Ryanair es la reina de los cielos españoles (y europeos). En plena pandemia, en el mes de julio, siguió liderando el ranking de tráfico aéreo en España con 1,4 millones de pasajeros transportados, según datos de Aena. Una situación que contrasta con los efectos de la Covid sobre su modelo de bajo coste, abocado al abismo si no encuentra nuevas fuentes de ingresos. Escenario que plantea dudas e incertidumbre. Pero, ¿estamos ante el fin de su low cost?
La situación actual de Ryanair por la Covid es la siguiente. La low cost registró unas pérdidas después de impuestos de 185 millones de euros en el trimestre (de abril a junio). Actualmente, está operando el 60% de su calendario de vuelos normal en agosto y espera llegar al 70% en septiembre.
Además, la propia compañía reconoce que los tres meses han sido los "más desafiantes en los 35 años de historia de Ryanair". Y lo peor de todo es que ni tan siquiera su gurú y CEO, Michael O’Leary, es incapaz de prever lo que ocurrirá. "Dada la incertidumbre actual, Ryanair no puede anticipar una cifra positiva de beneficios después de impuestos para el año fiscal 2021 en este momento", dicen.
Como consecuencia de todo ello, prevé ajustes en su plantilla. En España, las negociaciones con los sindicatos están rotas y la aerolínea amenaza con despidos si no aceptan los recortes salariales. Para colmo, un nuevo golpe judicial en España suma otra derrota en su casillero: los tribunales anulan el ERTE en las bases canarias y de Girona.
Cuatro años sin ayudas
Así que la situación, lejos de mejorar, se alargará en el tiempo. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) prevé que el volumen de pasajeros no se recuperará hasta niveles precovid antes de 2024.
Es decir, cuatro años en los que también jugará en contra de la irlandesa la falta de ayudas estatales. Prácticamente todos los grandes grupos europeos han recibido rescates de sus gobiernos (Lufthansa, Norwegian o el grupo Air France-KLM, entre otros) o ayudas en forma de créditos, como algunas aerolíneas del grupo IAG (Iberia y Vueling).
Rescates que O’Leary lleva denunciando desde hace varios meses. "Esta ayuda estatal distorsionará la competencia y permitirá que las compañías de bandera insostenibles se dediquen a la venta por debajo del coste durante muchos años", criticaron en la presentación de resultados trimestrales. Hasta se ha posicionado contra el rescate que se negocia para Air Europa en España.
Un 'low cost' tocado
El éxito del modelo de Ryanair consiste en tener aviones llenos volando constantemente y la gran mayoría en aeropuertos secundarios, donde muchas de sus rutas reciben subvenciones. Cada minuto que una aeronave está en tierra está perdiendo dinero.
Y con la crisis del coronavirus no están despegando tantos aviones ni con tantos pasajeros como les gustaría (antes tenía un 95% de ocupación). Actualmente opera el 60% de su programación y prevé que el tráfico del año fiscal 2021 caiga un 60%, desde 149 millones hasta 60 millones.
Otro de los pilares fundamentales del negocio de Ryanair también se tambalea: los ingresos suplementarios, servicios auxiliares o ancillary. Si alguien piensa que vender solo billetes baratos y ser rentable son sinónimos está equivocado.
Un tercio de los ingresos totales de Ryanair proceden de este apartado. Parte de ellos se consiguen con la venta a bordo (comida, bebida, tarjetas de ‘Rasca y gana’ y hasta perfumes). Ahora, las medidas de seguridad impuestas por la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA, en sus siglas en inglés) restringen estos servicios; aunque a Ryanair le cuesta acatar las normas y ya ha sido denunciada.
En este escenario, la duración de los efectos de la Covid en el tiempo juega en contra de la irlandesa. Así que está claro que el modelo low cost de Ryanair necesita un rediseño para poder mantener la esencia de su existencia: vuelos baratos -sin comodidades, ni lujos- y grandes beneficios para la empresa.