La Unión Europea (UE) pidió abrir las fronteras a España antes del 1 de julio y, dicho y hecho. No las ha abierto el 15 de junio como la mayoría de países miembros, pero sí una semana antes de lo previsto, el 21 de junio. Una buena noticia para el sector turístico que lo pedía a gritos, pero que no servirá prácticamente de nada. ¿Por qué?
Principalmente porque llega tarde y países competidores como Italia o Portugal nos llevan la delantera. “El anuncio es positivo, pero no da tiempo a la reacción comercial”, critica el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda.
Eso quiere decir que los grandes operadores turísticos como aerolíneas o agencias de viajes no tienen tiempo suficiente para programar vuelos o montar paquetes turísticos.
Además, “los extranjeros no improvisan sus compras a última hora”, recuerda Zoreda. Los alemanes, por ejemplo, no son como los españoles y necesitan más tiempo para planificar. Por eso, el sector cree que no servirá de mucho adelantarse una semana. “La noticia era buena, pero nos hubiera gustado más saberlo con anticipación”, lamenta.
Lo que demuestra que la industria turística no funciona a golpe de anuncios en cuestión de días. Otro problema añadido es que las contradicciones del Gobierno con las fechas confunden a los turistas internacionales. Hasta en tres ocasiones se han dado días distintos de apertura del turismo.
Falta de ingleses
Y, por último, el sector turístico sigue necesitando que lleguen turistas ingleses. Según el anuncio de Sánchez, desde el 21 de junio desaparecerá la obligación de cuarentena para los viajeros de los países del espacio Schengen. Espacio en el que no está incluido Reino Unido (tampoco Irlanda), por lo que hasta el 1 de julio no podrán venir.
Sin embargo, la decisión del Gobierno de Reino Unido de aplicar una cuarentena a turistas y residentes que lleguen al país echa para atrás a los ciudadanos que quieran salir del país puesto que no querrán pasar 14 días de cuarentena a la vuelta de sus vacaciones.
Una pérdida muy importante para el sector turístico. De los 83,7 millones de turistas que recibimos el año pasado, algo más de 18 millones de ellos fueron ingleses. Nuestro principal emisor, seguidos por Alemania y Francia con 11,1 millones de visitantes en 2019.
“Tendríamos que saber cuándo serán posibles los acuerdos bilaterales con Reino Unido”, señalan desde la alianza turística Exceltur, quienes abogan por alcanzarlos lo antes posible con España o a través de la UE.
En duda la seguridad
A todo esto hay que sumar que no todas las comunidades autónomas están de acuerdo con la medida anunciada el pasado domingo por Sánchez. Juan Marín, vicepresidente de la Junta de Andalucía criticó la decisión de adelantar al 21 de junio la apertura de las fronteras por considerar que “se hace sin planificar unas garantías sanitarias”.
Si bien Marín planteó que Andalucía “está preparada" en el ámbito sanitario para asumir la llegada de turistas extranjeros, planteó que habría que recurrir a pruebas en origen que garanticen que la persona que viaja a España no es portador del coronavirus. Y luego establecer otro cuando regrese a su país.
Sin embargo, desde la Confederación Española de Agencias de Viaje (CEAV) su vicepresidente, Rafael Gallego, recuerda que no solo es una cuestión de seguridad, sino de “hacer gala de un destino preparado para cualquier situación”. Un ejemplo de ello son los alojamientos que Baleares ha reservado para trasladar a los turistas alemanes que están llegando en caso de contagios.
Y sindicatos como CCOO advierten de que la “prudencia” es lo importante. “Nos preocupa que algo en lo que hemos trabajado en los últimos meses se rebajen esos estándares de seguridad en la práctica. Se consideran esas guías como catálogos de buenas prácticas, pero son más que eso”, señala el secretario general de CCOO, Unai Sordo.
83.000 millones en juego
Con o sin adelanto de apertura de fronteras, el sector turístico se enfrenta a pérdidas de 83.000 millones de euros, según Exceltur. Entre el 15 de marzo y el 30 de junio el sector perderá 43.460 millones de euros respecto de 2019. La caída de 28.000 millones de actividad turística en el tercer trimestre y de 12.000 millones en el cuarto trimestre, representa una caída total adicional de 40.000 millones sobre esos 43.000 millones ya acumulados.
De esta forma, un millón de puestos de trabajo se van a ver afectados por la caída de la actividad en el conjunto de 2020, bien por estar acogidos a ERTE o al desempleo. De cumplirse la situación de expectativas de evolución de la demanda, a finales del año 2020 el número de personas afectadas por la caída de la actividad se situaría en 725.000 personas.