Ilustración con las banderas de Estados Unidos y China delante de un chip semiconductor.

Ilustración con las banderas de Estados Unidos y China delante de un chip semiconductor. Reuters

Tecnología

¿Trump o Harris? Quién será el mejor aliado de las firmas de chips en sus esfuerzos por reducir su exposición a China

El gigante asiático supone hasta el 60% de los ingresos de algunas empresas de semiconductores, que tardarán décadas en reducir su dependencia del país. 

9 septiembre, 2024 02:32

Las empresas tecnológicas de Estados Unidos, y en especial las firmas de semiconductores, llevan años trabajando para reducir su elevada exposición a China, ya que el país asiático es tanto uno de sus principales clientes como su mayor proveedor. Un "arduo" esfuerzo en el que la política, y en concreto las tensas relaciones comerciales que mantienen desde hace años ambas economías, desempeña un papel fundamental.

Un estudio elaborado por la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) califica como "tumultuosas" las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China durante los últimos ocho años con Donald Trump y Joe Biden como presidentes. Y la tecnología ha sido, sin duda alguna, uno de los ámbitos más claros de confrontación

Un escenario que los expertos no creen que vaya a cambiar mucho en los próximos cuatro años, tras las elecciones presidenciales que se celebrarán en Estados Unidos el próximo 5 de noviembre, haya un segundo mandato de Donald Trump o Kamala Harris se convierta en la primera mujer en presidir Estados Unidos.

"A pesar de las muchas diferencias entre las preferencias políticas de los candidatos presidenciales, también hay muchos puntos en común que son relevantes para el sector tecnológico estadounidense. Una postura dura contra China es la más obvia", señala Standard & Poor's en su informe. 

La agencia de calificación prevé que las tensiones entre Estados Unidos y China se mantendrán durante los próximos cuatro años con independencia de la nueva administración estadounidense y avisa de que "las represalias contra las empresas tecnológicas estadounidenses son un riesgo cada vez mayor".

Donald Trump

"Trump y Kamala Harris son dos platos de veneno para Pekín", señalaba recientemente a Financial Times Zhao Minghao, profesor del Instituto de Estudios Internacionales y del Centro de Estudios Americanos de la Universidad de Fudan, una de las más prestigiosas de China. Según el experto, ambos candidatos ven a China "como un competidor e, incluso, como un adversario". 

La postura de Trump respecto a China es de sobra conocida tras su primer mandato en la Casa Blanca. Hay que recordar, por ejemplo, que en 2018 impuso múltiples rondas de aranceles (de entre el 10% y el 25%) sobre determinadas importaciones chinas, incluidos bienes finales y componentes tecnológicos.

Donald Trump y Kamala Harris.

Donald Trump y Kamala Harris. Efe

En agosto de 2019, incluyó a Huawei y a muchas de sus filiales en la conocida como 'Entity List', lo que prohibió a las empresas estadounidenses seguir usando los productos del fabricante chino. La medida supuso un duro golpe para el negocio de Huawei, pero también perjudicó a muchas tecnológicas de EEUU que tenían una alta exposición a este proveedor. 

Con vistas a un posible segundo mandato, los analistas del Real Instituto Elcano señalaban en un reciente informe que Trump posiblemente tendría una retórica más dura que la mostrada estos últimos cuatro años por Biden hacia China, pero creen que, en la práctica, sus políticas serían continuistas. Por ello, ven probable que se mantenga la guerra comercial entre ambas economías.

Kamala Harris

Sobre la postura que mantendrá Kamala Harris hay más incertidumbre, pero existen pocos motivos para pensar que su política respecto a China no vaya a ser continuista de la Biden. Hay que tener en cuenta que antes de convertirse en vicepresidenta de EEUU, Harris, que nunca ha estado en China, tenía relativamente poca experiencia en asuntos exteriores.

Financial Times recuerda que en su discurso en la convención demócrata, Harris sólo mencionó una vez al país asiático, y lo hizo para prometer que "Estados Unidos, no China, ganará la competencia por el siglo XXI". Trump, por el contrario, se refirió a China 14 veces en la convención republicana y alardeó de haber mantenido a Pekín "a raya" durante su presidencia.

Por ello, será clave de quién se rodee Kamala Harris para diseñar y ejecutar su política exterior y de seguridad nacional en el caso de que finalmente sea elegida presidenta de Estados Unidos. Así, la duda reside en si mantendrá a su alrededor a los hombres fuertes de Joe Biden en estos campos, como el secretario de Estado, Antony Blinken, o el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.

No hay que olvidar que en estos últimos cuatro años Biden, entre otras medidas, introdujo controles a la exportación de determinados chips y equipos semiconductores avanzados a China. Según S&P, con esta medida el Gobierno de EEUU buscaba frenar el acceso de este país a tecnologías críticas que podrían utilizarse en aplicaciones militares, soluciones de inteligencia artificial (IA) o amenazar la seguridad nacional estadounidense.

Dependencia

Pese a las restricciones comerciales y los aranceles impuestos en los últimos ochos años, la exposición de los ingresos de muchas empresas tecnológicas estadounidenses a China "sigue siendo elevada, aunque menor que en 2017". "Y ello a pesar de la débil demanda económica que se observa actualmente en China", añade el informe de Standard & Poor's.

No obstante, algunas empresas, como los fabricantes de equipos semiconductores Applied Materials (del 19% al 27%), Lam Research (del 13% al 42%) y KLA (del 12% al 43%), han visto crecer su exposición a los ingresos procedentes de China, "lo que demuestra la importancia de la tecnología estadounidense para las ambiciones de China en semiconductores y en sus políticas industriales". 

Qualcomm es, de las grandes empresas del sector, la que tiene una exposición más significativa a China, ya que genera el 62% de sus ingresos (el 66% en 2017) en el país asiático. En el caso de los proveedores de semiconductores más relevantes del momento, como son Nvidia, AMD e Intel, entre el 15% y el 27% de su facturación procedió el pasado año de China.

Pero también hay que tener en cuenta la situación del resto de compañías tecnológicas que operan más allá del negocio de los semiconductores. S&P pone de ejemplo el caso de Apple: sólo el 19% de sus ingresos se generan en China, pero sigue teniendo una alta dependencia del país como fabricante de sus productos y proveedor de sus componentes pese a sus esfuerzos por diversificar su cadena de suministro

Impacto

Con este nivel de dependencia, S&P avisa de que si se produce una repentina escalada de las tensiones comerciales con China con la nueva administración, que conduzca a aranceles más altos para las importaciones estadounidenses o a una prohibición china de determinados productos de EEUU, las empresas con mayor exposición sufrirán "el golpe de inmediato". 

En este contexto, la agencia de calificación crediticia prevé que los esfuerzos de estas empresas tecnológicas para frenar la alta dependencia de sus ventas de China, así como la cadena de suministro tecnológico del país asiático, serán "largos y arduos".

Y es que aunque muchas empresas tecnológicas planean fabricar más de sus productos en mercados emergentes como India, Vietnam, Malasia e Indonesia, es complicado que puedan reasignar gran parte de su producción manufacturera de China en un corto periodo de tiempo sin comprometer la ejecución.

"Al igual que es difícil y lleva tiempo diversificar la exposición de los ingresos más allá de China, también llevará años o incluso décadas conseguir que la cadena de suministro de tecnología reduzca su dependencia de China como centro de fabricación y ensamblaje", concluye.