Bruselas

El brexit del aeropuerto de Gibraltar desatasca el proyecto de Cielo Único Europeo. Esta iniciativa se puso en marcha para dar respuesta a la creciente congestión del tráfico aéreo y los retrasos en los vuelos, que se traducen además en un mayor uso de combustible y más emisiones de CO2. Su objetivo es reducir la fragmentación del espacio aéreo entre los diferentes Estados miembros y mejorar el funcionamiento de la gestión del tráfico y de los servicios de navegación aérea.

Sin embargo, las negociaciones sobre el Cielo Único Europeo llevan bloqueadas desde el año 2014. "Una razón clave para el estancamiento de las discusiones era el desacuerdo entre Reino Unido y España sobre el estatus del aeropuerto de Gibraltar", admite ahora la Comisión Europea. El Gobierno español exigía excluir al aeropuerto de Gibraltar con el argumento de que fue construido sobre un istmo ocupado ilegalmente por Reino Unido. Londres pedía que el Peñón sí que participara en esta iniciativa. 

El resultado es que durante seis años no ha habido ningún avance en este proyecto. "Tras el brexit, este obstáculo (del choque entre Madrid y Londres) ya no existe", proclama con alivio el Ejecutivo comunitario. En efecto, Reino Unido abandonó la Unión Europea el pasado 31 de agosto y dejará también el mercado interior y la unión aduanera al final del año, cuando concluya el periodo de transición. Londres no participa en el Cielo Único Europeo ni tampoco el aeropuerto de Gibraltar, por lo que España puede levantar su veto.

Por todo ello, la Comisión Europea ha presentado este martes un nuevo proyecto de reglamento para reactivar las negociaciones a 27. El objetivo sigue siendo modernizar la gestión del espacio aéreo europeo y establecer trayectorias de vuelo más sostenibles y eficientes. Eso puede reducir hasta un 10% las emisiones de los aviones, según los cálculos de Bruselas.

La comisaria de Transportes, Adina Valean, durante la rueda de prensa de este martes Jennifer Jacquemart/CE

La propuesta coincide con la fuerte caída del tráfico aéreo por el impacto de la pandemia del Covid-19, que ha provocado una crisis sin precedentes en el sector. El Ejecutivo comunitario sostiene que la reforma es ahora más importante que nunca para reforzar la resiliencia de la gestión del tráfico aéreo en la UE y mejorar su capacidad de adaptarse rápidamente a la demanda.

"Los aviones a veces tienen que zigzaguear entre diferentes bloques de espacio aéreo, lo que aumenta los retrasos y el combustible consumido. Un sistema de gestión de tráfico aéreo eficiente significa rutas más directas y menos energía utilizada, lo que conduce a menos emisiones y costes menores para nuestras aerolíneas", ha dicho la comisaria de Transportes, Adina Valean.

En 2019, sólo los retrasos costaron a la UE un total de 6.000 millones de euros y generaron 11,6 millones de toneladas extra de CO2. Bruselas sostiene que su propuesta para revisar el Cielo Único Europeo estimulará también la innovación digital, ya que abre el mercado para servicios de datos en el sector. "Con las nuevas reglas, ayudamos al sector de la aviación a avanzar en la doble transición verde y digital", asegura Valean.

La propuesta de reglamento todavía tiene que ser negociada y aprobada tanto por los Gobiernos de la UE como por la Eurocámara antes de entrar en vigor.

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