El sector aéreo ha sido uno de los más perjudicados por la pandemia. Y dentro de este, la aerolínea Air Europa es de las que más problemas ha tenido para sobrevivir. En 2020, se vio obligada a pedir un rescate de 475 millones de euros a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), además de un crédito ICO por valor de 141 millones. Dos años después, la factura de la pandemia se nota mucho en sus cuentas y en su estructura.
Una estructura que en términos de empleo ha adelgazado en 1.385 personas desde 2019 (cuando la plantilla era de 4.238 trabajadores). A cierre del ejercicio 2021, el último auditado, tenía una plantilla de 2.853 personas (sin incluir al personal correspondiente a las concesionarias de handling del grupo), según datos del Registro Mercantil.
Esta plantilla, además, ha sufrido varios ERTE. Primero por causa de fuerza mayor en pandemia y después por causas económicas y productivas (ERTE ETOP). Este último terminó el pasado 30 de septiembre.
Pero lo peor de todo es que en estos dos años la aerolínea ha acumulado pérdidas de 732 millones. En 2020, fueron de 427,7 millones. Un año después sus números rojos descienden a 304,3 millones. Ese mismo año los ingresos aumentan, pasando de 758 millones en 2020 a 898 millones en 2021.
Son datos que mejoran gracias a que se empezó a reactivar el tráfico aéreo. No obstante, están muy lejos de 2019, cuando Air Europa ganó 28 millones y facturó 2.340 millones de euros.
De hecho, a pesar de las pérdidas, el ejercicio 2021 supone un alivio para el grupo ya que hace justo un año estuvo cerca de pedir un segundo rescate público, mientras que la auditora (KPMG) puso en duda la viabilidad de la compañía por el “alto grado de exposición del sector”.
Debido a la pandemia y sus problemas de tesorería, esta situación “indica la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad de la sociedad para continuar como empresa en funcionamiento”, señaló la auditora de las cuentas de 2020.
Tráfico y acuerdos
En cuanto al tráfico, las cuentas arrojan el duro impacto que sufre la compañía. Hablamos de que en 2019 transportó 13,1 millones de pasajeros con un 83% de ocupación y en 2021 poco más de 5 millones con un 74% de ocupación.
A pesar de ello, la compañía sigue apostando por su continuidad en solitario. Y lo hace, entre otras cosas, renovando su flota de aviones con la idea de traer ocho aviones Boeing para 2023. Con este fabricante cerró un acuerdo a través del cual la aerolínea unificará sus aeronaves en torno a los modelos Boeing 787 Dreamliner y Boeing 737 MAX.
Operación con Iberia
La pandemia también ha sido la culpable directa de que la operación de compra de la aerolínea por parte de IAG haya sufrido cambios desde el primer intento de compra allá por noviembre de 2019 y en el que IAG estaba dispuesta a pagar 1.000 millones por la filial de Globalia. Ese acuerdo se rompió y se pactó otro camino a seguir este año.
En concreto, el 17 de marzo, IAG y Globalia llegaron a un acuerdo en virtud del cual la matriz de Iberia concedería a Globalia un préstamo no garantizado de 100 millones de euros a siete años con opción de convertirlo en un 20% de sus acciones.
El 15 de junio se formalizó, según avanzó este medio. Esto se produjo gracias al visto bueno del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) necesarios para dar salida al préstamo.
Y en agosto, IAG convirtió el préstamo otorgado a Globalia por valor de 100 millones de euros en una participación del 20% de Air Europa. Ahora va a por el 100% de la aerolínea a pesar de las trabas que pudiera poner Bruselas y de la resistencia del fundador de Globalia y dueño de Air Europa, Juan José Hidalgo, que cree que la aerolínea es viable por sí sola.
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