Andalucía vive por segundo año consecutivo una pesadilla que nunca hubiera deseado vivir. Con el turismo como principal motor económico, ni en los peores presagios hubiera imaginado que la Covid-19 iba a poder con su Semana Santa. Suspendidas las procesiones por segundo año consecutivo, los cofrades no son los únicos que lamentan la noticia, también las cientos de empresas que viven de la llamada Semana Mayor.
Como en el caso de la moda flamenca, el sector cofrade tiene sus particularidades. Tras pymes centenarias se esconden trabajos de carácter artesanal que pasan de generación en generación. Hablamos de oficios especializados bajo encargos a largo plazo y que difícilmente pueden reinventarse. El sector engloba empresas centradas en diversos campos: telas, flores, cera, imaginería, etc.
En la localidad jienense de Andújar se encuentra la fábrica de velas y cirios Bellido, que desde el siglo XIX provee a las hermandades andaluzas de esta materia tan necesaria para iluminar las estaciones de penitencia. Manuel, descendiente del fundador de la fábrica, afirma que esta segunda Semana Santa sin procesiones se notará mucho más. Al ser un producto de fabricación artesanal, los encargos se hacen con mucha antelación: “El año pasado se canceló todo a un mes vista, con muchos pedidos hechos y entregados”, afirma en conversación con Invertia.
En los últimos ejercicios Bellido había manufacturado más de 150.000 kilos de cera, sin embargo, en este año prevén que la caída sea de más de un 70%, algo que ha afectado directamente a la plantilla- “Habitualmente contamos con 18 trabajadores, pero la situación ha hecho que ahora sólo estemos trabajando nueve personas”, hasta hace poco eran siete, pero dos empleados salieron del ERTE en el que estaban. Al tratarse de una actividad artesanal, los empleos han ido pasando entre generaciones de iliturgitanos.
Manuel espera unos años duros: la cera que las hermandades compraron a su fábrica para las procesiones de 2020, si se almacena en buenas condiciones, podrá servir para la próxima Semana Santa. Donde sí mantienen los ingresos es con los conventos o las iglesias, pero suponen un pequeño porcentaje de su producción.
Ante las dificultades que pueden encontrarse en este sector, las administraciones se han puesto manos a la obra. El primero ha sido el Ayuntamiento de Sevilla que ha aprobado un plan de reactivación de los sectores económicos vinculados a la Semana Santa. El presupuesto municipal incorpora una enmienda de casi un millón de euros para actividades e iniciativas que se desarrollen en torno a la gran cita.
De su lado, también la Junta de Andalucía ha mostrado su apoyo al sector que mueve miles de millones en una única semana. El Gobierno andaluz ya anunció la convocatoria de ayudas para la conservación, restauración e inventario de inmuebles del patrimonio histórico con carácter religioso con una partida presupuestaria de 750.000 euros.
Pese a las buenas intenciones de los ejecutivos, el sector no termina de ver las ayudas prometidas. Es el caso de la Asociación de Arte Sacro de Sevilla, según reconoce su presidente, Francisco Carrera. Valora los planes avanzados pero lamenta que al sector “no le llegue ninguna ayuda” porque todas son indirectas. “Esperábamos ayudas concretas y no diluidas en hermandades”, explica en declaraciones a Invertia.
“No tenemos plan B”
Si nos centramos en Sevilla y su provincia, más de 200 empresas componen el variado sector que acumula pérdidas incalculables que no paran de crecer. “Los encargos son nulos. El trabajo se está mermando y se está traduciendo en reducir personal”, lamenta Carrera quien -por suerte- no tiene constancia de cierre de empresas por el momento.
Reconoce que la suspensión de las procesiones de 2020 no se notó en términos económicos ya que los encargos se hacen con tiempo suficiente de antelación. Sin embargo, no tienen la misma suerte en este nuevo año. “No hay nuevas contrataciones”, alerta junto a la falta de un plan B que reinvente al empresariado.
“Nuestro trabajo empresarial no tiene cabida en otros espacios”, advierte el representante del arte sacro sevillano. Estima que la recuperación del sector llegará con el éxito de las vacunas y la vuelta de los grandes eventos que permita impulsar a las hermandades. “Ellas (las hermandades) no tienen ahora cómo conseguir recursos. Es necesario que la normalidad vuelva para que nos nutran al resto de empresas”, apunta.
Mil y un sectores
Como ya se ha avanzado, el sector está compuesto por otros tantos que ven como agua de mayo las ayudas anunciadas. Uno de ellos es Joaquín Gómez, florista de profesión. Califica la medida económica como un balón de oxígeno mientras reconoce lo “fastidiada” que está su industria. La Semana Santa concentra el 50% de su facturación anual total y pide "a Dios" que la recuperación llegue en 2022.
En ese mismo sector se desenvuelve en Cádiz Ramón Fernández, florista y bordador que lleva trabajando para las cofradías desde 1995. Actualmente es autónomo, lo que le ha permitido recibir alguna de las ayudas que las administraciones han facilitado a este sector. Al tratarse de un trabajo físico y presencial, ha habido meses en los que no ha tenido ingresos.
“Normalmente me dedico exclusivamente a las hermandades, pero en 2020 había aceptado la ornamentación de algunas bodas que, al final, también se suspendieron”, afirma Ramón. Este 2021 sí está recibiendo algunos encargos, pero afirma que “la gente no tiene prisa y se está paralizando mucho”. Uno de los aspectos que destaca este gaditano es que las hermandades no pueden preparar, como habitualmente, eventos que les ayuden a obtener ingresos extraordinarios, eso hace que, en cierto modo, exista algo de miedo y parálisis en este sector.
Otras de las empresas que miran a la Semana Santa son las agencias de viajes como gran motor económico de la capital hispalense. Así lo explica el presidente de la Asociación Empresarial de Agencias de Viaje de Sevilla, José Manuel Lastra. Aunque echa de menos ayudas directas a su castigado sector, confía en que tengan su repercusión en la reactivación turística.
Por otro lado, quedan las bandas de música, habitualmente formadas por aficionados y jóvenes que tocan tras los pasos como hobby. Una banda puede cobrar de media unos 6.000 euros por día, con picos de más de 12.000 los días de más demanda -Jueves y Viernes Santo- que sirven para el mantenimiento de los locales de ensayo, instrumentos y uniformes.
Este sector se está sufriendo en menor medida, porque muchas formaciones musicales mantienen sus ensayos, aunque el ingreso esté haciendo que se pierdan empleos de directores o profesores de solfeo e instrumentación. En Málaga, por ejemplo, algunas bandas han recibido de las cofradías que les habían contratado en 2020 un 60% de lo estipulado. Se ha tratado, en este caso, de colaborar con las formaciones para mantener una actividad que está más cercana a la obra social que a lo económico.
En el sector de la talla en madera o la orfebrería, los encargos se han paralizado. Los talleres que estaban trabajando en proyectos con una fecha de finalización concreta ahora cuentan con otros tiempos para finalizarlos, ya que están recibiendo mucho menos trabajo del habitual. Si había entregas previstas para estrenar en esta Semana Santa de 2021, las hermandades han pedido retrasar esos trabajos y, además, redefinir los calendarios de pago. Muchos cambios para un sector artesanal con siglos de historia.