El pasado mes de julio cerró con la inflación en el 10,8%. Un dato que se mantiene en la tendencia alcista de los últimos meses y que impacta en todos sectores, aunque no todas las industrias están trasladando el incremento de los costes a los precios de sus productos. Este el caso de las empresas de telecomunicaciones.
Una industria que está absorbiendo los continuos incrementos del IPC y, al mismo tiempo, desinfla sus propios precios. Esta situación “reduce la capacidad de inversión de los operadores, y condiciona el futuro. El perfil de este sector no es sostenible ni en Europa ni en España”, señalan fuentes del sector.
Las empresas están siendo una víctima más de un IPC desbocado. La inflación de costes está disparando el precio de los bienes, materias primas y la energía con los que trabajan las compañías, "lo que está comprimiendo sus márgenes y poniendo en peligro sus resultados", continúan estas mismas voces.
Un sector deflacionario
De hecho, en los últimos meses y ante un escenario económico fuertemente marcado por la inflación y el aumento del precio de las materias primas, cada vez más empresas en España han llevado a cabo aumentos generalizados de precios o advierten que lo harán pronto.
Pero este no es el caso de las empresas de telecomunicaciones que, además, enfrentan una situación en la que sus ingresos disminuyen año tras año. “A pesar del fuerte crecimiento de clientes, el sector de la telecomunicaciones es deflacionario”, recuerdan las fuentes consultadas.
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Y hay diferentes razones que respaldan esta afirmación. Por un lado, la caída de los precios de la telefonía móvil en un 32% desde 2008. A lo que se suman pérdidas de más del 34% de los ingresos en los últimos 10 años y la erosión del valor del negocio en aproximadamente un 50%.
Y todo ello al borde de un nuevo ciclo de inversión en infraestructura 5G -para lo que harán falta alrededor de 6.000 millones en España- y la necesidad de hacer frente a volúmenes crecientes de tráfico y datos. “Un escenario que cuestiona la rentabilidad del sector y la viabilidad para acometer las inversiones en infraestructuras e innovación necesaria en el sector”, añaden.
Con la viabilidad para invertir comprometida y los incesantes incrementos de la inflación, “el perfil de la industria de las telecomunicaciones en Europa, pero especialmente en España donde se produce la mayor asimetría, no es sostenible”.