La guerra comercial entre EEUU y China salta a un nuevo campo de batalla: el de las salidas a bolsa. En un momento en el que la crisis del coronavirus fuerza a muchas compañías a buscar financiación adicional, Pekín acelera la reforma de la Bolsa de Shenzhen para evitar la fuga de empresas hacia un Wall Street que en muchos aspectos parece ajeno a la epidemia.

Las prisas por reformar la bolsa china de referencia para las empresas de perfil tecnológico no son casualidad. Después de largos meses e incluso años de retraso en la implementación de ciertos cambios, la agenda de novedades en Shenzhen es más que abundante para las próximas semanas. Este acelerón no tiene otro objetivo que el de hacer virtud de la necesidad, según varios bancos de inversión consultados por Invertia.

La necesidad la tienen las empresas: la de buscar financiación adicional después de meses castigadas por el confinamiento. Una situación que ha dificultado el acceso al crédito bancario y ha paralizado las rondas de financiación fuera de mercado de las que se nutren muchas startups y pymes. En definitiva, un contexto en el que cada vez más firmas chinas se plantean colocar parte de sus acciones en bolsa para nutrirse de recursos financieros y, además, ganar visibilidad.

El 'Nasdaq made in China'

La virtud la busca el Gobierno de China, que pretende aprovechar la situación para dar un considerable impulso al mercado ChiNext de la Bolsa de Shenzhen. Esta es una plataforma que estaba pensada para convertirse en el ‘Nasdaq chino’, pero que no había terminado de despegar debido a las restricciones vigentes tanto para la admisión y negociación de títulos como para la participación de inversores internacionales.

Para mayor afrenta a Wall Street, el paso al frente de Pekín llega en un momento en el que la Bolsa de Nueva York ofrece un atractivo incontestable para las empresas que se disponen a dar el salto a la cotización. Y más si se trata de tecnológicas. No es de extrañar que este sea el sector que actualmente está liderando el regreso de debuts al mercado estadounidense tras semanas de sequía.

Aunque EEUU se enfrenta a un rebrote del Covid-19 en cerca de la mitad de su territorio, el apetito por las grandes tecnológicas no ha decaído en Wall Street. Incluso tras un rally exponencial y parejo al empeoramiento de previsiones macroeconómicas nacionales y globales, las recomendaciones de los analistas no aportan síntomas de agotamiento en su optimismo.

Este es uno de los grandes motores detrás de los máximos históricos en los que se mantiene el Nasdaq pese al deslizamiento de la economía estadounidense por el abismo de la recesión. Y no hay que olvidar que este es el mercado que en buena medida pretende replicar el ChiNext. “Un mercado que, casualmente en un país el que muy pocas cosas ocurren por casualidad, tiene su sede a solo unos pocos kilómetros de Hong Kong”, la región autónoma en la que se ubica el principal mercado bursátil de China y a la que EEUU acaba de señalar, según apuntan en una gestora especializada en inversiones en Asia.

Donald Trump en la Casa Blanca. Reuters

Con este objetivo de retener en casa los debuts de las empresas chinas, la Comisión Reguladora de Valores del país anunció ya este viernes que simplificaría los procesos de solicitud a partir de este mismo lunes, a la par que permitiría una más libre fluctuación de precios en los cinco primeros días tras el debut.

Por si todo lo anterior fuera poco, en la hoja de ruta del supervisor chino está contemplado que para las cotizadas en el ChiNext se amplíe el tope máximo de variación intradía al 20%. Esta cota supone el doble de lo que hasta hace poco regía para el resto de plazas bursátiles continentales en China, en las que ya se habían aliviado ciertas restricciones, especialmente en Shanghái.

Las experiencias de Luckin y JD

A los banqueros de inversión no se les escapa tampoco que este movimiento de China llega poco después de la expulsión de Luckin Coffee del Nasdaq por un problema de falseamiento de cuentas. Una sanción que, según algunos inversores, ha sido demasiado contundente por dejar a muchos inversores sin posibilidad de contar con herramientas de liquidez para finiquitar su inversión en la cadena de cafeterías china de filosofía similar a la de la estadounidense Starbucks.

Y sin olvidar la todavía reciente opción de JD.com por llevar su debut secundario a Hong Kong -seis años después de estrenarse en el Nasdaq- en lugar del que se supone que tendría que haber sido su mercado local de referencia. Una decisión marcada porque el hongkonés es un parqué más accesible al inversor internacional, aunque esta sea una característica que precisamente está en riesgo tras el anuncio de EEUU de retirar ciertos privilegios a la región semiautonóma y antigua colonia británica.

Aunque el hermetismo que se exige a las empresas chinas antes de iniciar formalmente el proceso de salida a bolsa hace muy difícil calcular qué volúmenes están en juego, se estima que la lista de candidatas al estreno bursátil podría ser considerable.

Más aún si se tiene en cuenta que, a diferencia de Europa, en China los peores compases de la epidemia se superaron ya hace semanas, lo que facilita que las compañías hayan calibrado mejor el estado de su balance y que los inversores vuelvan a mostrarse más favorables hacia operaciones de mayor riesgo como una colocación inicial de títulos.

A por el liderazgo digital

Este impulso de Pekín al tejido tecnológico chino llega, además, solo dos meses después de una de sus apuestas más decididas y arriesgadas: la puesta en marcha de su propia red pública de blockchain. Mientras las grandes economías del mundo ‘hibernaban’, incluida la estadounidense, vio la luz BSN, siglas inglesas para el nombre oficial de la Red de Servicio de Blockchain.

Es el proyecto con el que China quiere dar un golpe de efecto en plena guerra fría comercial y situarse al frente de la nueva economía digital e incentivar la proliferación de proyectos empresariales en esta línea. No hay que olvidar que en plena escalada de aranceles, los sectores más perjudicados fueron el tecnológico y el agrícola.

En este sentido, el blockchain no es solo la base de las criptomonedas, sino que también lo es de la gestión de ciudades inteligentes, archivos cotejados en tiempo real, trazabilidad de mercancías, cadenas de datos inmodificables por un único usuario, análisis ágil de ‘big data’ y un largo etcétera de nuevas aplicaciones y herramientas vinculadas con herramientas como la inteligencia artificial, novedosas, poco explotadas y atractivas para unos inversores sedientos de nuevas cotizadas innovadoras.

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