegue de fibra.
Más que infraestructuras
Otro aspecto que es clave en esta nueva oleada inversora es que la apuesta de los fondos por el sector de las telecomunicaciones se está ampliando más allá de los activos de infraestructuras, como torres o redes de fibra, que son los que han atraído inicialmente las inversiones del capital privado dado su alto nivel de penetración y la baja competencia.
Sin embargo, tras mantener conversaciones con inversores privados y del sector bancario, Goldman Sachs cree que estos están cada vez más dispuestos a invertir en activos con más competencia y menos visibilidad, aprovechando además que parece que la regulación será ahora menos exigente con el sector.
Por ejemplo, señala que los inversores privados están interesados en invertir en todo el capital del operador, no solo en algunos de sus activos, o incluso en compañías que no tienen infraestructuras y solo son prestadoras de servicios. Otras empresas del sector que podrían captar su interés son las operadoras de cable que todavía prestan servicio en varios países de Europa.
Por otro lado, el informe también señala que otro cambio en la renovada apuesta que el capital privado está realizando por el sector está en el motivo de su inversión, ya que ahora tiene mucho menos que ver con la reestructuración de negocio y el recorte de costes y se centra cada vez más en apoyar un mayor gasto de capital (capex) en redes para generar antes mayores retornos.
De hecho, asegura que hay muchas evidencias que sugieren que es más probable que un inversor de capital privado respalde un nivel de gasto más elevado a corto plazo que los mercados. Un ejemplo es el de la danesa TDC, el operador más importante del país, que fue adquirido en 2018 por la firma Macquarie y tres fondos de pensiones daneses y que hoy en día invierte más en despliegue de redes que cualquier operadora cotizada.
En su opinión, este cambio de enfoque a la hora de invertir en el sector de las telecomunicaciones podría tener un impacto en las decisiones que deben adoptar los gobiernos a la hora de bloquear o no una operación que saque a un operador incumbente de bolsa y lo convierta en una compañía privada.
Ejemplos más relevantes
El ya mencionado caso de TDC no es el único que muestra el interés de los fondos por las grandes compañías europeas de telecomunicaciones. El pasado mes de noviembre, la firma de capital riesgo KKR anunció su intención "no vinculante y amistosa" de presentar una oferta pública de adquisición (OPA) por Telecom Italia (TIM)
La operadora incumbente italiana está actualmente analizando esta oferta, cuyo valor asciende a unos 10.800 millones de euros, con el fin de evaluar "adecuadamente" la extensión, el contenido, las condiciones y las consecuencias de esta muestra de interés realizada por KKR.
Pero no hace falta salir de España para constatar el interés de los fondos por las telecomunicaciones. Hace poco más de un año, KKR, Providence y Cinven compraron el cuarto operador convergente del país, MásMóvil, por unos 3.000 millones de euros, lo que puso fin a sus más de ocho años como compañía cotizada.
Atendiendo solo a los activos de infraestructuras, son numerosos los acuerdos vistos en los últimos años entre operadoras y fondos para crear empresas conjuntas que impulsen el despliegue de redes. Por ejemplo, los alcanzados entre Allianz y Telefónica y Deutsche Telekom e IFM en Alemania; Infravia e Iliad en Francia; Onivia y MásMóvil en España o Telecom Italia y KKR en Italia.
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