Hasta julio, España recibió la visita de más de 9,8 millones de turistas internacionales, lo que supone un 25,8% menos que en el mismo periodo de 2020. Un dato bastante dramático que deja entrever algo todavía más preocupante: los turistas premium o de lujo que el Gobierno quiere captar son los que menos vienen a pesar de las campañas de promoción.
Estamos hablando de viajeros procedentes de Rusia, países nórdicos, Estados Unidos y del resto de América. En concreto, estos viajeros descendieron un 65,3% (hasta los 48.159 visitantes), un 46,9% (532.317), un 43,8% (203.946) y un 55,7% (324.513), respectivamente. Así lo reflejan los datos publicados hace unos días por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Todos estos turistas son calificados por nuestro país como viajeros de calidad, ya que se dejan mucho más dinero que el resto en el destino. De ellos, tan sólo el INE arroja los datos que reflejan el poder adquisitivo de los ciudadanos de los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega e Islandia).
En lo que va de año, estos se han dejado 732 millones de euros, un 42,8% menos. En julio, por ejemplo, gastaron de media 1.464 euros (por encima de los 1.190 euros de media que se gasta un visitante en el país o de los 813 de los franceses, que son los turistas que más nos visitaron en España). No solo van a la playa, sino que realizan un turismo de compras muy valorado.
Hay una explicación para que estos turistas hayan dejado de venir que guarda cierta lógica con la situación que vive el turismo a nivel mundial. Estos turistas son de largo radio y los vuelos en este segmento aún no se han reactivado del todo. De hecho, EEUU llegó a desaconsejar viajar a España por los rebrotes de la pandemia en nuestro país. Un duro varapalo que se sumó al de países como Alemania, Francia o Países Bajos o al famoso semáforo de Reino Unido.
Tampoco ha venido este año otro potencial turista premium como es el asiático, aunque todas las políticas que se toman llevan el mismo fin: el de captar su atención.
Una muestra de ello es que este verano se creó Forward Mad, una plataforma apoyada por el Ayuntamiento de Madrid, a través de Madrid Destino y Turespaña, que ha sido diseñada para posicionar a Madrid como el primer destino para el turismo de lujo en Europa. A la vista está que ya no es solo una política a nivel estatal, sino que ciudades como Madrid también quieren posicionarse con una planta hotelera de lujo.
Problemas de promoción
Pero este verano las cosas no han salido del todo bien. En julio, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, presentó ante representantes del sector turístico estadounidense los planes turísticos del ministerio y trasladó los protocolos de movilidad para viajar a España de forma segura.
Maroto quiso con esta visita reforzar la imagen de España como destino seguro y de calidad y reforzar el mercado estadounidense, que es uno de los de mayor potencial de crecimiento para recuperar el turismo tras la pandemia.
Además, encaja en el modelo turístico del futuro en el que trabaja el Gobierno, que persigue añadir a la oferta de sol y playa otros productos como el turismo de interior, el turismo gastronómico, el ecoturismo o el de patrimonio cultural. Sin embargo, de poco o nada sirvió puesto que una semana después EEUU desaconsejó a sus turistas viajar.
La oportunidad británica
Pero este año a España se le ha abierto otra oportunidad en el segmento del turismo de lujo. Debido al Brexit, los residentes en este país pueden comprar libre de impuestos en la Unión Europea –a excepción de Canarias, donde no hay tax free–.
Esto provoca que 6 de cada 10 turistas de este país estén dispuestos a gastarse en compras un 50% más en sus viajes por suelo comunitario, según el informe ‘El Brexit y España como destino de compras’ realizado por el operador de tax free Global Blue.
España tiene, por tanto, la oportunidad para posicionarse como destino de compras para estos viajeros en un momento en el que los británicos vacunados pueden viajar a nuestro país sin necesidad de guardar cuarentena a su regreso.
El lado negativo es que tampoco están llegando muchos británicos porque España mantiene el ámbar en el semáforo de Reino Unido. En lo que va de año, solo han venido 828.516, un 65,3% menos. Con todo, al menos hay otro frente al que atacar una vez pase la pandemia.