El turismo en España es uno de los sectores más castigados por la expansión del COVID-19 en nuestro país. Más allá de las grandes cadenas hoteleras, cuyo apoyo en la lucha contra esta enfermedad resulta encomiable, los pequeños propietarios de alojamientos turísticos ven cortarse de raíz los ingresos que les aportaban sus primeras o segundas viviendas.
De hecho, los representantes territoriales del sector dan por perdidos marzo y abril, una vez pospuestas Fallas, Feria de Abril y las procesiones de Semana Santa, y temen empezar la temporada desde casi cero a partir junio.
Este negocio moviliza 185.000 viviendas en España y mueve 8.500 millones de euros anuales, de los cuales 2.900 millones se corresponden con los costes de alojamiento y la cifra restante, 5.600 millones, tienen que ver con otra actividad económica relacionada con la estancia de los usuarios de sus viviendas de uso turístico, según la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos (Fevitur).
Pues bien, Fevitur estima en 260 millones de euros la cifra actual de sus pérdidas económicas como consecuencia de la crisis del COVID-19 en España. Esto solo los alojamientos registrados en base a la ley. Si sumáramos toda la economía sumergida alrededor de este negocio el montante sería mucho mayor.
Tolo Gomila, presidente de Fevitur, destaca que “el sector turístico y las industrias vinculadas a él han sido un apoyo financiero para España a la hora de impulsar la salida de la crisis del país”. “Esperamos ahora, en este momento de debilidad del sector, que las administraciones y la sociedad en su conjunto entiendan la importancia que para todos tiene su supervivencia y estabilidad”, añade.
David García, CEO de Sonneil Rentals, señala que “nos enfrentamos a un periodo de paralización provocado por el propio contexto de permanencia en los hogares, lo que ha desembocado en una contención del mercado que se mantendrá, al menos, durante las próximas semanas”.
La compañía que gestiona el alquiler de viviendas turísticas comenzó el año con muy buenos resultados, en la línea de los obtenidos en 2019. Sin embargo, “en relación a las visitas previstas para marzo, todas han sido canceladas”.
“De momento, los clientes están siendo previsores y, dada la situación en la que a diario se producen actualizaciones, están siendo muy consecuentes”, expone David García.
En cuanto a las reservas de verano, el CEO de Sonneil Rental indica que “continúan intactas, puesto que aún existe margen para aquellos alquileres previstos para junio, julio o agosto”.
Las islas, un desierto aislado
La peculiaridad geográfica de Canarias y Baleares, que normalmente juega a su favor como imán de turistas, es un traje chaqueta de hormigón que hunde el negocio de los alojamientos turísticos en esta crisis de confinamiento y cierre de fronteras.
Hasta el momento, la Asociación Canaria del Alquiler Vacacional (Ascav) valora las pérdidas económicas directas de las viviendas vacacionales en Canarias derivadas de las cancelaciones, sólo en concepto de alojamiento, “en torno a los 156 millones de euros y entre 15.000 y 17.000 puestos de trabajo directos”.
Ante esta situación, la asociación denuncia la “enorme irresponsabilidad" que le parece "que en estas circunstancias Ascav no haya recibido ninguna información directa, ni haya sido convocado junto al resto de sectores del turismo para ser informado”. “El Gobierno de Canarias ha ninguneado al 25% de la oferta de camas turísticas que, según sus propios datos, suponen las viviendas vacacionales y casi 1.300.000 turistas que vinieron a este tipo de alojamientos”, reclama.
El caso de Baleares es similar. “Estamos confiscados dentro de la isla, en una ratonera”, clama Jordi Cerdó, presidente de la Federación de Estancias Turísticas Vacacionales de Mallorca. “Han cancelado casi todas, si no todas, las reservas en la federación mes a mes hasta junio, es decir, marca, abril y mayo”, lamenta. “No sabemos cómo se arregla eso”, ahonda.
De acuerdo a los cálculos de la Federación ETV de Mallorca, las fincas generan unos ingresos para sus propietarios de 30.000 euros/temporada aproximadamente. Con más de 14.000 alojamientos turísticos en la isla, eleva el negocio anual a 420 millones de euros.
Teniendo en cuenta que la temporada va de Semana Santa a noviembre, ocho meses, los ingresos mensuales ascienden a 52,5 millones de euros. Por tanto, las cancelaciones por la pandemia del coronavirus que señala Jordi Cerdó van a suponer dejar de ingresar por ahora 157,5 millones de euros.
Barcelona, de vacacional a residencial
En el caso de la Ciudad Condal, la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur) calcula unas pérdidas de 30 millones de euros. Por comparar, este negocio mueve unos 432 millones de euros al año. “Casi el 100% de lo que había reservado entre el 15 de marzo y el 15 de abril se ha cancelado”, afirman.
El presidente de Apartur, Enrique Alcántara, señala se han frenado las nuevas reservas. “La gente no reserva el verano aún, hay demasiada incertidumbre”, explica. Sin embargo, la situación ha provocado que muchos alquileres vacacionales se conviertan en alquileres de temporada “para dar respuesta a la demanda de turistas que se han quedado atrapados en la ciudad y para personal sanitario o de emergencias”.