Nuevo golpe al turismo. El impacto del coronavirus ha echado abajo uno de los programas turísticos más rentables y con más solera de España: el Imserso. Más allá del millón de jubilados que no viajarán este año tras la suspensión de la nueva temporada 2020-2021 avanzada por Invertia, el Gobierno y la industria tiemblan con el impacto económico que tendrá la interrupción de estos viajes.
Y no es para menos teniendo en cuenta las cifras millonarias que mueve este programa cada año. Para hacernos una idea, nos fijaremos en los datos de la temporada pasada (que en abril se vio interrumpida por primera vez en la historia de estos viajes).
El programa estuvo dotado con 900.000 plazas, participaron unos 320 hoteles y la mayoría de las agencias de viajes españolas del país. Además, se estima que se crearon 12.000 empleos al permitir que muchos hoteles no cerrasen en plena temporada baja ya que se desarrolla entre octubre y mayo del siguiente año.
En este último punto es donde más golpeado se siente el sector turístico. Con la temporada de verano cerrada, los viajes del Imserso permitían a muchos hoteles estar abiertos y a muchos destinos desestacionalizar la temporada. Y, este año, hubiera sido un balón de oxígeno tras la mala racha de verano. Sin embargo, la industria del turismo tampoco podrá tirar de esta medida para desestacionalizar.
En el plano empresarial, del programa se beneficiaban tanto grandes como pequeñas empresas. Está organizado por los grandes operadores del mercado representados a través de Mundiplan (Iberia, IAG7 Viajes y Alsa) y Turismo Social (antigua Mundosenior, formada por Globalia y Barceló). Pero, muchas agencias, empresas de autocares y hoteles pequeños participaban en el desarrollo de los viajes.
Una ruina para el Estado
Cabe recordar que el programa de viajes del Imserso lleva 35 años en funcionamiento y cada temporada siempre ha ampliado plazas. En 1985, el Instituto Nacional de Servicios Sociales, organismo entonces dependiente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, inició, con carácter experimental, un Programa de Vacaciones financiado parcialmente y destinado a los mayores de 65 años.
Desde entonces ha sido todo un éxito económico del que no solo se ha aprovechado el sector turístico. El Estado se beneficia de forma indirecta de estos viajes -que subvenciona parcialmente-. Se calcula que por cada euro que el Gobierno invierte en los viajes del Imserso recibe 1,56 euros. Es cierto que estos cálculos son de hace años, pero incluso fuentes del sector creen que podría ser mayor la rentabilidad en las últimas temporadas.
Ese beneficio lo consigue gracias a que los viajes del Imserso favorecen la creación y mantenimiento del empleo en el sector turístico. Sin estos viajes, muchos trabajadores de estos establecimientos acabarían en el paro. Por lo que tendrían que cobrar una pensión de desempleo a cargo del Estado. Así, el Gobierno sigue recaudando el IVA, Impuesto de Sociedades e IRPF y se ahorra el pago del desempleo.
A estas cargas sociales se suma la de los ERTE, cuya negociación para extender sus condiciones se lleva a cabo hoy entre patronal, sindicatos y Gobierno bajo un telón de fondo complicado. El sector turístico con la CEOE a la cabeza pide que se extiendan hasta la próxima temporada ante la duda de si llegarán a todos los subsectores del turismo y a todos los tipos de contrato.
Alternativas al programa
Y aquí se abre ahora un nuevo escenario: abrir el programa a familias o gente joven para compensar la caída del turismo senior. Esta alternativa ya la venían reclamando distintos actores del sector, como la cadena Barceló, y podría ser una manera de dinamizar la demanda turística y, por tanto, el empleo, así como de evitar generar más cargas para las arcas del Estado.
De hecho, el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, se muestra dispuesto a “poner sobre la mesa alternativas”, abogando por un debate que debe “acompasar” con el diálogo social, el diagnóstico “compartido” entre administraciones y “escuchar al sector sobre sus necesidades”.
“Bien estimulando la demanda o apoyando a través de otras iniciativas, son todas medidas que, no cabe duda, vamos a valorar”, añadió en una comparecencia que ha tenido lugar en Benidorm. Y tal vez sea ahora -y no más tarde- cuando se deban valorar esas posibilidades para reactivar la maltrecha industria turística.