El 2022 no está siendo un buen año para el sector tecnológico. Prácticamente ninguna de las grandes compañías de la industria se ha escapado de la desconfianza de los mercados en los últimos meses, ya sean los gigantes digitales, las empresas de redes sociales o las plataformas de contenidos.
Tampoco les está yendo mucho mejor a los fabricantes de semiconductores o microchips en los últimos meses. Desde el inicio de la pandemia de la Covid-19, la industria se ha enfrentado a problemas de suministro dado el impacto que tuvieron las medidas de confinamiento en la producción de estos productos y el fuerte repunte de la demanda.
Más de dos años después, la cadena de suministro sigue sin haber recuperado la normalidad en un sector que está llamado a ser clave en el proceso de digitalización global. Y a él se ha sumado el impacto de la guerra en Ucrania, ya que este país es un suministrador relevante de materiales necesarios para la fabricación de chips, como el paladio, o de gases raros como el neón.
Según un informe de Bank of America recogido por 'TheStreet.com', la senda alcista en los tipos de interés que acaban de poner en marcha los principales bancos centrales del mundo o las perspectivas de una recesión económica a nivel mundial también están afectando negativamente al sector.
Aunque las compañías se han ido preparando para afrontar la crisis de suministros, son varias las empresas que en los últimos días han anunciado una rebaja de sus previsiones por el impacto que tendrá en su actividad la política 'Covid cero' que está aplicando China y el conflicto provocado por la invasión rusa de Ucrania.
Recorte de previsiones
La última compañía del sector en confirmar el impacto que tendrá la guerra y las medidas de confinamiento en China por los rebrotes de la pandemia ha sido Nvidia. La empresa cerró su primer trimestre fiscal con un aumento de la facturación del 46%, hasta los 8.288 millones de dólares (7.719 millones de euros).
Sin embargo, de cara a su segundo trimestre fiscal el fabricante de chips ha reconocido que sus ingresos serán menores de lo esperado y se situarán en torno a los 8.100 millones de dólares (7.544 millones de euros). La empresa estima que el impacto que tendrán la Covid y Rusia este trimestre será de unos 500 millones de dólares (466 millones de euros).
Unos días antes, Cisco comunicó que sus ingresos se habían estancado en su tercer trimestre fiscal. Una tendencia que prevé vaya a peor en el cuarto, para el que anticipa una inesperada caída de la facturación de entre el 1% y el 5% por los mismos motivos esgrimidos por Nvidia.
En concreto, su exposición a Rusia y Bielorrusia, países que representaban el 1% de los ingresos, le costó a la compañía 200 millones de dólares (186 millones de euros) en el tercer trimestre, mientras que las últimas medidas de confinamiento le han impedido distribuir los productos en los plazos que se había fijado.
Por su parte, Intel confirmó su previsión para el conjunto de 2022 pese a registrar un primer trimestre mejor de lo esperado. La empresa añadió que trabaja "incansablemente" para mitigar cualquier posible disrupción que tengan en sus operaciones la guerra en Ucrania y las medidas de confinamiento en China.
Tampoco hay que irse a Estados Unidos para escuchar voces que avisan de que los problemas que atraviesa la industria están lejos de solucionarse. "Actualmente, en un entorno que estamos viviendo con un conflicto en Ucrania, una crisis de las materias primas, la situación en Shanghái… estimamos que 2023 será todavía un año complicado en relación con los chips", ha señalado esta semana Javier González Pareja, presidente de Bosch en España y Portugal, en la presentación de resultados de la compañía.
Desplome bursátil
Todo este escenario ha llevado a que el índice del sector de semiconductores PHLX de la Bolsa de Filadelfia acumule en lo que llevamos de 2022 un descenso del 22,64% y se sitúe en los 3.115,35 puntos. Este selectivo está compuesto por las 30 mayores empresas de EEUU dedicadas al diseño, la distribución, la fabricación y la venta de semiconductores.
A mediados de esta semana el indicador llegó a caer hasta los 2.827,05 puntos, lo que suponía un descenso de casi el 30% desde principios de año. Sin embargo, los repuntes registrados en las tres últimas jornadas e impulsados por el anuncio de la compra de VMware por parte de Broadcom a un precio de 61.000 millones de dólares (56.815 millones de euros) han ayudado a frenar la sangría bursátil.
Entres los componentes más populares del índice de semiconductores, AMD acumula en lo que va de año un descenso de casi el 32%, mientras que Micron Technologies se deja más de un 23%, Qualcomm casi un 25%, Nvidia un 37,5% e Intel Corporation más de un 17%.
Un ejemplo concreto de cómo reaccionan los mercados a los problemas que sufren estas compañías fue la fuerte caída de casi un 14% que registraron las acciones de Cisco el pasado 19 de mayo tras presentar unas decepcionantes previsiones de cara a los próximos meses. En lo que va de año, su caída es de casi un 28%.
Pese a los problemas que en estos momentos atraviesa el sector, nadie duda del papel relevante que tendrá en el futuro y de una recuperación que llegará tarde o temprano. Para evitar los errores del pasado, las empresas están buscando nuevos países para instalar sus plantas de fabricación, actualmente concentradas principalmente en cinco mercados: China, Taiwán, Corea, Japón y EEUU.
Y los países se están lanzando a poner en marcha programas e inversiones destinadas a crear en ellos un ecosistema en torno a esta industria. Ente ellos España, ya que el Gobierno aprobó este martes el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) sobre microchips y semiconductores, que contempla una inversión pública de 12.250 millones de euros hasta 2027.